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Décimo cuarto Intento

—¿Puedes ponerte de pie? —pregunta la señora Annie, y yo lo hago. Un poco insegura de su siguiente acción, pero obedezco sin rechistar.

Ella toma mis hombros y me observa con ojos brillosos. No comprendo por qué lleva una mirada muy triste, pero sí puedo asegurar que está a punto de derramar unas cuantas lágrimas.

Me sorprendo aún más cuando envuelve sus brazos maternalmente en mi espalda y me obsequia un fuerte abrazo. Por un momento me quedo un poco atónita, pero no tardo en corresponderle. Segundos después, limpia unas cuantas lágrimas de su rostro y sonríe, mientras yo, no comprendiendo absolutamente nada, la miro boquiabierta.

—¿Estoy contratada? —pregunto. Mi voz se oye como la de una niña que desea recibir su regalo de navidad.

Annie me muestra una sonrisa muy ensanchada.

—Mañana mismo puedes empezar, cariño.

Un pequeño grito de emoción escapa de mis labios, pronto lo cubro con una de mis manos y Annie echa a reír.

—¡Muchísimas gracias! —alcanzo a decir, antes de que el siguiente gritillo termine por escabullirse por mi boca.

Estaré cerca de él.

—Creo que eres la indicada para cuidar de Liana, además ya me demostraste que eres una persona en la que puedo confiar. No necesito que pases más pruebas.

Quiero saltar en un pie, pero no puedo. No frente a mi nueva y bondadosa jefecita. No quiero que ella se arrepienta o crea que contrato a una loca... un poquito obsesionada con su hijo.

No qué va.

Annie me indica la documentación que debo traer el día de mañana para el contrato, y yo trato de grabar cada uno de ellos en mi cabeza. Estoy aturdida, pero feliz. Por fin tengo un trabajo. Por fin podré ayudar a mamá. Y por fin seré una chica autosuficiente.

Después de que charlamos un rato acerca de mis horarios en la universidad y el tiempo que dispondré para cuidar a Liana, Annie intenta mostrarme algunos lugares de la casa. Sin embargo, nos distrae la voz más ronca, dulce y a la vez sexy, del planeta entero.

La voz de Loann.

Mi cerebro no procesa sus palabras, solo estoy ahí, como un objeto más de la casa. Embobada por el bello tono de su voz, obsesionada por ese timbre que me enloquece y me tranquiliza a la vez. ¿Puede algo causarte ese grado de perturbación? ¿Puedo sentir locura y tranquilidad con tan solo escuchar a este hombre hablando con su madre?

Diagnóstico:

Tienes Estupiditis aguda.

Causa: La carita hermosa de Loann Cooper.

Cura: Tener una noche de pasión en sus brazos.

Contraindicaciones: Puedes volverte más estupiditis de lo que ya estás por él.

Mis pensamientos son desactivados cuando escucho la voz de Annie preguntándome si deseo cenar con ellos, a lo que yo me quedo muda. En otro momento me encantaría poder pasar tiempo con ellos y, sobre todo, conocer más de mi té helado, pero no ahora. No quiero que él piense que estoy siguiéndolo, y no quiero verlo junto a ella. Sé que Disney está en la casa. Puedo oler su perfume barato desde aquí.

Bueno no, pero me gusta ser una perra dramática.

—¿Qué dices, Defne? ¿Te quedas a cenar con nosotros?

Me encantaría suegra, pero no puedo.

Oculto ese tonto pensamiento tras una sonrisa media.

—Lo lamento, debo estar con mi madre. Ella y yo cenamos todas las noches juntas. Quizás en otra ocasión —chasqueo los dedos—. Quizás el día que ingreso a trabajar con ustedes.

Annie asiente.

—Perfecto. Quiero presentarte a mi hijo, creo que él y tú se llevarán muy bien —Annie palmea mi hombro, ella lleva esas sonrisas en las que captas un plan malicioso.

Me gusta su actitud, me hace recordar a mamá cuando se le meten planes locos en la cabeza. Annie y mi madre deberían ser amigas.

—¡Mamá! —escucho a Loann gritar.

—¡Ya voy! — grita Annie acercándose a las escaleras.

—¡Se acabó el papel higiénico! —chilla Loann.

Quiero explotar en risa, y lo haría si no fuera por las mejillas enrojecidas de la señora Vega.

