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Introducción

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Como profesionales del periodismo asociado al entretenimiento y al espectáculo, hemos entrevistado a lo largo de los años a mujeres de la industria del cine y la televisión, y hemos visto, con sorpresa en algunos casos, la imperiosa necesidad de imponer criterios más allá de una perspectiva de género.

La mirada sobre el trabajo de la mujer en el cine se ha precipitado, con la activa participación de mujeres de la industria, en el proceso del compromiso femenino por causas sociales tan justas como el pedido mayoritario para frenar el alarmante crecimiento de los femicidios en nuestro país, cristalizado en el grito de “ni una menos”, con su organización espontánea y multitudinaria, que sorprendió a la sociedad que asistía anestesiada a las noticias sin involucrarse.

Luego, la lucha por la legalización del aborto, con los pañuelos verdes como estandarte y divisa, redobló la apuesta: mujeres del cine, actrices, directoras, productoras fueron la cara más visible de un fenómeno que trascendió fronteras y sumó adhesiones en el mundo entero.

La lucha sumaba espacios y exigía, cada vez más, un lugar de igualdad ante problemas sociales y creación artística, y a la vez, política.

Acompañando este fenómeno, apoyando cada palabra escuchada en entrevistas y asistiendo a funciones en las que la pantalla nos devolvía imágenes potentes, intercambiando ideas y reflexiones en todo el país, somos testigos de privilegio de un proceso que, con dificultad, pero irrefrenable, llegó para quedarse.

¿De qué se habla cuando se habla de cine feminista o simplemente cine hecho por mujeres?

¿Hay algo que lo caracteriza y define?

Ya no se trata de enunciar el empoderamiento femenino. Ya está, es un hecho. En la sociedad, en la industria del cine, en las productoras, actrices, directoras y equipos técnicos, todas configuran un fenómeno que es visto como de avanzada en el mundo, en comparación a otras cinematografías e industrias del entretenimiento en donde aún se discute y señala la poca participación de las mujeres y la voz masculina acalla el fenómeno conocido globalmente como #MeToo.

El camino recorrido desde la negación del nombre en los créditos de una producción a películas realizadas solo por mujeres es largo, rico, potente, justo, injusto, vigoroso, débil, pero siempre interesante, digno de ser escuchado e investigado.

Las protagonistas de este libro hablan y reflexionan. Voces diversas, contradictorias entre sí, pero no por eso en conflicto, sino complementarias, son las figuras de un camino posible que ofrecemos desde las páginas de este libro. Hay muchísimos más, los invitamos a recorrerlos y sumar ideas.


Mujeres, cámara, acción

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