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EL USO DE LOS SALMOS EN LA BIBLIA
ОглавлениеLa influencia destacada del estilo literario y los temas del Salterio se pone de manifiesto claramente a través de toda la Biblia. Los escritores bíblicos se apoyaron en los salmos para transmitir sus ideas y para afirmar los valores de la fe que promulgaban; y evocando los salmos, articulaban sus mensajes y transmitían sus enseñanzas .
En boca de varios personajes bíblicos de importancia se ponen salmos de gran envergadura teológica: p.ej., Ana (1 S 2.1-10), David (2 S 2.51) y Ezequías (Is 38.10-20). El pueblo, en ocasiones solemnes, expresa sus sentimientos ante Dios en la misma tradición lírica: p.ej., al cruzar el Mar Rojo (Éx 15.1-18), al trasladar el Arca del pacto (1 Cr 16.8-36) y en la dedicación del Templo (2 Cr 6.41-42). En la literatura profética se pueden encontrar buenos ejemplos del uso de ese particular estilo poético: p.ej., Isaías12.1-6, Jeremías 14.7-9,19-22 y Habacuc 3.1-19. Y los maestros del pueblo, conocidos también por su sabiduría, siguieron esa misma línea estilística: p.ej., Ec. 36.1-17; 39.12-35; 51.1-12.
La contribución del Salterio a la literatura del Nuevo Testamento es extensa e intensa. De unas trescientas citas y referencias al Antiguo Testamento, como cien pertenecen a los salmos. Y los famosos poemas Magnificat (Lc 1.46-55), Benedictus (Lc 1.67-79) y Nunc Dimitis (Lc 2.29-32) son piezas literarias esencialmente escritas en la tradición temática y la teológica del Salterio, y redactados al estilo de los salmos.
Jesús citó los salmos con más frecuencia que el resto del Antiguo Testamento: p.ej., los aplicó a su ministerio (Mt 21.42; Mr 12.36; Lc 13.55), y también los utilizó para desarrollar y afianzar sus doctrinas (Mt 7.23; Lc 13.27; Jn 10.34). Los apóstoles tomaron los salmos para referirlos a Cristo (Hch 2.25-28,34-35; 13.33-35) o para explicar algún asunto de valor teológico (Hch 1.20; 4.25-26; 13.22). San Pablo también los utilizó con frecuencia en sus cartas pastorales (Ro 3.4,10-18; 1 Co 15.25; Ef 4.8). Y los autores de las epístolas católicas o universales siguieron esa misma tradición de uso del Salterio (Stg 5.11; 1 P 2.7,10-12).
Los salmos, que fueron escritos en el entorno de la oración íntima, tanto personal como colectiva, sirvieron de base para las plegarias y los clamores de la iglesia desde su mismo nacimiento. Jesús, en la llamada Última Cena, recitó los salmos hal-lel (Sal 113–118) junto a sus discípulos (Mt 26.30). Y, según el testimonio de los Evangelios, mientras agonizaba en la cruz, el Señor tomó las palabras de varios salmos para exclamar sus sentimientos más hondos, y para presentar sus preocupaciones más intensas (Mt 27.46 y Sal 22.2; Lc 23.46 y Sal 21.6; Jn 19.28 y Sal 69.22).
Ese uso del Salterio como libro de oraciones también se pone en evidencia clara en la vida de los apóstoles. Pablo y Silas, según la narración bíblica, cantaban salmos e himnos al Señor en la oscuridad de la noche y en el anoniMto de la cárcel (Hch 16.25). Y entre las recomendaciones apostólicas a los creyentes y las iglesias, se incluyó la oración de los salmos para afirmar la piedad y apoyar el crecimiento cristiano (Col 3.16; 1 Co 14.26; Ef 5.19; Stg 5.13).