Vaya, vaya, Té helado. Puedes ser un jodido hielo, piedra, arrogante, mal humorado, pero no sabes que cuando entras a un sanitario lo primero que debes revisar es si hay papel o no. ¡Genio! Ojalá fuese tu amiga para molestarte siquiera un poco. Me odiarías, pero amarías como no tienes idea, todos lo hacen.

—Perdona, él no sabe que estás en casa... —se disculpa Annie, luego dirige su voz nuevamente hacia las escaleras—. ¡Loann! ¡Tenemos visitas!

Cuando nos miramos, solos nos queda reír hasta que nos duela el estómago.

Me voy de casa de los Cooper con una sonrisa ensanchada e imborrable. Tengo el trabajo de niñera de nada más y nada menos que la hermana menor del hombre de mis sueños; recibiré dinero por estar cerca del chico que me gusta y podré ayudar a mamá con los gastos de la casa.

Solo me falta una cosa.

Quisiera que Loann vea lo que yo veo en mí.

Me gusta la moda, pero no soy superficial.

Me siento hermosa, pero no soy soberbia.

Me gusta ser delgada, pero no considero que sea necesario para tener actitud.

Estoy conforme conmigo misma, pero siempre quiero mejorar.

Quiero su amor, pero no quiero hacerlo caer en la infidelidad.

Aunque muchas veces he tenido toda la intención.

Quiero a Loann, no como un capricho. Solo quiero que me vea.


***

—¡Faltan dos días para la fiesta de Trina! —exclama Larry mientras caminamos a nuestra siguiente clase. Antes de responderle, saco un labial rojo de mi bolso y retoco mis labios.

—¿Y eso qué? Nunca te han interesado las fiestas de Trina, tu ex —digo burlona.

Larry me empuja con un codo y provoca que manche mi rostro de labial.

—Pero qué mierda —reniego.

—Escucharte decir a cada momento que Trina es mi ex, es como quemarme el culo en una parrilla. Y, créeme, preferiría que hicieras eso.

—No es como si hubieras tenido sexo con ella.

Larry inclina la cabeza hacia un costado.

Detengo mi retoque para exclamar.

—¡Dijiste que solo fueron dos días!

—Dos días intensos —me corrige.

—Wou —suspiro—. Eso fue un poco rápido.

—No querrás escuchar lo que hace al mes de relación.

Me estremezco.

—No deberías contarme sus intimidades, es perverso — digo, con una mueca de desagrado.

—Trina lo hace siempre, por eso la detesto. No te lo había dicho nunca, pero habla porquerías de mí en el sexo, ¿debo ser amable con ella?

—Solo sé diferente y no caigas en ese juego tan ridículo— le doy una palmadita en el rostro—. Y vaya, ¿por qué ahora estas tan emocionado por la fiesta de Trina?

Larry me da una sonrisa más perversa que las intenciones sexuales de Trina al año de relación, y yo me sacudo al respecto.

—Soy el mejor amigo del mundo entero.

Me detengo.

—Conozco esa puta sonrisa —lo señalo con un dedo.

—Esta mañana, justo al lado de los sanitarios de mujeres, escuché la peleíta del siglo. Disney y Loann discutiendo acerca de un viaje que ella hará este fin de semana.

—¿Cómo pudiste oír sin ser visto?

—Porque estaba escondido tras ellos. Estaba dentro del cuarto del conserje.

—¿Y qué hacías ahí?

Larry rueda los ojos y suspira.

—¿Quieres saber lo que ellos estaban hablando o no?

Me cruzo de brazos, no me gustan las actitudes extrañas de Larry.

Bien, reservaré el cuestionario para cuando él termine de hablar.

Le hago una seña para que prosiga.

—Al parecer, tu té helado empieza a revelarse contra la dictatura de Disney y ese calzón bobudo que apuesto siempre lleva. Loann quiere asistir a la fiesta de Trina este viernes, pero Lilian no puede ir. Creo que tiene una activación ecologista en una reserva cerca de Charlotte.

—Wou, eso lo hace más genial ¡Ella solo quiere salvar el planeta, y yo solo quiero un beso de Loann Cooper! Me haces sentir mejor, amigo.

—No seas tonta, él irá... ¡Solo!

Continúo el camino hacia mi clase, Larry aumenta el ritmo de su paso para poder alcanzarme.

