Читать книгу Puntos gatillo. Tratamiento para aliviar el dolor (Color) - Valerie DeLaune - Страница 8
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Anatomía y fisiología de los músculos
Los músculos se componen de muchas células o fibras que forman haces unidos por tejido conjuntivo. Cada fibra está formada por numerosas miofibrillas, y la mayoría de los músculos esqueléticos contienen aproximadamente de mil a dos mil miofibrillas. Cada miofibrilla se compone de una cadena de sarcómeras conectadas por los extremos; es en la sarcómera donde se producen las contracciones musculares.
Cada fibra de músculo esquelético es una célula muscular cilíndrica.
Un huso muscular es un receptor sensitivo presente en el vientre de un músculo. Los husos musculares se concentran donde un nervio entra en el músculo y también alrededor de los nervios una vez dentro de los músculos. Cada huso contiene de tres a doce fibras musculares intrafusales que detectan cambios en la longitud del músculo. A medida que cambia la posición del cuerpo, se envía información al sistema nervioso central por medio de neuronas sensitivas, y dicha información se procesa en el cerebro. Si es necesario, la placa motora terminal (un tipo de terminación nerviosa) libera acetilcolina, un neurotransmisor que ordena al retículo sarcoplasmático (que poseen todas las células) que libere calcio ionizado. A continuación se contraen las fibras musculares extrafusales. Cuando ya no es necesaria la contracción de las fibras musculares, la terminación nerviosa deja de liberar acetilcolina, y el calcio se bombea de vuelta al retículo sarcoplasmático.
Fisiología de los puntos gatillo: contracciones e inflamación
Una de las teorías actuales sobre el mecanismo responsable de la formación de puntos gatillo es la «hipótesis de los puntos gatillo integrados». Si se produce un traumatismo o hay un gran incremento de la liberación de acetilcolina por las placas motoras terminales, puede haber una liberación excesiva de calcio del retículo sarcoplasmático. Esto causa una contractura máxima de un segmento del músculo, lo cual exige una demanda máxima de energía y un deterioro de la circulación local. Si se deteriora la circulación, la bomba de calcio no obtiene el combustible ni el oxígeno que necesita para bombear calcio de vuelta al retículo sarcoplasmático, por lo que la fibra muscular sigue contrayéndose. Se liberan sustancias sensibilizantes que causan dolor y estimulación del sistema nervioso autónomo, lo cual genera un sistema de retroalimentación positiva en el que la terminación del nervio motor libera un exceso de acetilcolina… de modo que la sarcómera sigue contrayéndose.
Otra teoría actual es la «Hipótesis de los husos musculares», que propone que la causa principal de un punto gatillo es un huso muscular inflamado (Partanen, Ojala y Arokoski, 2010). Los receptores del dolor activan neuronas esqueleto-fusimotoras durante una sobrecarga sostenida de los músculos por medio de una vía refleja medular que conecta con los husos musculares. A medida que prosigue el dolor, la contracción sostenida y la fatiga llevan a las neuronas esqueleto-fusimotoras al agotamiento, causan rigidez (espasmo silencioso) de las fibras musculares extrafusales y forman una «banda tensa» que percibimos como puntos gatillo. Como el huso muscular en sí cuenta con escasa irrigación, los metabolitos inflamatorios liberados se concentran dentro del huso y prolongan la inflamación.
En un estudio innovador, Shah et al. (2008) consiguieron medir once sustancias bioquímicas elevadas, como mediadores de la inflamación, neuropéptidos, catecolaminas y citocinas (sustancias sensibilizantes primarias y sustancias bioquímicas del sistema inmunitario), dentro y alrededor de puntos gatillo activos. Además, el pH de las muestras era muy ácido comparado con el de otras áreas del cuerpo. En un estudio dirigido por Issbener, Reeh y Oteen (1996), se descubrió que el pH ácido localizado reducía el nivel de sensibilidad al dolor de los receptores sensitivos (que pertenecen al sistema nervioso), incluso sin daños graves en el músculo. Esto significa que, cuanto más ácido sea el pH de una zona, mayor será el dolor que experimentes, en comparación con otra persona. Se necesitan nuevos estudios que determinen si elevaciones más amplias de la acidez del pH y las sustancias mencionadas arriba predisponen a desarrollar puntos gatillo.
