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ME SIENTO MAL, PERO LOS ANÁLISIS ME DAN BIEN

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Como les conté al inicio del capítulo, algunas veces recibo pacientes que tienen síntomas indicadores de alguna alteración en la función tiroidea. Muchos de ellos ya consultaron a su médico clínico o a su ginecóloga en distintas oportunidades; suelen comentar que los análisis de sangre dieron dentro de los parámetros normales y que los enviaron de regreso con el infalible diagnóstico de “es solo estrés”, o tal vez “busca por otro lado, no le eches la culpa a la tiroides”.

Pero ahora que nos asomamos al complejo funcionamiento de esta glándula, podemos entender la importancia de elegir un especialista en el tema, ya que las pruebas diagnósticas de función tiroideas solicitadas en sangre difieren dependiendo de los síntomas que hagan sospechar al médico una alteración hormonal. De ahí también la relevancia de conocer un profesional con gran experiencia sobre esta glándula, porque sabrá cómo interpretar tanto los síntomas, como los resultados de los estudios. En nuestro país, contamos con gran cantidad de médicos idóneos en el tema, tanto en el ambiente sanitario público como privado.

Por ejemplo, durante el embarazo hay cambios hormonales normales que alteran la función tiroidea por la influencia de las hormonas propias de este estado. Cuando alguien toma anticonceptivos o recibe algún otro aporte de hormona por cualquier motivo, si realiza ayunos o dietas estrictas, entre muchísimas otras razones, las hormonas que se deberán solicitar se indicarán según el caso particular.

Cuando estoy frente a un paciente, pienso en todo lo que pudo haber salido mal para que se sienta así, jamás menosprecio sus síntomas, porque no solo orientan al diagnóstico correcto, sino también al tratamiento oportuno. Es el mismo paciente el que conduce a su médico por ese camino, pero para eso hay que lograr empatía, saber escuchar, analizar e interpretar lo que el paciente cuenta, qué situaciones de su vida diaria se han visto afectadas. Mientras tanto podemos ir pensando qué pudo haber salido mal en todo el circuito orquestal.

Pudo no haber llegado suficiente TSH desde la hipófisis, puede haber muchos o pocos vigilantes apoderándose de las hormonas tiroideas sin dejarlas actuar correctamente, puede faltar yodo para formar las hormonas, o pueden también formarse hormonas tiroideas de más porque el estímulo es exagerado. Se puede tener alterada la cantidad de T4 que se transforma en T3 o pueden aparecer situaciones en las que nuestro cuerpo se resiste a la acción de las hormonas tiroideas, pero eso es muy alborotado para pretender que ustedes carguen con esa información.

Como podrán observar esta glándula tiene muchas opciones de fallar, el tema está en detectarlo correctamente y tratarlo como corresponde. Déjenme acá hacerles un llamado de atención: muchas veces los pacientes llegan con los resultados de los análisis de sangre previos porque les pidieron a otro médico que se los indique para adelantar, a fin de tenerlos “listos” cuando van al endocrinólogo. Esta conducta le quita al médico especialista la oportunidad de saber elegir qué necesita ese paciente en particular y optimizar también los recursos que la práctica nos da. Cuando un profesional no maneja el tema, suele pedir determinaciones demás y no solicitar las más convenientes para ese caso individual y puede complicarse el proceso en lugar de facilitarlo.

En síntesis, la importancia de las hormonas tiroideas reside en que regulan todo el metabolismo haciéndolo trabajar en equilibrio, modifican la frecuencia cardíaca, el nivel de colesterol, el peso corporal, el nivel de energía, la fuerza muscular, las condiciones de la piel, la regularidad menstrual, la memoria y muchas otras funciones, responsabilizándose en gran parte de nuestra salud y bienestar.

¿Es estrés o tu tiroides?

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