Читать книгу Entre dos ríos - Romina Zanellato - Страница 8
ОглавлениеSon las ocho y afuera recién atardece. La del asiento de al lado no llora más, parece dormida. Por su ventana veo la tierra opaca y el degradé pastel del cielo. De vez en cuando irrumpen en mi campo visual unos árboles apretados, fugaces. Acá se escuchan los tiros de una película de acción, los mocos del nene de adelante y el berrinche sostenido hace media hora de un bebé en el último asiento. Del otro lado está el sol, yéndose con dos rayos rosados que se clavan como flechas a unas nubes sobre el horizonte, pompones teñidos de violeta. Ni siquiera intento dormir.
Se sacude el micro en la ruta pero yo estoy quieta en mi asiento, mirando para afuera. Sospecho de mi calma. Voy al lugar del cual mis abuelos escaparon, sin saber para qué. No sé mucho de la historia ni cómo se fueron. Se me ocurre que siempre la mejor forma de huir es en tren. Al recorrido hay que vivirlo a una velocidad en que la mente pueda asimilar el trayecto. Como ahora, que estoy amasando la posibilidad sobre un Chevallier.
Los ceibos pasan y yo sigo de cuerpo inmóvil pero con la mirada movediza, como un perro encandilado sobre la ruta. Se escucha el latir de su corazón.