Se necesitan, por tanto, más estudios para determinar los mecanismos exactos de la formación y fisiología de los puntos gatillo.
Sensibilización central, puntos gatillo y dolor crónico
El sistema nervioso autónomo controla la liberación de acetilcolina, junto con las funciones involuntarias de los vasos sanguíneos y glándulas. La ansiedad y la tensión nerviosa aumentan la actividad del sistema nervioso autónomo, lo cual suele agravar el estado de los puntos gatillo y sus síntomas asociados.
El sistema nervioso central comprende el encéfalo y la médula espinal, y su función es integrar y coordinar todas las actividades y respuestas del cuerpo. El propósito de las respuestas inmediatas de nuestros cuerpos ante agresiones es protegernos de un quemador caliente en la cocina, huir de una situación peligrosa, o descansar una parte dañada del cuerpo debido al dolor. Pero cuando la tensión emocional o física se prolongan, aunque sólo sea unos días, se produce una respuesta anormal: daños en el sistema nervioso central, sobre todo en el sistema nervioso simpático y el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal. Éste fenómeno se denomina sensibilización del sistema nervioso central.
El dolor causa que ciertos tipos de receptores nerviosos presentes en los músculos envíen información a las neuronas localizadas en la sustancia gris de la médula espinal y el tronco cerebral. El dolor se amplifica allí y luego se envía a otros músculos, con lo cual se expande la región de dolor más allá del área afectada inicialmente. El dolor persistente causa cambios duraderos y posiblemente permanentes en esas neuronas, lo cual afecta las neuronas colindantes mediante neurotransmisores.
Se liberan diversas sustancias: histamina (un compuesto que causa dilatación y permeabilidad en los vasos sanguíneos), serotonina (un neurotransmisor que contrae los vasos sanguíneos), bradicinina (una hormona que dilata los vasos sanguíneos periféricos y aumenta la permeabilidad de los vasos sanguíneos) y sustancia P (un compuesto implicado en la regulación del umbral del dolor). Estas sustancias estimulan el sistema nervioso para que libere localmente más acetilcolina, lo cual contribuye a la perpetuación de los puntos gatillo.
La sensibilización central puede causar que la parte del sistema nervioso que normalmente contrarrestaría el dolor por disfunción deje de hacer su trabajo. Como resultado, el dolor se desencadena con más facilidad con niveles menores de factores estresantes físicos y emocionales, y también es más intenso y duradero. El dolor prolongado debido a la sensibilización del sistema nervioso central puede causar tensión emocional y física. Del mismo modo, la exposición prolongada a factores estresantes físicos y emocionales puede derivar en sensibilización del sistema nervioso central y causar dolor. Los cambios anormales en el sistema nervioso central por sí solos pueden ser autoperpetuantes y causar dolor incluso sin la presencia de los factores estresantes originales o adicionales, lo cual crea un círculo vicioso de dolor y la formación de puntos gatillo.
Una vez afectado el sistema nervioso central debido a la sensibilización central, incluso si se han resuelto los factores perpetuantes originales, los puntos gatillo pueden seguir formándose y reactivándose. Por tanto, cuanto más tiempo pase sin tratarse el dolor, mayor será el número de neuronas implicadas y mayor el número de músculos a los que afectan, lo cual originará dolor en áreas nuevas y eso afectará a más neuronas… y cuanto mayor se torne el problema, más posibilidades habrá de que el dolor se vuelva crónico. El problema se vuelve más complejo, doloroso, debilitante y frustrante, y más tiempo llevará y más caro será el tratamiento. Cuanto más esperes, menos probable será que consigas un alivio completo y más probable será que los puntos gatillo se reactiven de manera crónica y periódica. Cuanto antes se trate el dolor, lo cual comprende eliminar los factores estresantes iniciales y los factores perpetuantes, menos probable será que devenga un problema permanente con afectación muscular generalizada y cambios en el sistema nervioso central.
¿Cómo saber si tienes puntos gatillo?
