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GLOSARIO

ALMA (anima)

Partícula divina, parte del soplo vital o espíritu sobrehumano inmersa en el hombre. Al igual que todo lo real, el alma es corpórea, pero está compuesta de una materia sutilísima y se distingue del cuerpo. Tras la muerte, el alma se separa del cuerpo y retorna al cielo, de donde procede.

DIOS (deus)

Principio activo del mundo, razón o providencia que todo lo penetra y en todo está presente. Es la mente del universo, alma universal inmanente de la cual todas las cosas han surgido.

FELICIDAD (felicitas)

Consiste en la práctica de la virtud, y ésta radica en la sabiduría. Si bien la práctica de la virtud produce deleite, éste ha de ser tomado siempre como consecuencia y nunca como fin en sí mismo. De igual forma, hay que recordar que el placer y el gozo se contraponen, pues el primero es sensación agradable, fruto directo de las pasiones, mientras que el segundo es delectación espiritual, que se asocia a la vida virtuosa.

FILOSOFÍA (philosophia)

Ciencia de las cosas divinas y humanas, los estoicos la dividen en tres partes: Física, Lógica y Ética, de las que la última es la principal. De forma específica, en Séneca la filosofía no es mero conocimiento de realidades, sino que es la actividad teorética que enseña a vivir bien, esto es, a vivir conforme a la naturaleza. La filosofía, que es un bien universal que debe extenderse a todos, ha de servir para la vida, con vistas a lograr su perfeccionamiento.

NATURALEZA (natura)

Es el orden bueno y perfecto y rigurosamente regido que el Logos o la Razón divina han establecido en el mundo. La naturaleza es la ordenación necesaria e inexorable de todas las cosas hacia lo mejor, hacia un fin de perfección. Tal Razón divina, Dios, Providencia divina, Destino o Razón universal es subsistente y eterna. La naturaleza, que exige al hombre realizarse como tal en conformidad con ella, es principio que pone orden en todas las cosas y en todas está presente. Entendida de este modo, nada hay en la naturaleza que sea malo o desordenado.

PASIONES (passionis)

Enfermedades del alma, las pasiones constituyen un desorden de la razón y, por tanto, son desviaciones de la rectitud. Caracterizadas por ser movimientos contrarios a la naturaleza, son siempre perturbaciones procedentes de erróneas representaciones y causantes de opiniones equivocadas, de actos desacertados y de juicios falsos. De ahí que sea preciso extirparlas en su totalidad y de raíz, y no sólo dominarlas hasta someterlas a la razón.

Las pasiones, que siempre llevan aparejado sufrimiento, se manifiestan en forma de placer que se refiere a un bien actual, de dolor o abatimiento referidos a un mal presente, de deseo desordenado de un bien futuro y de temor ante un mal previsible.

PROFICIENTE (proficiens)

Aspirante a alcanzar la sabiduría. El proficiente, por su afán de mejora, se halla en un estado interior intermedio, aunque no equidistante, entre el ignorante y el sabio. En general, proficiente es la persona que sigue aprovechando algo. Frente a la división estricta entre hombres sabios y hombres necios del estoicismo antiguo, Séneca introduce la categoría intermedia del proficiente, que corresponde al aspirante a la sabiduría, a quien ha dejado de ser necio por su aspiración electiva al estado perfecto y se deja guiar en su itinerario por un sabio en el papel de preceptor.

El proficiente, a diferencia del sabio que, por serlo, ya ha sido confirmado en la imperturbabilidad, debe soportar todavía las arremetidas de la fortuna como sus oportunidades para mejorar, sin que sus vacilaciones puedan traducirse fácilmente en ningún tipo de deserción.

RAZÓN (ratio)

Parte divina en el hombre, común a éstos y a los dioses, que es garantía de seguridad y de estabilidad. El hombre, mediante la razón, ha de adecuarse a la naturaleza a fin de alcanzarse y respetarse.

SABIDURÍA (sapientia)

Participación del logos divino que posee el alma perfecta. Por ser participada, ningún hombre puede llegar a poseer la sabiduría de un modo pleno.

