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CORAZÓN, RIÑONES, HÍGADO Y CARNE
ОглавлениеLa teología del Salterio utiliza las imágenes del cuerpo para transmitir una serie importante de sentimientos e ideas. Corazón, por ejemplo, constituye un término de gran virtud teológica y antropológica. En sus formas bíblicas –en hebreo, leb y lebab–, «corazón» aparece 858 veces en el Antiguo Testamento y la gran mayoría de las veces se refiere a las personas, aunque en algunas ocasiones se relaciona con Dios –¡en solo 28 instancias!–, siendo la más famosa la que se incluye en Oseas 11.8.
En primer lugar, la referencia al «corazón» describe inicialmente el órgano humano, particularmente en los pasajes que describen enfermedades y dolencias físicas (Sal 38.10). Y porque es un órgano humano interno, la imaginación popular lo relacionó con lo oculto, lo secreto, lo inaccesible, lo escondido, lo impenetrable. Esa particularidad se pone en clara evidencia con la declaración teológica que afirma que solo Dios conoce los secretos más profundos del corazón humano (Sal 44.21). Inclusive, el Señor puede discernir y ver las intimidades del corazón, sin ser engañado o defraudado por expresiones externas (1S 16.7).
En el pensamiento semita, el corazón era el asiento de las emociones, p.ej., como el deseo humano (Sal 21.2); además, era visto como la fuente de las actividades intelectuales (Dt 29.4; Sal 90.12). ¡La gran clave de la sabiduría de Salomón era que tenía un «corazón que escuchaba»! (1 R 3.9-12). También en las Escrituras hebreas el corazón se relaciona con las acciones, la voluntad y las decisiones de las personas. Inclusive, las respuestas humanas a la gracia divina se relaciona con el corazón (Ez 36.26).
Dios también tiene corazón. En el corazón divino se preparan sus planes (Sal 33.11), y «le pesa el corazón» cuando su creación abandona su voluntad y se dedican al pecado y la maldad (Gn 6.6). En efecto, el arrepentimiento divino se relaciona con las acciones de su corazón (Jer 18.8; Jon 3.10), que en este contexto no significa arrepentimiento por alguna maldad, error o pecado, sino que cambió de opinión. De acuerdo con las Escrituras, el Señor que no solo cambia de opinión sino que manifiesta sentimientos humanos específicos, como el sufrimiento (Os 11.1-11; 13.4-14).
Otras partes del cuerpo humano que se utiliza en las Escrituras para transmitir conceptos son los riñones, el hígado y la carne. Aunque en hebreo se utilizan estas expresiones, en castellano se usan palabras como corazón, mente o alma. La referencia a los riñones con regularidad se relaciona con las imágenes del corazón, pues revela los sentimientos humanos más profundos de las personas (Sal 7.10; 16.7; 73.21). La expresión hebrea que se refiere al «hígado» se ha traducido como «alma» (Sal 19.9) o como «corazón» (Sal 108.1). La idea detrás de las imágenes y también de las traducciones bíblicas es destacar lo profundo de los sentimientos, pues los órganos que se utilizan de base para el desarrollo de las ideas son internos, y enfatizan la profundidad y seriedad.
En hebreo las referencias a «carne» aluden generalmente a la humanidad de las personas, en contraposición a la divinidad, o describen la mortalidad humana para contrastarla con la eternidad divina. Dios está consciente de esa realidad humana y recuerda que las personas son solo carne (Sal 78.39), razón por la cual manifiesta su misericordia y amor.