—¿No se supone que querías eso? Tener al venadito lejos de mami para ¡Grr! Comértelo —hace un ademán de tener garras.

—Yo no quiero que Loann caiga en la infidelidad.

—¿Y qué hay del primer día de clases? Lo besaste con todo y lengua, en medio del pasillo, mujer ¡Y frente a su novia! En fin, la hipocresía.

Sacudo los brazos a mis costados.

—¡Que no quiero a Loann de esa forma!

—Yo siempre he dicho si quieres algo, tómalo. Si quieres a Loann, ve a la fiesta y acércate más a él. Si te rechaza es porque ama demasiado a Disney como para tener algo contigo, si te acepta es porque realmente no está tan enamorado como dice.

—¿Cómo sabré si él irá o no?

—Irá —responde seguro.

—¿Cómo lo aseguras?

Larry revolea los ojos.

—Soy un chico, ¿lo ves? —se señala—. Estoy seguro de que, si la novia y él discutieron, él, como venganza, terminará yendo a la fiesta. Así son estos tóxicos de hoy en día —dice, con aires de periodista frustrado.

—¿Y si no va?

—Pues te jodes y ya —me sonríe.

Tiro de unos de sus mechones de cabello.

—Larry tus consejos apestan a mierda.

—No más que tus débiles intentos con Cooper. Yo te propongo algo fácil y rápido. Quizás de esa forma puedas descubrir por fin si Loann puede corresponderte algún día. Odio ver como no te fijas en otras personas solo por añorar algo que ya sabes. Y sabes que eres sensacional. Loann no es el único chico perfecto que crees, ¡hay demasiados! ¡Hay muchos peces en el mar!

—Pues los peces de mi mar son unos bagres.

—Ay excúseme —Larry hace un movimiento de señora fina—. ¡La universidad entera quisiera estar contigo!

Abrazo a Larry mientras caminamos y le doy un beso en la mejilla.

—Eres un maldito sexy semental —digo, y él ríe.

Si no estuviera enamorada de Loann, definitivamente lo estaría de Larry.

***

¡Viernes por la noche!

Ya saben lo que dicen de los viernes por la noche...

¡Estás endiosada, empoderada y toda una mamacita!

Gracias yo misma pero no necesito que digas eso, digo frente al espejo.

Me pregunto si el atuendo que llevo es ideal para la ocasión, digo, podría ser una tonta y usar algo similar a lo que viste Disney. Podría también hacer lo que hacen todas las villanas en las telenovelas viejas, y poner algo en su copa, emborracharlo, luego desnudarme y acostarme a su lado. Después, fingir que tuve como quince orgasmos toda la noche y finalmente decirle que fruto de nuestra noche de pasión estoy embarazada. Y decirlo justamente en su boda con Disney, mientras entro dramáticamente a la iglesia.

Pero, no, hoy no quiero ser una perra dramática.

Hoy solo quiero ser Defne Prinsloo.

La perra sin dramas.

—¿Short y convers? —cuestiona Larry, mientras ingresa a mi habitación.

Asiento con orgullo, luego tomo mi móvil para enviarle un mensaje a Less. Larry no lo sabe, pero hablé con Trina para que me obsequiara un pase extra. El pase se lo di a Lesly. Así que ahora reviso vía WhatsApp su outfit.

Cuando abro la foto, encuentro que ha elegido usar exactamente las prendas que le sugerí. Lo apruebo y luego guardo el móvil en mi bolso. En todo este tiempo Larry me mira como si acabara de salir del camión de la basura.

—¿Quieres en verdad impactar a Loann Cooper?

Asiento, pero esta vez doy un giro de bailarina de Ballet para darle el toque mágico a mi atuendo. ¿Qué hay de malo? Estoy siendo yo misma, no necesito usar encaje y tacones aguja para hacer que él me mire con deseo. Además, no quiero que Loann me mire con lujuria, quiero que él me vea de la forma más natural que soy, y siempre he odiado los vestidos ajustados. Lo de hoy es la comodidad, y eso es lo quiero implantar esta noche.

—¿Sabes a cuántas chicas he oído decir que el “sexy bizcocho” estará en la fiesta?

—A muchas, de eso estoy segura —digo, delineando mis labios con mi clásico tono rojo rubí, y obviamente restándole importancia a las alarmas de Larry.

—Solo quiero que...

