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LOS DIRECTORES DE LA ORQUESTA

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Como comentamos en el capítulo anterior, todas las glándulas responden a la famosa “dupla”: el director y vicedirector de la orquesta hormonal, dos estructuras centrales, localizadas en el cerebro y conocidas como hipotálamo e hipófisis que generan un eje donde trabajarán en equipo y se ayudarán entre sí para lograr el máximo equilibrio posible.

El hipotálamo se asemeja a una caja negra de avión localizada en el cerebro. Recibe toda la información desde las distintas partes de nuestro cuerpo y orquesta las respuestas imprescindibles para que no se rompa el equilibrio necesario para funcionar de manera integral. Le aporta inteligencia al sistema endocrino, que sabrá cuándo se requiera liberar más hormona tiroidea o cuándo debe dejar de hacerlo.

De esta manera, controla la temperatura corporal, la sed, el sueño, el hambre, la saciedad y además regula todas las hormonas que de allí partirán a la hipófisis, un segundo puesto de supervisión antes de llegar a la glándula específica.

El hipotálamo está constantemente “censando” o cuantificando lo que pasa a su alrededor, por eso, percibe cuánta hormona tiroidea hay en la sangre y de acuerdo con eso libera una hormona que se llama TRH (hormona liberadora de tirotrofina) que se dirigirá a la hipófisis. La cantidad exacta que libera debería ser la necesaria para lograr el completo equilibrio.

La hipófisis también se encuentra en el cerebro, pero un poco más abajo que el hipotálamo. Se encarga de transmitir las señales del hipotálamo a todas las glándulas, como un paso intermedio. Además, gestiona también otros procesos como el crecimiento y la reproducción, la regulación de estrés, la lactancia, entre muchas otras.

El eje entonces funciona de la siguiente manera: el hipotálamo libera TRH (hormona que no podremos medir en los análisis de sangre porque está dentro del cráneo) que va a estimular a la hipófisis para que libere TSH u hormona estimulante de la tiroides (esta sí podremos medirla porque sale a circulación) que se dirigirá a la tiroides para que libere sus propias hormonas.

La excelente supervisión del hipotálamo y la hipófisis logra que la tiroides siempre se encuentre controlada. Entonces, si por algún motivo las hormonas que libera la tiroides disminuyen, el hipotálamo lo advertirá, y para compensar enviará grandes cantidades de TRH, así como la hipófisis de TSH para balancear las hormonas tiroideas. Por el contrario, si la glándula tiroides está liberando hormonas de más, el hipotálamo inhibirá a la hipófisis para que no libere TSH con la finalidad de no empeorar la situación de nuestro reloj estimulándolo aún más.

¿Es estrés o tu tiroides?

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