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4. Guardar como PDF

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Tal como no existe una única configuración del programa (preferencias) ni de su aspecto (interfaz), no hay un solo modo de guardar archivos; como en la página precedente, la forma predeterminada de guardar supone gran compatibilidad pero mayor ineficiencia, potencialmente, por lo que el siguiente flujo de trabajo conservará ambas ventajas.


Así, el menú de versión permite dar al archivo, con formato de Illustrator 2020 (válido desde noviembre de 2019), compatibilidad con Illustrator 3 (1990). Si este ha de ser editado por un colega o cliente, debe consultarse qué versión requiere, pero lo más recomendable es siempre guardar un original: la primera opción del menú (resaltada).

Sin duda, más típico que entregar un archivo editable de Illustrator es crear una copia en PDF, formato cuya mayor compatibilidad es apenas una de sus muchas ventajas.

[1] ⌘O (File > Open / Archivo > Abrir). Abrir el archivo guardado en el ejercicio anterior (original.ai).


[2] ⇧⌘S (File > Save as / Archivo > Guardar). Tal como [⌥] da una variante al crear un documento, añadiendo [⇧]7 al atajo de guardar se puede crear una copia con otro nombre ([a] al margen), en otro lugar ([b]) y, aquí, en otro formato, el PDF (adjuntar.pdf, [c]).

[3] En el menú resaltado, elegir Smallest file size. Este cuadro de diálogo tiene decenas de opciones: la preconfiguración de Tamaño reducido agrupa las ideales para enviar el archivo como adjunto de correo electrónico (por eso “adjuntar.pdf”).



[4] Marcar la casilla [√] No mostrar de nuevo (Don’t show again) y clic en [OK]. Puesto que el objetivo (en especial, para enviar por correo un archivo) es obtener el menor tamaño posible de archivo, no tiene sentido verificar la casilla que, según Illustrator recuerda, se ha desactivado ([b] arriba).

[5] ⌘W (File > Close / Archivo > Cerrar).

[6] ⌘O (File > Open). De la carpeta del capítulo, abrir “garabato.ai”. A diferencia de la elipse que guardada en PDF, este archivo contiene fotografías, las que suponen un manejo cuidadoso en Illustrator.

[7] Repetir el paso [2] (imprimir.pdf).


[8] En el cuadro de diálogo, seleccionar High quality print ([a] abajo) y dejar en blanco la casilla Preserve Illustrator… ([b]); al hacerlo, la preconfiguración indicará (modified), pero esa modificación hará que el PDF tenga un tamaño menor –siempre que se cuente con un original en Illustrator, esta secuencia será la más recomendable– y no impedirá que el archivo resultante tenga, como indica el nombre, calidad suficiente para una impresión de alta calidad. Ahora bien, se puede demostrar por qué una imagen incluida requiere opciones distintas con unos pasos repetidos.

[9] Reabrir el archivo (pasos [5]-[6]) y guardarlo como PDF de tamaño reducido (pasos [2]-[3]).




[10] Abrir los archivos creados en PDF utilizando cualquier aplicación apropiada (por ejemplo, Adobe Reader o Vista previa en Mac). Los tres archivos podrán mostrar perfectamente las líneas vectoriales, pero los detalles de la foto sufren. Así, la compresión de baja calidad ([a] al margen) hace que el archivo ocupe poco espacio, pero vuelve ilegible el texto,8 en la parte inferior derecha de la ilustración; al costo de un tamaño mayor, los ajustes de alta calidad producen un PDF apto para impresión masiva, tal como se observa en la segunda imagen ([b]), impresión que puede ser realizada en Mac o PC, sin requerir ningún programa particular, de ninguna versión, ni fuentes, ni vínculos (son las ventajas del PDF); para llegar a la tercera ([c]), con toda la perfección de detalle que se espera de Illustrator, tendría que modificarse el apilamiento de los objetos, según se revisará en el capítulo siguiente (cfr. cap.III.5).

[11] Repetir nuevamente los pasos [5]-[6] para reabrir el archivo “garabato.ai”.

[12] ⇧⌘S (File > Save as). Guardar el archivo con un nombre distinto al original (official.ai).

[13] En el cuadro de diálogo, verificar [√] Create PDF compatible (resaltada). Aunque es excelente, la compatibilidad de PDF no es indispensable en todos los casos.


