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Grafitis romanos y un poema sajón Autores anónimos

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Las primeras murallas de Londres, construidas entre 190 y 225, cerraban un área de solo 1,4 kilómetros cuadrados, más o menos la misma superficie del actual Hyde Park. La ciudad prosperó y al terminar el siglo i ya era la más poblada de Britania y se había hecho con la capitalidad de la provincia. El emperador Adriano la visitó en 122 y, quizá como consecuencia de la visita imperial, se empezó a construir una serie de grandes edificios públicos. Se alcanzaron los 60.000 habitantes y Londres disfrutó de las ventajas de la vida romana, entre ellas un mayor grado de alfabetización, lo que llevó a la aparición de los primeros grafitis de la ciudad, escritos en latín.

AUSTALIS LLEVA DOS SEMANAS

DESAPARECIENDO SOLO

(Rayado en una teja)

¡BASTA!

(Rayado en una teja)

LONDRES: EN LA PUERTA DE AL LADO DEL TEMPLO DE ISIS

(Rayado en una jarra)

A los espíritus de los difuntos: Flavio Agrícola, soldado de la Sexta legión, vivió 42 años, 10 días; Albia Faustina encargó esto para su simpar marido

(Lápida, encontrada en el área de Minories)


Ilustración de la lápida citada arriba, tomada del libro Illustrations of Roman London, de Charles Roach Smith, publicado en Londres en 1859.

GOTAS DE GAYO VALERIO AMANDO PARA LA VISIÓN BORROSA

(sello para tónico ocular)

¡VERGÜENZA!

(rayado bajo un garabato ilegible en una pared)

En el siglo iv Londinium fue rebautizada como Augusta, aunque al nuevo nombre no le acompañó la prosperidad. El imperio Romano se deshacía y en 410 retiró sus últimas dos legiones de Britania. Los sajones, que habían sido invitados como mercenarios para combatir a los pictos, se quedaron como conquistadores y, aunque en 516 el rey romanobritánico Arturo los derrotó en Mount Badon, hacia 550 Londres estaba plenamente bajo control sajón.

Pero a los sajones no les gustaban las ciudades y Londres desapareció durante la Edad Oscura. La ciudad romana quedó en ruinas mientras los sajones apacentaban sus rebaños entre sus murallas. Pensaban que aquellos edificios de piedra eran obra de gigantes y preferían mantenerse alejados de ellos. Por eso, construyeron otra ciudad, hecha de madera, barro y paja, a más de un kilómetro y medio del Londinium romano. La nueva ciudad se llamó Lundenwic y se originó en el lugar que actualmente ocupa Covent Garden. Wic era la palabra sajona que designaba «mercado». Hacia el siglo vii ese mercado le había otorgado a Inglaterra el prestigio suficiente como para que la misión cristiana en el país le concediera su propio obispo. Pero, como veremos, Londres no se mostró muy receptiva a los esfuerzos de Melito, el monje romano encargado de salvar su alma inmortal.

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