Читать книгу Prometo No Morir - Taiyo Ki - Страница 7
1: Autoestima
Оглавление¿Cuál será realmente el significado de esta palabra? El concepto me lo sé; sin embargo, hay muchísimas personas que me han llegado a decir que jamás habían conocido a alguien con tan baja autoestima como la mía. Recuerdo una vez que alguien me dijo: “Yo tenía la corona de la persona con menor autoestima, pero debo admitir que me ganás en la batalla, te heredo el trono”. Otra llegó a decirme con total tranquilidad: “Tu autoestima se encuentra en la capa más interna de la Tierra”. ¡Ni yo lo hubiera pensado! Yo suelo decir que la tengo a unos, no sé... ¿seis metros bajo tierra? Pero cuando la gente comienza a afirmarte que no tenés algo como esto, creo que es más claro que el agua que algo está fallando.
Y de paso advierto, no es fácil levantarla, tampoco es fácil mantenerla. El psicólogo al que asisto me dijo el otro día que él no creía que la autoestima llegara a estar al 100% en una persona. Es cierto, dudo mucho que alguien tenga una demasiado alta sin pasar a ser narcisista o arrogante. Pero sí creo que muchas personas tienen una autoestima balanceada y firme que les permite vivir una vida más placentera.
Mi vida, por otro lado, se ha encargado de darme tarea tras tarea para ver si logro mantenerme en pie, y de alguna manera lo he logrado. Sin embargo, la factura siempre me cobra con mi autoestima. Sé cómo levantarla, sé cómo mantenerla, pero es difícil dependiendo de las circunstancias. La manera más fácil que he logrado encontrar hasta ahora ha sido el cuidado de la imagen propia. Mucha gente pensará que es algo superficial, pero esto depende de por donde se le mire.
Esta manera la conocí cuando me fui a vivir un año al extranjero, fue una gran oportunidad para crecer y visitar nuevos lugares, conocer nuevas personas, tener nuevas experiencias. Mas lo que mucha gente no entiende es la gran marca que me dejó y no precisamente positiva. Agradezco la oportunidad que tuve y busco sacar todo lo positivo de la experiencia.
Tal vez fue mi error, tener expectativas de cómo sería. En mi cabeza pasaba esa imagen de típica novela donde el personaje principal se va al extranjero y vuelve con un cambio radical que le beneficia en su nueva vida. Esa era mi idea, era lo que buscaba, pero al final sucedió todo lo contrario. Cuando regresé me sentía peor de como me había ido, ahora me daba miedo expresar mis sentimientos. Fue la constante impotencia que viví; no lograba salir de eso y, de hecho, aún no lo logro. Muchos se preguntarán: “Si tan mala fue la experiencia, ¿por qué no volvió antes?”, lo cual es válido. Antes no habría podido responderla porque no quería sonar malagradecida. De nuevo, amé muchísimas cosas de la oportunidad, viajé y aprendí. Y, si por alguna razón me dijeran que debo repetirlo, lo haría sin dudar, porque la oportunidad valió la pena. Solo que, claramente, cambiaría muchas cosas de las cuales me arrepiento. Para responder a la pregunta, la razón por la cual no desistí cuando tenía la oportunidad, fue porque quería probarme que yo servía para algo, que no era una cobarde o una vaga que renunciara a todo apenas las cosas se ponían difíciles.
Quería quedar satisfecha y pensar que yo no era tan inútil como siempre me había sentido. Además, habría sido un golpe a mi orgullo devolverme en media carrera cuando me había esforzado demasiado para poder estar en ella. Fue gracias a esa meta que pasé de ser mediocre a una buena alumna, o al menos una aceptable. Y eso me quitó un grandísimo peso de encima. Saber que soy capaz de algo. Aunque me costara autoestima o seguridad, lo había logrado. Ese sentimiento solamente yo lo podía compartir conmigo, porque nadie más iba a entender.
Para hacer un poco soportables los días malos, decidí reducir mis gastos de comida y aprovechar mejor el dinero en mi posesión, así que comencé a ir a tiendas de maquillaje y me gastaba casi todo mi dinero en mascarillas humectantes y productos básicos, entre otras cosas. Y me daba esos espacios donde lo único que importaba era yo. Algo que sirve increíblemente para levantar la autoestima es tomarse una tarde libre y dedicarse únicamente a uno, sea que te guste maquillarte y crear un spa casero; o sea te guste comer. entonces vas a la cocina y te preparás un delicioso banquete solamente para vos; o si te gusta el deporte, entonces dedicás gran parte de tu día a actividades físicas. Es darse el espacio para recordar lo que te gusta y hacerlo, para hacer un lazo más fuerte con vos mismo y saber relajarse.