[14] En el sistema operativo, observar la diferencia entre el tamaño del archivo original y el que acaba de guardarse: el nuevo archivo es hasta ciento cuarenta veces más grande. Para mejor comprender la absurda diferencia, debe considerarse que el original contiene dos fotos: la plantilla de dibujo en TIFF (que pesa apenas 1,2 Mb) y la toma original, sin retocar, en JPEG. Sin embargo, los archivos de píxeles son tan pesados que tienen esos tamaños reducidos gracias a la compresión ya aplicada.9 Un ejemplo lo dejará más claro.

[15] ⌥⌘N. Crear un archivo nuevo, sin configurarlo.



[16] ⇧⌘P (File > Place / Archivo > Colocar). De la carpeta del capítulo, seleccionar “img_2427.jpg”; observar que la foto apenas ocupa 1,6 Mb.

[17] Al cargarse el puntero que se resalta al margen, arrastrarlo para darle un tamaño a la imagen en el documento. Se puede notar que la foto original es lo suficientemente mala como para que un reflejo de luz reviente en la esquina superior izquierda y las sombras de mis manos sosteniendo el teléfono opaquen el resto (una foto pésima puede ser una excelente plantilla).

[18] Repetir los pasos [12]-[13] para guardar el archivo con la compatibilidad PDF. Si se coloca una fotografía, guardar con la compatibilidad PDF hace crecer el tamaño de archivo irracionalmente, incluso si no hay ningún elemento adicional. Evidentemente, Illustrator no es eficiente para comprimir fotografías y la razón es igual de evidente: no es un programa de edición fotográfica, sino de dibujo vectorial.


[19] En el panel de Control, clic en [EMBED] ([c] al margen), con el cual se incrustará la imagen en el archivo de Illustrator. El valor de resolución ([b]) dependerá del arrastre en el paso [17]: cuanto más pequeño el arrastre, mayor la resolución,10 ya que la información se distribuirá en un menor tamaño.

[20] Repetir los pasos [12]-[13] para comparar. Debe notarse que el tamaño del archivo crece más del doble, aunque en este caso el documento contiene, en sí mismo, todo lo necesario para imprimir: en los casos anteriores, además del archivo de Illustrator, era necesario también el JPEG.

[21] En el panel de Control, clic en el nombre del archivo ([a]), en el menú emergente, seleccionar la opción de Relink (Revincular) y, a continuación, ubicar el archivo original (img_2427.jpg) de la carpeta del capítulo. Toca cerrar la propuesta respecto del flujo de trabajo.

[22] ⇧⌘S. Por penúltima vez, guardar el archivo con formato de Illustrator (ordenado.ai) en la misma carpeta en que se encuentra la foto, evidentemente, con la casilla de compatibilidad en blanco. Las conclusiones son claras.

A, de All, selecciona todo; la lógica vale para copiar, agrupar, ocultar, unir, nuevo, abrir, imprimir, reglas, salir, reglas y guardar.

[23] ⌘A (Select > All / Seleccionar >Todo).

[24] [] (Edit > Clear / Edición > Eliminar).

[25] ⇧⌘S. Por última vez, guardar el archivo y mantenerlo abierto para el ejercicio siguiente. Es importante observar el tamaño del archivo, completamente vacío.


Si estos problemas aparecen con una simple foto de aficionado, puede calcularse cuánto crecerán con fotos profesionales, de alta resolución. Para resumir todo lo anterior en dos líneas: ¿por qué crear un archivo compatible con PDF… cuando puedo crear un PDF? Si el documento tiene fotos, debe renunciarse a trabajar con un archivo único, aunque parezca conveniente, pues este crecerá disparatadamente. Desde luego, trabajar con múltiples archivos exige orden y organización en carpetas, para aprovechar las ventajas de cada formato y cada programa.

Sin imágenes, no hace falta un PDF y, entonces, debe verificarse siempre la compatibilidad (si el archivo crece, lo hará marginalmente) por lo que, está claro, todo el material del libro sigue estos criterios, para un tamaño óptimo. Ahora bien, conviene dejar abierto el último archivo, supuestamente vacío, porque si hay algo que evidentemente no tiene, es un tamaño óptimo, por causas que resolveré a continuación.

El gran libro de Illustrator

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