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INTRODUCCIÓN

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NO ES PAÍS PARA VIEJOS (EN LA ARGENTINA,

SIN LUGAR PARA LOS DÉBILES, JOEL Y ETHAN COEN, 2007)*

* No es país para viejos (en la Argentina, en mala “traducción”, Sin lugar para los débiles), de 2007, dirigida por los hermanos Joel y Ethan Coen. Basada fielmente en la novela de Cormac McCarthy, de 2005, es una película acerca de los tiempos que corren, el cambio de valores que se da en contextos sociales e históricos complejos y los diferentes paradigmas éticos que están en juego. El relato se inicia en la frontera desértica entre México y EE. UU.: un robo y un enfrentamiento entre bandas de narcotraficantes desencadena la historia. Cuenta cómo un asesino por encargo, un psicópata (Javier Bardem), persigue a un hombre no involucrado directamente en la transacción fallida −que terminó a los tiros y dejó un tendal de muertos− pero que se ha apoderado del dinero. Y retrata, además, a un alguacil ya mayor (Tommy Lee Jones) que, en el final de su carrera, queda a cargo de la investigación. Como otros films de los Coen, este constituye una reflexión moral sobre un mundo que se transforma y ya no es para viejos, para sus reglas de lealtad y solidaridad básicas. El foco está puesto sobre la responsabilidad personal volcada en las decisiones que cada uno toma: el alguacil, frente a un condenado a muerte que ha capturado, y a punto de presenciar su ejecución, reflexiona sobre la parte que le cabe en esa revulsiva situación social; el sujeto que se ha apoderado de un dinero que no le pertenece, de manos de un moribundo, decide volver al desierto a darle de beber, poniendo en peligro su propia vida. Y estas actitudes son contrapuestas al condicionamiento que impone el personaje del psicópata a sus víctimas casuales. A estas les reclama supuestas responsabilidades personales sobre una situación que les impone arbitrariamente, en un marco de reglas compulsivas, crueles, que les presenta como si fueran parte de una elección libre y natural (elegir cara o cruz en el lanzamiento de una moneda para decidir su destino: vida o muerte). Funciona este relato como una alegoría del actual sistema social en crisis. Señala, en concreto, el deterioro general de los valores vinculares en la sociedad estadounidense –extrapolable a cualquier otra en la que domine el neoliberalismo–, y apunta, al mismo tiempo, al rescate de otros valores: el amor y la solidaridad (en la relación del alguacil con su compañera; en la del personaje que se apodera del dinero con el moribundo a quien no conocía; en la rebeldía de la novia de ese personaje frente al poder arbitrario y cruel que el psicópata le quiere imponer, etc.).

Tres premios Óscar obtuvo No Country for Old Men (mejor película, mejor director y mejor actor de reparto), además de tres premios BAFTA y dos Globos de Oro.

La conquista del sentido común

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