Читать книгу Cuando el pipí se resiste - Stephane Dr. Clerget - Страница 9
Capítulo 2
Control de esfínteres de día
¡Adelante!
ОглавлениеPara que el niño aprenda a pasar definitivamente del pañal, lo mejor es dejarle ir y venir libremente en calzoncillos o braguitas, para que sólo tenga que bajárselos cuando sienta una necesidad apremiante. Al principio será inevitable que se le escape algunas veces y tengamos que limpiar el suelo o la moqueta. Por ello es preferible empezar en verano, cuando los niños pasan gran parte del tiempo fuera, en bañador. También puede optarse por las braguitas-pañal que se pueden subir y bajar como unas de verdad y absorben los escapes. Eso evita tener que limpiar a menudo las braguitas o calzoncillos y el suelo.
Al principio se le puede enseñar el orinal a menudo cuando veamos que se balancea y que tiene ganas de hacer pipí. Para la caca, hay que intentar saber cuándo tiene la costumbre de hacerla e incitarlo a ir al orinal en ese momento, en general después de una de las comidas principales. ¡Obviamente, al principio no es cuestión de dejarlo ir solo! Tenemos que quedarnos con él y animarlo con la voz. Si no tiene ganas en seguida, se le puede dar un juguete, un libro, pero debe evitarse ponerlo frente a los dibujos animados. Si se siente cautivado por la televisión, no podrá concentrarse en sus sensaciones y eso no lo ayudará a controlar sus esfínteres. Y además no sirve de nada dejarlo sentado en esta posición durante horas. Si viene, mejor, y si no, mala suerte. Lo principal es que sea capaz de reclamar el orinal solo. Pronto empezará a decir «caca» o «pipí» cuando sienta unas ganas apremiantes, aunque puede equivocarse entre los dos términos, porque no identifica bien sus sensaciones. Se trata de llevarlo al orinal lo antes posible, allí donde esté. Por razones prácticas, es mejor durante estos períodos no ponerle tirantes o un mono difíciles de quitar. Porque poco a poco es preciso incitarlo a ser autónomo e ir solo al orinal, preferentemente al baño, para respetar su intimidad y no indisponer al resto de la familia o a los invitados. Cada vez que logre orinar o defecar, no dude en felicitarlo y mostrarle que está contento de ver que se está haciendo mayor. En efecto, es importante que entienda que si se le impone todo eso no es para molestarlo, ni siquiera para que los adultos estén contentos, sino más bien porque es interesante saber dominar el cuerpo.