Cuando termino, giro y coloco mis manos en los hombros de Larry.

—Querido, Loann Cooper aún no conoce el efecto Defne.

Larry quita mis manos de sus hombros y camina por mi habitación un poco preocupado. Quiere decir algo, pero sé que alguna cosa se lo impide.

—Dime todo lo que oíste, sucio chismoso —digo, mientras en mis labios está dibujada una sonrisa que denota tranquilidad y sobre todo mucha seguridad. No hay nadie que huya del efecto Defne. Cuando me lo propongo, puedo lograr lo que quiera.

Larry se detiene y deja que sus hombros caigan con pesadez.

—Es Trina.

—¿Qué pasa con trina?

—Parece que apareció tu nueva competencia, rubia.

***

Antes de salir de casa le he preguntado a mamá si todo estará bien mientras este en la fiesta, y ella me ha respondido que no tenía problema alguno con que me divierta un poco. La verdad, es que yo me siento un tanto culpable por dejarla sola cuando aún no está absolutamente recuperada, pero ella alega que solo leerá un libro e irá a dormir a su habitación.

“Además tengo la compañía de nuestra adorable Lily”, ha dicho ella antes de que yo cruce el umbral de la puerta.

Sí, definitivamente no ha sido buena idear nombrar así a mi cerdita.

Larry conduce su Ford Explorer último modelo hacia la fiesta de Trina. En el camino va diciendo lo afortunado que es de haber conseguido que su padre le preste la camioneta, y yo le recuerdo lo hombre muerto que sería en caso la lleve con algún rasguño. Luego, empieza a parlotear sobre JC, a lo que yo ruedo los ojos. No sé por qué la insistencia de mi amigo en agradarle a menudo imbécil. Algunas veces el amor es demasiado ciego y testarudo.

Lo sé, puede que esté incluida en ese saco.

No digo que no.

Veinte minutos después, estamos en la fila de autos que desfilan para hacer ingreso a la mansión. Uno a uno, y monitoreados por dos grandulones con hojas en mano, los autos avanzan hacia el jardín central de la casa de playa de Trina. Me pregunto si en algunos de esos autos va Loann, y más aún me cuestiono si él ha venido finalmente acompañado de Disney.

—Esto es un poco ridículo, hasta para Trina —masculla Larry, al mismo tiempo que presiona el claxon.

Aun no comprendo por qué Larry detesta tanto a Trina, algunas veces creo que no es solo JC, ni es solo que haya sido su ex. Digo, Larry y yo tuvimos algo en el pasado, pero ahora somos muy buenos amigos, no descifro por qué el y la pelirroja no lograron tener una relación sana como la nuestra.

—Parece que no solo invitó a la facultad entera, sino a la universidad completa. No me sorprende ver a los graduados del año pasado en esta fiesta —comento.

—Pues creo que invitó a sus ex.

Subo una ceja, pero él no se inmuta de mi acción, todo lo contrario, solo continúa parloteando.

—A mí no me sorprendería ver a los profesores, ya sabes el rumor de Trina en primer año.

Achico los ojos y niego con la cabeza. Larry está más venenoso que de costumbre y no entiendo el motivo.

—¿Qué ocurre? —pregunto.

Larry saca la cabeza por la ventana y chilla ¡Avanza el maldito auto! luego suspira y me mira como si no hubiera formulado ninguna pregunta.

—Estás más criticón que Joan Rivers y tú no eres así. Eres sincero, pero no esparces rumores.

—Fashion Police, la mejor secuencia de todos los tiempos —dice con una mano en el pecho—. Y si crees que ella es mi inspiración, pues te confesaré que sí. Moriré diciendo que Trina tiene un mal gusto para vestirse, es venenosa, altamente traicionera y... me obligó a hacérsela de…

—¡Demasiada información! —me tapo los oídos.

—De niñera.

Espero que sí haya querido decir eso. No me incumbe la vida sexual de Trina, ni las poses que haya hecho con sus novios.

—¿Te digo algo? —comenta Larry con un gesto—. Trina nos mintió, esta casa no es nueva. Yo ya estuve aquí.

Abro la boca para hacer miles de preguntas, pero el me detiene con solo una mirada enfadada.

—No hagas preguntas, rubia. El pasado es pisado, recuérdalo siempre.

Asiento.

Ojalá algún día pueda decir lo mismo de Loann.

