Читать книгу Los reinos en llamas - Sally Green - Страница 18

Оглавление

TASH

TÚNELES DE LOS DEMONIOS

Estás viva, tal vez. Aunque también es posible que estés muerta. Lo único que sabes es que todo está negro, silencioso y frío como la piedra.

El negro es el negro más oscuro. Hay piedra por todas partes, sólo que no puedes verla. Da lo mismo si tus ojos están abiertos o cerrados: es negro.

El silencio es total.

Encerrada en una caja, solitaria y silenciosa.

Pero adentro…

Es un maldito ruido el que siento dentro de mi cabeza. Maldito ruido, maldito. Y puedo escuchar mi propia respiración, lo que significa que todavía estoy viva, ¿cierto?, pero ésta no es forma de vivir y la voz en mi cabeza es tan ruidosa en ocasiones —COMO AHORA— que creo que me estoy volviendo LOCA, LOCA, LOCA, o que estoy soñando y que voy a despertar, pero nunca despierto, y tal vez esto es sólo el comienzo de la locura y tal vez la locura sea mejor que la muerte. Y ahí es cuando sé con certeza que no estoy loca ni muerta, soy más prisionera de la piedra que un condenado y en verdad, pero en verdad, tengo un frío del demonio. Nadie debería sentir este frío. Frío que se mete en los huesos.

Aunque he sentido más frío.

Como en aquella tormenta en la que Gravell y yo estuvimos atrapados por tres días en un hoyo de nieve, acompañados sólo por sus gases para mantenernos calientes. Ciertamente, el lugar no estaba en silencio en ese momento, mientras él soltaba pedos.

Tash intentó reír, pero las lágrimas ya corrían por su rostro y empezó a sollozar.

Negro, silencio, o soledad.

No tengo miedo de morir o de volverme loca, pero no quiero sufrir; deseo que alguien tome mi mano, odio sentir esto. Quiero a Gravell y sus apestosos pedos, tanto, tanto.

Los demonios la habían dejado allí para que las paredes de piedra se deslizaran sobre ella, atrapándola en este pequeño espacio del tamaño de un ataúd.

¿Por qué me hicieron esto?

Las paredes se habían deslizado hacia ella, pero hacía mucho que habían dejado de moverse. Tash no tenía idea de por qué. No estaba segura de si los demonios querían que muriera o sólo encarcelarla. Se aferró a la esperanza de que no le habían permitido morir… así que tal vez esto fuera un castigo.

Y tal vez ellos saben que en verdad lo siento mucho y que en verdad nunca más quiero volver a lastimar a un demonio. Y si saben eso, entonces tal vez me dejarán salir.

Tienen que dejarme salir pronto.

¿Me equivoco?

Los reinos en llamas

Подняться наверх