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Prólogo de Lars Anderås, ex director de Misiones de las Iglesias Pentecostales en Suecia

Göran llegó a nuestro hogar en Huancayo cuando yo era pequeño. Ya que vivíamos lejos de la capital, las visitas de Suecia siempre eran anheladas y emocionantes. Nadie sabía entonces que los días que él se quedó con nosotros se transformarían en años de servicio en el Perú. El amor entró de por medio y causó que los planes de Göran y Anita cambien totalmente.

Dios nos llama de distintas maneras para servirle. En este caso el llamado era para un lugar específico por medio de una decisión estratégica. Hicieron un profundo análisis sobre dónde había mayor necesidad de una iglesia. La respuesta fue Chulucanas en el norte del Perú y llegó a ser la obra de toda una vida.

Mis padres llegaron al Perú a mediados de los años cincuenta y fundaron una iglesia a modelo del movimiento pentecostal sueco: una red de iglesias autónomas. Después llegaron más misioneros de Suecia, Noruega y Dinamarca difundiendo el movimiento a lo largo y ancho del país. Dos de ellos fueron Anita y Göran y aquí está el resumen de su historia.

Yo mismo he trabajado como misionero, pero también he trabajado con misiones a nivel central y así tuve el privilegio de visitar a muchos países alrededor del mundo y ver muchas formas de misiones. Desde esta perspectiva puedo decir que estoy profundamente impresionado con la obra misionera en el Perú.

Los misioneros en el Perú han tenido un enfoque claro de levantar iglesias. Pero nosotros como seres humanos no solo tenemos necesidades espirituales. Si uno vive entre gente sin recursos para satisfacer las necesidades básicas, un cristianismo verdadero hace lo posible para ayudar a su entorno. Por eso hay muchos proyectos que combinan el propósito de ayudar a la gente con la meta de levantar iglesias.

A la vez se le ha dado énfasis en el liderazgo local. Si uno como misionero construye la obra alrededor de sí mismo como persona, la obra rara vez sobrevive cuando uno se ve obligado a dejarla. Uno mismo tiende a pensar que es indispensable y puede ser doloroso ver que una iglesia siga creciendo sin mi presencia. Pero es un liderazgo saludable cuando otros entran en acción y se aseguran de la continuación de la obra.

Aunque no he tenido el privilegio de visitar la obra en el norte del Perú, la he seguido a la distancia. Mi impresión es que han logrado construir un liderazgo local y que bajo éste el trabajo sigue desarrollándose.

Es por eso que este libro no solo es el relato de una vida interesante sino también un documento importante, una pieza central en el rompecabezas que es la historia moderna de las misiones.

Lars Anderås

Ex Director de Misiones de las Iglesias Pentecostales en Suecia (F.d. ledare för Svensk Pingstmission i Sverige)

Vetlanda, Suecia, 27 de julio de 2020

En las manos del alfarero

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