***

Cuando bajo del auto, lo primero que llama mi atención es la cantidad de personas que veo por todos los rincones de la casa. Veo la hora en mi móvil y el reloj apunta ser las diez de la noche. Los rostros de algunos universitarios parecen ya adormecidos por los efectos del alcohol y veo muchas parejitas desatando sus pasiones bajo los árboles del jardín, por lo que intuyo que esta fiesta debió empezar hace un par de horas. Me pregunto si Loann ya está aquí, y me aterro de pensar que el finalmente haya desistido en venir.

No sé cómo he creído que Loann pueda asistir a una fiesta como esta.

Larry y yo caminamos hacia el grupo de amigos de nuestras clases, en medio de ellos está nada más y nada menos que Trina, en un traje de baño entero color blanco adornado en la cintura con argollas doradas. Su cabello ondeado parece recién salido de la peluquería y lleva un maquillaje bastante sobrecargado. No se ve mal, en realidad está muy atractiva. Sin embargo, no me siento insegura, Trina no es competencia para mí simplemente porque somos personas muy diferentes, así que su actitud de diva no me minimiza en lo absoluto.

Unos metros antes de llegar al grupo, Larry me hala del brazo.

—Debes estar atenta si ves a tu maldito arrogante.

Río. Es gracioso que Larry odie a Loann y que aún así me ayude a disipar mis dudas sobre él. Amo a mi mejor amigo.

Le hago una seña militar y él continúa el paso hacia el grupo. Al estar cerca de ellos, lo primero que capto es la mirada de Trina recorriendo mi atuendo de pies a cabeza. Me cruzo de brazos cuando termina.

—¿Dónde dejaste el estilo, reina? —dice sarcástica.

Estoy a punto de contestarle, pero siento un beso húmedo y pesado en mi mejilla, pronto estoy a pocos metros de JC y su sonrisa falsa.

—No sabía que vendrías, hermosa —me susurra tomándome de la cintura.

Tomo el cuello de su camisa y lo hago retroceder unos cuantos pasos.

—Mantén tus manos lejos de mí, idiota.

Todos en el grupo echan a reír. JC le da un sorbo brusco a su trago de wiski mientras trata de esconder su vergüenza.

—No te preocupes, Defy —dice Trina en modo hipócrita—. JC y yo hemos terminado, así que pueden volver si eso desean. Hasta puedo prestarles mi habitación.

—Defiendo las causas ambientales, pero no he venido aquí a reciclar tu basura, Trina.

Todos gritan un ¡Uh! Trina me mira ceñuda y ni hablar de JC, si la mirada matara él ya me hubiera descuartizado, quemado y arrojado a un río. Sin embargo, no lanza ningún comentario agresivo, solo se limita a mirar a Trina con complicidad. Espero que este par de sabandijas no estén tramando nada contra mí, y menos nada que involucre a Loann.

Después de una vacía conversación con mis compañeros de clase, decido empezar a moverme hacia mi único objetivo: Encontrar a mi té helado antes que Trina.

La casa parece tener al menos diez habitaciones, es de dos pisos y hay posiblemente unos doscientos universitarios aquí. No tengo manera de saber si él ha venido a la fiesta o no, y eso me inquieta. Ideo una forma de ahorrarme el tiempo de buscarlo dirigiéndome hacia los grandulones en la entrada. Necesito saber si Loann ha ingresado o no a esta casa.

—Hola —sonrío par verme más relajada—. ¿Crees que podrías decirme si mi amigo ha llegado a la fiesta?

—Claro, ¿cuál es su nombre? — dice, devolviéndome la sonrisa.

—Loann Cooper —susurro bajito.

Parece no entender por qué tanto misterio, pero de igual forma continúa buscando en su lista. En esos minutos eternos ruego a Dios que la vida me haya concedido al menos una oportunidad más con Loann Cooper. Lo peor de todo es que tendría que quedarme a aguantar las babosadas de JC y Trina toda la noche, y todo eso porque Larry odia irse de una fiesta antes de las cuatro de la mañana.

—Sí.

—¿Sí qué? —pregunto desesperada.

—Su amigo ha llegado hace más de una hora

Mi corazón se eleva a la potencia mil, mis manos sudan y una sonrisa ancha se forma en mis labios. Quiero abrazar a Schwarzenegger, pero no lo hago porque probablemente se note extraño, pero... ¡Estoy tan emocionada! Loann está aquí, mi chico bello ha dejado a Disney por mí.