SABIO (sapidus)

Es quien tiene la razón recta, fruto de un alma perfecta. Dicho de otra forma, el sabio es quien ha logrado vivir definitivamente en conformidad perfecta con la Naturaleza o la Razón y, por tanto, también consigo mismo. Quien ha alcanzado la perfección humana nunca se deja dominar por la ira, ni por el odio ni tampoco por la envidia. Impasible ante la enfermedad, ante el dolor, ante las riquezas materiales, ante las injurias, ante las alabanzas y ante la muerte, se basta a sí mismo con serenidad imperturbable. Aun pudiendo experimentar las pasiones y el dolor, pues es sensible y no puede vivir sin el cuerpo, no vive para el cuerpo; de donde se sigue que sabe sobreponerse a las pasiones y al dolor mediante el sometimiento de éstos a la razón y su posterior erradicación. El sabio, que a nada se apega y por nada se altera, nunca se deja impresionar, pues traspasa las apariencias hasta llegar al fondo de las cosas.

SERENIDAD (serenitas)

Cualidad del sabio que le exime de padecimiento insoportable para él; es condición indispensable para lograr la felicidad y la libertad. La impasibilidad no debe ser entendida como incapacidad de sentir o de padecer; tampoco como dejadez, indolencia o falta de vigor, sino como desdeño activo, imperturbabilidad vivaz, tranquilidad estable o autodominio gozoso que se deriva de la supresión de las pasiones. De ahí que la serenidad sea virtud de espíritus fuertes en actitud triunfante.

STOA POIKILÉ

Pórtico de Peisianactos, primera sede de la escuela estoica en Atenas, cerca del ágora, en la que Zenón impartía sus enseñanzas. Tal expresión significa pórtico pintado. De ahí procede el nombre de la escuela, «Stoa», «Estoa» o «Escuela del Pórtico», siendo Polignoto la persona que ejercitó el arte de la pintura sobre tal pórtico. El estoicismo es una escuela filosófica helenística fundada en Atenas por Zenón de Citio hacia el año 300 a.C. Se trata de una síntesis filosófica original, griega y romana, que utiliza o se inspira en doctrinas heracliteanas, cínicas, platónicas y aristotélicas entre otras. Por su diversidad y amplitud en el tiempo, el estoicismo puede ser considerado también como un conjunto de doctrinas filosóficas de la antigüedad grecorromana que tienen en común una concepción del mundo y ponen especial énfasis en los temas éticos. El estoicismo propone acatar el orden universal y vivir en conformidad con la naturaleza mediante la vigorosa y serena indiferencia con respecto a lo externo, a los vaivenes de la fortuna y a todo lo que no depende de uno mismo. La meta de la posesión de sí mismo es el pleno autodominio y la felicidad virtuosa. El estoicismo antiguo o primer estoicismo tuvo como representantes más destacados a Cleantes, segundo escolarca, y a Crisipo, tercer escolarca tras el maestro Zenón. Tras este período, toma el relevo el estoicismo medio. Esta etapa ecléctica del estoicismo se desarrolló entre los siglos II y I a.C., con influencias del platonismo, del aristotelismo, del epicureismo, del escepticismo y del pitagorismo. Con clara tendencia al panteísmo, al sincretismo en lo doctrinal y al universalismo en lo intelectual, se ocupó más de cuestiones morales acentuando su moderación respecto del estoicismo antiguo. Sus figuras principales son los griegos Panecio de Rodas y Posidonio, así como el romano Catón de Útica. Por último, se encuentra el estoicismo nuevo, también llamado tardío, que se desarrolló entre los siglos I y III d.C. Con influencia de los cínicos y de epicúreos, y con predominio de los temas con marcado carácter moral, espiritualista y hasta trascendente, fue expuesto más en forma de regla para la acción que como sistema doctrinal. Su principal representante es Séneca, si bien resulta relevante en esta etapa la aportación de Epicteto y de Marco Aurelio.

VIRTUD (virtus)

Único, verdadero y supremo bien, deseable por sí mismo, que consiste en vivir conforme a la naturaleza y a la razón. La virtud, que lleva aparejada la felicidad plena, es una unidad que no admite grados por ser indivisible. Así, no es posible poseer unas virtudes y no otras. La virtud es una sola y sólo puede poseerse entera, de donde se sigue que una vez adquirida ya no se puede perder. El bien, la virtud, se distingue de las pasiones y vicios, que son el mal por ser movimientos contrarios a la naturaleza y, por tanto, a la razón. También se distin gue entre el bien que es la virtud y las cosas indiferentes, pues mientras que la virtud constituye el fin de las acciones, las cosas indiferentes nunca deben ser tomadas como fines en sí mismos. Indiferentes son, así, la vida, la riqueza, el placer, la salud o la reputación tanto como la muerte, la pobreza, el dolor, la enfermedad o el desprestigio. Lo indiferente, que nunca debe constituir el fin de las acciones, puede ser, a su vez, preferible, útil o conveniente; o todo lo contrario, no preferible, inútil o inconveniente.

Séneca

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