Читать книгу Política y memoria - Virginia Martínez - Страница 13
Conclusión
ОглавлениеEn el largo plazo, la constitución de Uruguay como país independiente, y su inclusión en el contexto mundial, muestra los rasgos de un sistema político liberal y culturalmente europeizado, unido a lo que algunos economistas llamaran economía subdesarrollada. Una sociedad urbana con patrones de desarrollo social considerablemente avanzados en la primera mitad del siglo xix se combinaba con una economía agroexportadora donde —sin perjuicio de importantes diferencias entre tipos de unidades productivas— predominaban criterios tradicionales de producción y organización empresarial, que le proporcionaban escasa posibilidad de respuesta frente a fluctuaciones de precios y potencialidades de comercialización y diversificación. La sociedad urbana, si bien mayoritaria en términos demográficos, dependía hasta el momento de la crisis del empleo provisto por el Estado, secundado por los servicios privados del comercio y las finanzas, y una industria restringida y protegida, sin perspectivas de crecimiento. La posibilidad de cambio de esta estructura era reducida y, en consecuencia, su vulnerabilidad al conflicto social, muy elevada. Los partidos dominantes constituían una red de intereses muy diversificados, pero poco jerarquizados y bastante segmentados; los límites entre fracciones partidarias, instituciones del Estado y clientelas electorales eran difíciles de delimitar. En la segunda mitad de los años sesenta, la combinación de parálisis política, ineficacia institucional y crisis económica abrían un espacio a la radicalización, la violencia y el autoritarismo. Dado que las Fuerzas Armadas habían permanecido hasta entonces al margen del conflicto, en la medida en que este se agravaba sin solución a la vista, es fácil de entender que finalmente acabaran interviniendo, ya sea a convocatorio de los propios políticos tradicionales incapacitados de resolverlo, ya sea por ambición o mesianismo de los jefes castrenses.