Las dos características más importantes de los puntos gatillo son la presencia de bandas tirantes o «nudos» dolorosos a la palpación, y dolor referido. También se aprecia debilidad, disminución de la movilidad u otros síntomas que normalmente no se asocian con problemas musculares.
Sensibilidad dolorosa, nudos y bandas tirantes en los músculos
Cuando los puntos gatillo se someten a presión, suelen doler a la palpación. Ello es porque la contracción sostenida de las miofibrillas provoca la liberación de neurotransmisores sensibilizantes mediante un efecto de cascada: la contracción mantenida eleva el nivel de metabolitos como los iones de potasio y el ácido láctico, lo cual eleva los niveles de agentes inflamatorios como la bradicinina y la histamina, que activan las fibras nerviosas sensibles al dolor y eso genera la excreción de transmisores del dolor como la sustancia P.
Los niveles de intensidad del dolor varían dependiendo del esfuerzo al que los músculos se sometan. La intensidad del dolor también varía como respuesta a brotes de algún factor perpetuante de los que se habla en los capítulos 2 a 4, así como en casos de sensibilización del sistema nervioso central (véase antes). Las áreas en los extremos de las fibras musculares también se vuelven sensibles al tacto, sea en el hueso o donde el músculo se convierte en tendón.
Los músculos sanos no suelen contener nudos o bandas tirantes y no duelen cuando se aplica presión. Cuando no se usan, son blandos y flexibles al tacto, no como los músculos duros y tensos propios de las personas con dolor crónico. Mis pacientes a menudo refieren que sienten los músculos duros y densos porque entrenan y practican ejercicios de fuerza, aunque en realidad, si los músculos están sanos, son blandos y flexibles en reposo, aunque uno haga deporte. Los músculos con puntos gatillo también se pueden relajar, así que no asumas que no tienes puntos gatillo sólo porque el músculo no esté duro ni denso.
Dolor referido
Los puntos gatillo pueden causar dolor referido en el área donde se localizan y/o en otras áreas del cuerpo. Se llaman patrones de dolor referido. Más del 55% de los puntos gatillo habituales no se localizan en el área del dolor referido. Los patrones más habituales de dolor referido están bien documentados y representados gráficamente, y se aportan dibujos en los capítulos dedicados a los músculos en la segunda parte de este libro.
A menos que sepas dónde buscar puntos gatillo, si sólo trabajas las áreas donde sientes dolor, probablemente no sientas ningún alivio. Por ejemplo, los puntos gatillo del músculo psoasilíaco (a nivel profundo del abdomen) pueden causar dolor en el área lumbar. Si no compruebas si el músculo psoasilíaco presenta puntos gatillo y sólo trabajas el músculo cuadrado lumbar en la espalda, no apreciarás mejorías. La segunda parte del libro te enseña dónde buscar puntos gatillo y cómo tratarlos.
Debilidad y fatiga muscular
Los puntos gatillo pueden causar debilidad y pérdida de coordinación, junto con incapacidad para usar el músculo. Muchas personas toman esto como un signo de que necesitan fortalecer los músculos débiles, pero no se puede acondicionar (fortalecer) un músculo que contenga puntos gatillo: estas fibras musculares no están capacitadas para el ejercicio porque ya están contraídas. Si no se desactivan primero los puntos gatillo, es probable que los ejercicios de preparación física provoquen que los músculos circundantes hagan el trabajo en vez del músculo que contiene puntos gatillo, lo cual debilitará y desacondicionará más si cabe ese músculo que presenta puntos gatillo.
Los músculos que contienen puntos gatillo se fatigan con mayor facilidad y no recuperan su estado relajado con tanta rapidez cuando dejas de usarlos. Los puntos gatillo a veces hacen que otros músculos se tensen, debiliten y fatiguen en las áreas donde experimentas dolor referido, y también causan una tensión generalizada en el área como respuesta al dolor.
Otros síntomas
Los puntos gatillo provocan síntomas que la mayoría de las personas no asocian con problemas musculares. Por ejemplo, los puntos gatillo en los músculos abdominales pueden provocar emisiones anormalmente frecuentes de orina y espasmos de la vejiga, micciones involuntarias durante el sueño, diarrea crónica, flatulencia y gases frecuentes, náuseas, pérdida del apetito, ardor epigástrico, intolerancia alimentaria, menstruaciones dolorosas, vómitos en escopetazo, dolor testicular y dolor como si procediera de un órgano, además de causar dolor referido en las áreas abdominal, dorsal y lumbar.
