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Prólogo de David Johansson, pastor y misionero

Cuando a principios de los años 2000 llegué a conocer a Anita y Göran, me encontré con un relato de vida y una historia misionera fantásticos. Cuando Göran salió de Blekinge a principios de la década de 1970 a visitar a un amigo en el Perú, no podía imaginarse lo que le esperaba. Cuando la flecha del amor dio al blanco en los corazones de Carlos y Anita, hija de un pastor, no solo se encendió el fuego de amor sino un llamamiento misionero que todavía sigue ardiendo.

Ambos tenían un anhelo de ganar almas para Cristo y de construir una iglesia donde no había muchas. Dejaron la gran ciudad de Lima y viajaron al norte del Perú, a la región de Piura. En la ciudad de Chulucanas alquilaron una casa y comenzaron a evangelizar en sus calles y plazas. Tocaban la guitarra, cantaban, predicaban y las personas se entregaban a Jesús.

Se fundó una iglesia que actualmente tiene más de noventa anexos y que cada fin de semana reúne cerca de siete mil quinientas personas incluyendo a los niños. La iglesia tiene un Seminario Bíblico que cada año forma a muchos líderes.

Cuando en el 2006 terminaron su periodo de trabajo misionero y se jubilaron, tuve el privilegio de estar presente en su culto de despedida en Casa de Oración. ¡Qué experiencia! Cientos de personas estaban reunidos. Al final la iglesia quería honrar a sus misioneros e invitaron a Göran y Anita a subir a la plataforma. Querían mostrar cómo empezó todo y como había crecido la obra.

Anita y Göran recibieron una vela cada uno. Con sus dos velitas encendieron las velas de los que estaban a su lado. Y así sucesivamente hasta que todas las personas en la iglesia tenían su vela prendida. La luz eléctrica estaba apagada. Cuando todo el local logró iluminarse con todo el centenar de velitas, la iglesia agradeció a Dios y a los misioneros que habían traído el fuego a Chulucanas. Es una bella imagen de como el fuego del evangelio puede encenderse y compartirse.

Gracias Anita y Göran porque les he podido conocer y ver el fruto de su servicio misionero de total entrega al Señor en el Perú.

Cuando haya la fiesta de bodas en el cielo van a haber muchos que les van a estar eternamente agradecidos por que asumieron el reto de ser misioneros.

Para ti que lees este libro y para los amigos de Anita y Göran solo quiero asegurarles que lo que leen es verdad. ¡Imagínate que cuando Dios llama, lo más fantástico puede suceder!

Para Anita y Göran:

Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún. (Heb 6.10)

David Johansson

Pastor y misionero

Pingstkyrkan Arken Värnamo

Värnamo, Suecia, 7 de septiembre de 2020


Foto 01: Ellen, Karl Göran (Carlos), Hans, Margaretha Olsson, Jämjö, Suecia, 1953


Foto 02: Anita Cueva y familia, Huancayo, Perú, 1962


Foto 03: Matrimonio de Anita y Carlos Olsson, Huancayo, Perú, 4 de noviembre de 1972


Foto 04: Carlos y Anita Olsson visitando «campos blancos» en la sierra de la provincia de Morropón, Perú, 1975


Foto 05: La familia Olsson, Ann-Caroline, Ingrid Verónica, Cecilia, Suecia, 1984

En las manos del alfarero

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