Читать книгу El gran libro de Illustrator - Eduardo Guarniz - Страница 12

1. Borrar el “historial”

Оглавление

Con la (supuesta) intención de hacerse más útiles, cientos de páginas registran dónde se hace clic, cuánto tiempo se pasa en cada lugar y, problemáticamente, información personal: si se comparte el equipo con alguien, podría bastarle con entrar al mismo servidor de correo –digamos, Gmail– para acceder a la indeterminable cantidad de datos que Google posee sobre uno: un historial puede ser peligroso.

Igualmente, Illustrator guarda información del modo en que es empleado y crea una contradicción de aprendizaje: es esencial experimentar con las herramientas para aprender a manejarlas, como caminar por una ciudad para conocerla, pero podría suceder que uno se aleje tanto de la parte ya conocida que luego cueste regresar a ella; así, si se comparte el equipo, puede complicarse repetir lo ya aprendido.

Por tanto, pocas técnicas son tan útiles como reiniciar Illustrator, un botón para recuperar la virginidad:


[1] Abrir Illustrator.

[2] ⌘K. En los tres programas principales de Adobe, este atajo da a acceso a las preferencias, principal espacio de configuración.

[3] Clic en [RESET PREFERENCES] (resaltado al margen). Al darlo, aparecerá una advertencia (): es necesario salir del programa para reiniciar las preferencias, acción que se ofrecerá automáticamente a continuación.

[4] Clic en [OK] para cerrar el cuadro de diálogo.

[5] Clic en [RESTART NOW] (reiniciar ahora).

El botón apareció primero en Photoshop; la combinación de teclas es todavía el único camino en InDesign.

No es ocioso haber colocado como primer paso “Abrir Illustrator”: hasta el año 2020, el botón del paso [3] no existía y había que valerse de una odiosísima combinación de teclas2 una fracción de segundo después de abrir el programa.

Así, hasta Illustrator 24.0.2, había que presionar las tres teclas modificadoras casi inmediatamente después de abrir el programa, pero era odioso porque no se podían presionar las teclas antes de abrir el programa, ni al mismo tiempo: tenía que ser, digamos, medio segundo después. Era doblemente odioso porque había que esperar a tener el programa abierto para saber que se había hecho correctamente.

Odioso y todo, reiniciar las preferencias es una técnica fundamental.

Cuanto más haya configurado mi programa, más odioso (triplemente) repetir cómo prefiero que funcionen determinadas herramientas, cuadros de diálogo, paneles, etc. Pero es un recurso que permite experimentar mientras se aprende –yo sigo aprendiendo, el programa cada día es más complejo– porque así se recuperarán los valores de fábrica del programa, como si acabara de instalarse, si no está claro qué fue lo que cambié o… qué pudo haber cambiado la persona con quien comparto el equipo.

El gran libro de Illustrator

Подняться наверх