Bueno no por mí, por una fiesta en casa de Trina.

Lo que me hace cuestionar.

¿Él vino aquí por Trina o por retar a Disney?

Espero que sea la segunda opción.

De regreso al grupo, encuentro a Larry charlando con alguien que se me hace muy familiar, en cuanto llego la muchacha gira y me topo con un el primer rostro amigable de la fiesta. Lesly.

—¡Lelsy! —exclamo, guardando en mi mirada toda la complicidad del mundo.

—¡Defne! —cuando me abraza, me susurra un “Gracias por haberme invitado”.

—Me alegra mucho que estés aquí —la codeo.

Sus mejillas se enrojecen y yo me quiero golpear en la cara. No debo ser tan evidente en mi forma de tratarla. Sin embargo, sé que Larry no ha pillado absolutamente nada. Si me preguntaran quién es el tipo que se da menos cuenta cuando alguien está interesado en él, diría que: Loann, seguido de Larry.

Dios cómo me inquietan.

—¿Es la primera vez que vienes a una fiesta así? —pregunto, para aliviar más la situación.

Ella perece relajarse un poco.

—Sí, de hecho, es la primera vez que me invitan —expresa tímida.

Aw, cosita.

—¿Los muchachos de tu clase no están aquí?

—Mis amigos no suelen venir a estas fiestas, pero quise, ya saben, bueno... —tartamudea—. Los años universitarios son cortos, pero son los mejores.

—Estoy de acuerdo en eso, Less. Definitivamente la época universitaria es lo mejor de la vida — dice Larry, guiñándole un ojo mientras le da una calada a su cigarrillo. Lesly apresura a tomar un sorbo de su trago para esconder el nerviosismo que hasta yo capto en su cuerpo—. No familia, no padres, no control y, sobre todo, mucho…

—Larry —mascullo.

—No te preocupes, mi espacio social está interesado en expandirse —dice ella, tímida y sobria. Claramente necesitando un poco más de valor. La personalidad de Larry es demasiado exorbitante.

Paso mi brazo por su espalda y dejo que mi mano caiga en su hombro.

—Pues Larry te enseñará todo lo que se hace en estas fiestas universitarias, quien mejor que el amo de la sociabilidad para hacerlo ¿verdad, Larry?

Larry asiente, un tanto confundido, pero lo hace. Lesly parece estar ahogándose cuando me escucha sugerírselo a mi amigo, lo que me hace sentir que he metido la pata por segunda vez.

Bien, concéntrate en lo tuyo Defne. Eres mala uniendo a las personas.

Cuando acompañamos a Lesly a la cocina, le susurro a Larry que he comprobado que Loann está en la fiesta. El choca los puños conmigo y yo hago una mueca de sufrimiento. Mi amigo toma mis hombros con ambas manos y sacude mi cuerpo un poco más fuerte de lo que yo desearía.

—Sé valiente como siempre lo eres, es solo un chico. Solo ábrele tu corazón y veamos qué pasa.

—Pensé que ibas a decir alguna obscenidad —digo divertida.

—Bueno, yo solo te aconsejo el corazón. Si deseas abrir otras cosas, pues...

Golpeo su hombro y luego le doy un abrazo. Cuando me separo, encuentro el rostro desencajado de Lesly.

Mierda, no.

***

Convencer a Lesly de que Larry y yo solo somos buenos amigos, me toma una parte de la noche. Cuando lo consigo, la dejo junto a Larry y le hago prometer a mi mejor amigo cuidar de ella. Después de eso, me enfrasco en la difícil tarea de encontrar a Loann.

Primero, busco por los alrededores de la piscina, seguido de la sala principal, los pasillos hacia la cocina y la mini sala de recepción. Pero no hay señales de él.

¿Acaso hay la posibilidad de que se haya arrepentido de estar aquí? ¿Acaso se ha encontrado con alguna chica y ahora está en alguna habitación de esta mansión haciendo cosas sucias, y a espaldas de Disney?

Pues yo debo velar por la dignidad de Disney.

O bueno, no, pero debo saber dónde maldita sea está.

Antes de subir un escalón más hacia el segundo piso, me detengo. Miro a todos a mi alrededor y observo a cada una de las personas que están aquí. Nadie de esta fiesta conoce a Loann Cooper, por lo tanto él no puede haberse involucrado con ningún grupo simplemente porque no está en su entorno seguro.

