Читать книгу La vida instantánea - Sergio C. Fanjul - Страница 12

9 de febrero de 2017 · 77 likes

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Esos dos que se están besando acaban de salir del bar, del Josealfredo, afortunadamente no hay mucha gente fuera: otro tipo, yo que fumo, un gato, y esos se han puesto ahí en medio de la calle a darse el lote, se están abrazando por todas partes, se están comiendo como si estuvieran muy famélicos y no hubieran probado bocado al menos en tres días; a él, que lleva una horrenda cazadora amarilla salmonela y unos pantalones blancos, se le ha caído la copa al abrazarla a ella con la mano derecha, es decir, cuando ha querido dar más énfasis a la escena y abrazarla con la mano (la derecha) con la que sostenía la copa; entonces la copa, un vaso de tubo lleno de ron Pampero con Coca-Cola (lo sé porque le oí pedirlo en la barra), se le ha caído, o él la ha dejado caer, quién sabe, y se ha roto en el suelo en decenas (que no miles) de pedacitos, como si una gota de vidrio del tamaño de un puño se hubiese estrellado contra el suelo ahí, al lado de esos dos, y se hubiese quedado desperdigada como una pequeña cantidad de agua, shattered que dicen muy gráficamente en inglés; ahora el suelo está lleno de gotitas de vidrio, y por ahí pasa también un reguero de alcohol o de orina (no llego a olerlo desde esta pared) que discurre en medio de las piernas de esos dos que se están besando; ella las lleva desnudas, las piernas, una minifalda muy torera que él, por fin a dos manos, puede manipular a gusto como si estuviese manipulando la masa para hacer el pan (precisamente a esta hora deben de estar los cientos de panaderos de la ciudad amasando el pan que comeremos mañana, es decir, dentro de unas horas, si es que comemos pan), al tiempo que se amasan esas lenguas como babosas rosas, se pueden ver desde aquí, las babosas, ni siquiera las mantienen dentro de la boca, puedo ver su brillo desde aquí, el brillo de esas dos babosas de carne que parecen estar luchando a muerte al tiempo que a él, detrás del pantalón blanco hortera, se le forma una erección, por qué no decirlo, como una breve barra de pan, si es que hay barras de pan breves o se puede utilizar ese adjetivo para adjetivar el pan nuestro de cada día: a mí me da un poco de vergüenza todo esto, me da vergüenza verlo, la verdad, menos mal que somos pocos: yo que estoy aquí fumando, el tipo que toma el aire enfrente porque debe de estar borracho, el gato callejero que ya no está, el coche aparcado, la farola que da luz a todo esto y a esos dos que se están besando que, digo yo, deben de acabar de conocerse.

La vida instantánea

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