Los puntos gatillo también causan rigidez articular, debilidad generalizada o fatiga, espasmos musculares, temblores y áreas de entumecimiento u otras sensaciones extrañas. Probablemente no se te ocurra (ni a quien te presta atención médica) que estos síntomas puedan estar causados por un punto gatillo en algún músculo.
Sensibilización del lado contralateral del cuerpo
No es inusual que un dolor crónico termine afectando ambos lados del cuerpo; por ejemplo, si duele el área lumbar derecha, tal vez haya puntos neurálgicos en el área lumbar izquierda. A menudo, el lado contralateral duele más a la presión. Ello es porque lo que está afectando un lado probablemente afecta el otro: una mala mecánica corporal, mal calzado, lesiones por uso excesivo, enfermedades inflamatorias o degenerativas crónicas, otras enfermedades crónicas o sensibilización central. Por este motivo casi siempre trato ambos lados de los pacientes y recomiendo que los autotratamientos se hagan en ambos lados. Tal vez descubras que tienes puntos gatillo sólo en el músculo de un lado, pero comprueba siempre ambos lados antes de asumir nada.
Puntos gatillo activos frente a puntos gatillo latentes
Si un punto gatillo está activo, causará dolor referido u otras sensaciones y limitará la movilidad. Si un punto gatillo es latente, tal vez disminuya la movilidad y cause debilidad, pero no dolor. Cuanto más frecuente e intenso sea el dolor, más probable será que tengas un mayor número de puntos gatillo activos.
Los puntos gatillo que comienzan con un impacto en el músculo, como una lesión, suelen estar activos inicialmente. Una mala postura o una mala mecánica corporal, el uso repetitivo, la irritación de una raíz nerviosa o cualquier otro factor perpetuante abordado en los capítulos 2 a 4 también generarán puntos gatillo activos. Los puntos gatillo latentes se pueden desarrollar gradualmente sin ser activos al principio, y sin que sepas que están ahí. La mayoría de las personas presentan al menos algún punto gatillo latente, que fácilmente puede devenir activo.
Los puntos gatillo activos en algún momento dejan de causar dolor referido y se vuelven latentes. Sin embargo, estos puntos gatillo latentes se activan con facilidad, lo cual te puede hacer pensar que estás sufriendo un problema nuevo en vez de uno antiguo –del que hasta te hayas olvidado– que se está agudizando. Cualquiera de los factores perpetuantes expuestos en los capítulos 2 a 4 puede activar puntos gatillo previamente latentes y volverte más propenso a desarrollar nuevos puntos gatillo iniciados por impactos en los músculos.
¿Qué causa y perpetúa los puntos gatillo?
Los puntos gatillo se forman después de un traumatismo o una lesión, o bien se desarrollan gradualmente. Los factores provocadores y perpetuantes habituales de formación de puntos gatillo son las tensiones mecánicas, lesiones, problemas nutricionales, factores emocionales, problemas del sueño, infecciones agudas y crónicas, disfunciones orgánicas y enfermedades, y otras afecciones; dichas patologías se tratarán en los siguientes tres capítulos.
Tendrás más control sobre algunos factores perpetuantes que sobre otros. Tratar los factores perpetuantes pertinentes es tan importante que tal vez consigas un alivio sustancial o completo del dolor sin ningún tratamiento adicional. Si no eliminas dichos factores en lo posible, quizá sólo consigas alivio temporal con el tratamiento del especialista o con el autotratamiento mediante técnicas de presión. Por suerte, aprenderás lo suficiente sobre los factores perpetuantes como para que, aunque decidas no solucionarlos, hagas una elección informada sobre si el alivio del dolor es más importante para ti que seguir haciendo cosas que te hacen sentirte peor.
No es realista pensar que puedas introducir al mismo tiempo todos los cambios expuestos en los capítulos 2 a 4, pero haz una lista de los factores perpetuantes que podrían influir en ti. Da prioridad a la resolución de los que creas que son los más importantes.