Analizo un poco más la situación. Bien.

Té helado es un chico arrogante, frío, inteligente, poco sociable y, por algún motivo que desconozco, está aquí. En la fiesta de Trina Halth. Podría ser bien una razón de venganza como lo intuye Larry, o simplemente un tema de querer pasar el rato y nada más. Sin embargo, eso no quita todo lo que pueda seguir odiando. Así que…

¡La biblioteca!

Sí claro, Defne. Qué original eres.

Bien, ahora el único problema es: ¿Dónde está la bendita biblioteca?

Recuerdo la casa de mi padre en Miami; similar a esta, pero con menos habitaciones. Las casas de playa siempre tienen un despacho pequeño, no tan grande porque usualmente los adinerados no las usan para realizar trabajos de oficina. Son tan solo para atender algunos pendientes de trabajo. Así que intuyo debe estar en alguna habitación del segundo piso, justo en donde la vista da hacia el mar, ya saben, para mantener relajado a un empresario cuando quiere tener una idea nueva de negocio.

Genial, amo ser tan analítica.

Me dirijo hacia la segunda planta con rapidez. Reviso las habitaciones del lado derecho con vista hacia la playa, pero todas están cerradas, probablemente ocupadas por parejas de universitarios teniendo sexo. Clásico.

Solo una me da el acceso que necesito, giro la perilla de la puerta y esta se abre. ¡Mierda! Ya estoy cerca de verlo, mis manos sudan y mi cuerpo tiembla mientras me adentro a la habitación. Todo está oscuro, solo escucho unos gemidos de placer. Me congelo.

Dios, que no sea lo que estoy pensando.

Enciendo la luz y encuentro una imagen que no hace que mi corazón se comprima, pero sí que mi estómago lo haga.

Es JC teniendo sexo con una de las amigas de Trina.

***

Cansada de toda esta ridícula situación, voy hacia la primera planta con el paso un poco arrastrado. Me duelen los pies de tanto caminar, siento ansiedad por no encontrar a Loann y, para colmo no, encuentro ningún maldito baño disponible. He almacenado demasiado líquido por todos los tragos que bebí mientras buscaba a Loann.

Sé que mi té helado ya no está en esta fiesta y sé que mis posibilidades de decirle lo que siento se han ido a la basura esta noche. Y sé también que probablemente ahora esté con Lilian besándose y reconciliándose en algún restaurante de la ciudad o, en el peor de los casos, en su habitación.

Odio mis pensamientos. Odio no poder odiar a Loann. Odio estar enamorada de él.

Me recuesto en la pared de uno de los pasillos, exhalo un momento y trato de ordenar mis ideas. No quiero perder el control y no debo desfallecer solo porque esta noche no fue mi oportunidad, porque habrán más y estoy segura de eso.

Miro hacia el lado derecho y encuentro una puerta semiabierta, rezo internamente porque sea un sanitario. Al llegar, confirmo que lo es. Cierro la puerta y me miro en el espejo. Mi cabello rubio esta desordenado y mis mejillas más rozadas que lo frecuente. Lavo mi rostro y luego voy al inodoro. Después de vaciar todo el líquido de mi interior y lavar mis manos, jalo la llave. Voy de regreso a la puerta, pero entonces escucho unos quejidos extraños que vienen de la ducha.

Me acojono un poco, digo, cuánta probabilidad hay de que encuentre a un matón dentro de la casa de Trina, o a un pervertido, o tan solo un universitario dopado. Retrocedo unos cuantos pasos decidida a huir de ahí, pero los quejidos se oyen cada vez más fuertes y no parecen ser de un matón, sino de un universitario ebrio. Tengo curiosidad en saber quién es, así que con algo de temor avanzo hacia la ducha y corro la puerta de cristal polarizado que nos separa. Cuando revelo la identidad del desconocido, me hielo, pero tan pronto veo su rostro adormecido esa gelidez se transforma en algo cálido. Mi corazón golpetea con fuerza y mis piernas tiemblan más que una gelatina. Aún es los momentos más desfavorables sigue viéndose como un modelo de revista.

¿Cuánta probabilidad hay de encontrar a té helado en una bañera ebrio?

1%, y esa probabilidad es mía.

When she was Obsessed

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