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La comida no es lo único que nos alimenta, lo que vemos y escuchamos es una manera de alimentarnos.

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De hecho, una de mis canciones favoritas trata sobre relaciones tóxicas, una de las razones por las cuales dejé de ver series de televisión o leer ciertos libros fue que me estaban vendiendo relaciones tóxicas entre personas. Querido lector, por favor no apoyés estas cosas, solo hace que comencemos a naturalizar relaciones dañinas y eso no está bien. Todos merecemos ser amados y que nos traten bien. Las relaciones tóxicas no necesariamente se dan en las parejas. En mi caso, la mayoría de las amistades que he perdido son porque permito que gente venga a dañarme. Tal vez acepto a cierta clase de personas a mi alrededor porque para mí es un alivio saber que alguien quiere estar conmigo, que no les doy asco como yo me doy asco, y por ello suelo darle todo de mí a personas erróneas.

Recuerdo una vez que tenía una amistad que honestamente apreciaba, yo me encontraba visitando la casa de mi abuela cuando recibí un mensaje de esta persona diciendo que no podía dejar de autolesionarse, nunca le había visto marcas de autolesión, y tampoco habíamos hablado al respecto, por lo que me tomó muy desprevenida. La conversación continuó y en un momento esta persona decidió pasarme una foto de su brazo. Debo aclarar algo, yo no tengo ningún problema con dejar lo que estoy haciendo en el momento para escuchar a alguien que lo ocupe; pero en mi caso, ver imágenes explícitas de una persona autolesionándose puede ser un gatillo para mí, porque, si nos vamos por etiquetas, perfectamente calzo en el típico estereotipo suicida de una persona que ha buscado escapes en navajas, en vomitar lo que come, entre otras cosas. Y sé perfectamente que esto no trae nada bueno. Busco aliviar mi dolor y ansiedad de maneras no dañinas porque de lo contrario entraré en un círculo vicioso del cual cuesta muchísimo salir. Así que una simple imagen de una persona dañándose me puede dañar más de lo que alguien podría imaginarse.

Lo siguiente que recuerdo es haber entrado en pánico. No sabía qué rayos hacer o qué decirle, no era mi primera vez enfrentándome a un caso de alguna amistad con pensamientos de autolesión o suicidas, así que decidí probar una nueva manera de solución. Le envié un mensaje a mi profesor del momento, me disculpé por la hora en la que le escribía, y mi profesor me preguntó si yo estaba segura al respecto, le hablé sobre la foto y le pregunté: “¿Por qué alguien haría esa clase de broma? En especial alguien que sabe de mis antecedentes y tiene una amistad conmigo”. Después de hablarlo con gente que podría tomar el caso en sus manos quise comprarle un peluche, ¿por qué? no sé, tal vez para que lo pudiese abrazar cuando se sintiera en momentos de soledad.

Al día siguiente le entregué el peluche. La persona al extender su brazo para recibirlo no tenía absolutamente nada, ni una sola marca o cicatriz, nada. Fruncí el ceño y le pregunté si había sido una broma. Su sonrisa inocente y respuesta afirmativa me dio una increíble repugnancia, de inmediato dejé de hablarle. ¿Por qué? porque no son cosas para bromear, me enojó muchísimo haberme preocupado por nada, me dio mucha vergüenza porque involucré a gente para nada, y había entrado en un estado de estrés e impotencia por alguien a quien le importó un bledo.

Ahí me pregunté por primera vez, qué tan baja tenía mi autoestima como para seguir aceptando en mi vida gente que realmente no me toma en cuenta, ni a mí ni cómo me siento, ¿por qué yo tenía que estar a disposición de todos en cualquier momento pero no funcionaba en el sentido inverso? Y por supuesto que me dolió perder una amistad. Descubrí que yo no tenía malicia, que confiaba demasiado fácil en las personas y es un error que sigo cometiendo con facilidad. Querido lector, te diré algo, muchas veces tenemos personas en nuestras vidas que alivian un vacío y por ello nos da miedo alejarnos, pero a veces estas personas a cambio de aliviar ese vacío te pudren y disfrutan de verte en el suelo hecho un desastre. Por más que cueste, alejate de esas personas que no traen nada productivo en tu vida. No tenés por qué permitir que te traten mal, que te ignoren o que te hagan sentir que sos menos. Buscá lo que querés y aferrate a ello, las relaciones saludables te cerrarán heridas, no te las abrirán.

Prometo No Morir

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