Читать книгу La conquista del sentido común - Saúl Feldman - Страница 15

IV
“IR CONTRA LOS PROPIOS
INTERESES”

Оглавление

EL VIAJANTE

(ASGHAR FARHADI, 2017)*

* Forushandeh (El viajante) es una película de 2016, dirigida por el iraní Asghar Farhadi, que se ocupa del deseo de venganza de un marido que ve afectada su “hombría” a partir de un ataque sexual sufrido por su esposa, en una sociedad tradicionalista, religiosa y machista como la iraní. El film muestra cómo ese deseo vengativo lo envuelve en una serie de actos crueles, desconsiderados respecto de su propia mujer, la víctima, a la que termina perdiendo. Se trata de un joven matrimonio de actores, burgueses, intelectuales, progresistas, que debe dejar su departamento en refacción y se instala en otro que les consigue un amigo, en el que han quedado pertenencias de su antigua moradora, una mujer que aparentemente se dedicaba a la prostitución. Ellos están representando La muerte de un viajante, dejándonos ver una construcción en espejo entre la historia de la película y la pieza teatral.

Cuando un individuo ataca a la esposa mientras esta tomaba un baño, se desatan a la vez la preocupación del esposo por la mujer, herida y conmocionada, y su ira. Encuentra al atacante, un señor mayor, cabeza de una familia de clase media tradicional iraní, que tenía una relación con la prostituta que había vivido en esa casa. Queda claro que el individuo no intentó violarla: primero la confundió con su amante, luego se vio tentado de verla desnuda y, asustado al verse descubierto, la atacó. La historia refleja en espejo aspectos centrales de la célebre obra de Arthur Miller, de 1949, aunque la relación entre sistema social-cultural e individuo es más unívoca y totalizante en Miller que en la película de Farhadi. En la obra de teatro, el protagonista, producto frustrado del sueño americano, llega a la edad de su retiro considerándose importante y reconocido en su rol de vendedor de una firma, y aunque en la realidad está en franca decadencia, abandonado a su suerte por su patrón, tiene envueltos en esa fantasía grandilocuente a sus dos hijos y a su esposa. Despótico, responsable de haber generado una familia dependiente y frustrada como reflejo de su propio engaño, el viajante decide, ante el descalabro emocional y financiero que sobreviene, quitarse la vida. Por fin, su mujer se pregunta por qué nadie ha asistido al sepelio.

El protagonista del film iraní, arrastrado por un paradigma cultural naturalizado e impuesto por la sociedad, ve cómo su ira −que su mujer desaprueba− va desplazando el amor que siente por ella −que bajo tales circunstancias queda amenazado− por el mandato de vengarla.

Ambas historias muestran, en conjunto, el poder de sistemas culturales que, marcándolos con una impronta individualista y exitista por un lado, y machista por el otro, lleva a los personajes a destruirse a sí mismos y a sus vínculos más cercanos. Esa impronta cultural es tan fuerte en el personaje iraní que lo lleva a repetir la situación de La muerte de un viajante, sin haber comprendido nada de la obra que montaba con su compañía.

Esta tragedia no aprendida, este no aprendizaje, habla de cuán difícil es para los protagonistas entender sus “verdaderos intereses”, atrapados en sistemas que generan fantasías trágicas para ellos. Esos personajes que van en contra de sus propios intereses se hacen cargo, entonces, de la impronta ilusoria del sistema (el sueño americano, el machismo), confundidos en una trama de valores muchas veces contradictorios.

El viajante obtuvo en 2016 el Óscar a la mejor película extranjera y en el Festival Cannes los premios a mejor actor y mejor guión, escrito por el propio Asghar Farhadi.

La conquista del sentido común

Подняться наверх