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El primer escollo es epistemológico

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El objetivo de una investigación científica es tratar problemas para generar conocimiento científico; la epistemología (fundamentos y métodos del conocimiento) en que se base la investigación influye en las decisiones para articular su marco teórico con el análisis empírico. La epistemología constructivista o genética desarrollada por Jean Piaget en la Escuela de Ginebra propuso una estrategia para fundamentar empíricamente el conocimiento, mostrando cómo construyen los niños diversos conceptos; los resultados de los experimentos diseñados para ese propósito demostraron lo que el autor llamó el principio de continuidad funcional de los procesos constructivos del conocimiento: “Si no hay punto de partida tampoco puede haber punto de discontinuidad funcional en los procesos cognoscitivos del niño al adolescente, del adolescente al adulto que se maneja con el lenguaje común, ni tampoco del adulto pre-científico al que se mueve en los más altos niveles de las teorías científicas” (García, 2000: 48).

Este escollo epistemológico se debe tener presente porque los investigadores enfrentarán, sin esperarlas, dificultades asociadas con el acercamiento novedoso al cumplimiento y disfrute de los derechos humanos en América Latina, y a los problemas teóricos y empíricos de su medición. Si bien inicialmente los tropiezos parecerían elementales y de fácil superación, esta apreciación se desvanecerá cuando se intente situarlos en el contexto de la generalidad de los mecanismos constructivos que los investigadores necesitarán identificar para acercarse a su objeto de conocimiento.

Jean Piaget y Rolando García aplicaron los hallazgos epistemológicos de la Escuela de Ginebra para examinar la historia de algunos campos de la física y las matemáticas, dando evidencias de cómo “los mecanismos e instrumentos ilustrados por numerosas conductas del niño cuando resuelve problemas, han resultado ser de una naturaleza tan general que sirven como heurística para un análisis profundo de numerosas de las secuencias históricas de ciertas evoluciones del pensamiento matemático y físico” (Piaget y García, 1998: 5).

Para estudiar cómo se construye el conocimiento, la epistemología genética propuso un modelo conceptual que evoluciona a partir de la relación dinámica de dos procesos de abstracción: el de abstracción empírica que surge del sujeto (“sujeto de conocimiento”), en su actuar sobre el objeto (“objeto de conocimiento”), y el de abstracción reflexiva, mediante la cual el sujeto deriva consecuencias de su acción y modifica su conocimiento sobre el objeto (Piaget y García, 1998: 195-226). La actividad cognoscitiva para Piaget es formadora de conocimiento y usa el término francés formateur, lo cual significa que “da forma” o “impone orden” en las interacciones del sujeto con el objeto (García, 2000: 58). Este sistema en estado permanente de equilibración incorpora los cambios ocasionados por perturbaciones externas y se modifica generando un nuevo equilibrio; si la resiliencia del sistema (propiedad estructural) no es capaz de asimilar la perturbación, el sistema se desestabiliza y modifica su trayectoria (en un punto de bifurcación), transformándose y fortaleciéndose en un equilibrio más estable que el anterior.

Los diversos procesos y mecanismos constructivos descubiertos por Piaget lograron integrarse en una visión sistémica moderna, con la colaboración de Rolando García, investigador formado en física y lógica matemática, así como especialista en el estudio de algunos fenómenos meteorológicos como sistemas complejos. Esta visión “dio la clave que permitiría explicar en qué consiste la creación de nuevo conocimiento, cuestión que más preocupó a Piaget en la última fase de su producción intelectual” (García, 2000: 83). Estos autores pusieron de relieve que “la evolución del sistema cognoscitivo no se realiza mediante procesos que se modifican de manera gradual y continua, sino que procede por una sucesión de desequilibrios y reorganizaciones. Cada reestructuración conduce a un periodo de equilibrio dinámico relativo durante el cual el sistema mantiene sus estructuras previas con fluctuaciones dentro de ciertos límites” (García, 2000: 77).

Esta aportación, acorde con la teoría de Prigogine de la autoorganización de los sistemas abiertos, es de gran importancia para los investigadores en ciencias sociales, porque ofrece un enfoque que ayuda a concebir la investigación como un sistema en construcción y ofrece criterios para comprender sus avances y retrocesos, a la vez que ayuda a superar sus dificultades.

Tras la muerte de Piaget, Rolando García continuó impulsando el avance de la epistemología genética, aplicando los sistemas complejos a la comprensión del sistema cognoscitivo (García, 2000) y para dar la fundamentación epistemológica de la investigación interdisciplinaria (García, 2006).

Entre el pesimismo y la esperanza: Los derechos humanos en América Latina

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