Читать книгу Salud del Anciano - José Fernando Gomez Montes - Страница 47

5. Restricción calórica

Оглавление

El único método no-genético de aumentar la longevidad en diversas especies es la restricción calórica. Una restricción calórica en 30%-40% de la ingesta ad libitum lleva a incremento en la longevidad máxima y media de ratas y otras especies, pero no en primates. Los animales mantenidos bajo esta dieta no solamente viven más que sus congéneres alimentados ad libitum, sino que además presentan una fisiología más joven en prácticamente todos los parámetros medidos. Es decir, la restricción calórica parecería lentificar el proceso mismo de envejecimiento, de modo que los animales bajo restricción sufren los mismos estragos y patologías que los alimentados ad libitum, pero se demoran más en presentarlos.

La restricción calórica retrasa los cambios por envejecimiento no solamente en células que proliferan continuamente, como las del tubo digestivo o células que nunca se renuevan, como la mayoría de las neuronas, sino también en tejidos como el colágeno extracelular o tejidos acelulares como el cristalino. Además, retrasa la excesiva proliferación de células, como las neoplasias, la degradación articular y el deterioro cognoscitivo. En cuanto al mecanismo involucrado, se ha planteado que en parte podría ser la activación de las sirtuinas (proteínas deacetilasas dependientes del NADH) y se han identificado productos que aumentan las sirtuinas, como el resveratrol, un producto que aumenta la vida media en ratones, pero no ha sido confirmado en humanos. A pesar de todas estas ventajas, pocos seres humanos estarán dispuestos a una restricción calórica de esta magnitud para solamente retrasar los cambios del envejecimiento.

Otras vías de investigación en el control de la expectativa de vida de los individuos aún están en ciernes, como el TOR (target of rapamycin), un regulador de la producción de proteínas, otros circuitos moleculares como la proteína p66, el supresor tumoral p53 y el papel de los antioxidantes. En un futuro se podrá saber el papel de estos mecanismos bioquímicos en el proceso de envejecimiento. Es claro que las especies que tienen mayor expectativa de vida poseen y mantienen mejores mecanismos de reparación, vías, programas y sistemas, lípidos y proteínas que resisten la oxidación y un más sofisticado sistema inmune.

Otra situación que debe ser identificada y caracterizada en cuanto a la biología del envejecimiento es la diferencia en cuanto a sexo: las mujeres pueden ser consideradas como el “sexo fuerte” al envejecer: el 85% de los centenarios son mujeres y, como dato curioso, hoy se conoce que la alta proporción de los efectos heredables en la expectativa de vida proceden del lado materno. En muchos de los parámetros que se han comentado se han detectado diferencias por el sexo de los individuos, en beneficio de las hembras.

De hecho, en los últimos años se han publicado una serie de trabajos que demuestran que la mayor longevidad de las hembras de mamíferos, incluidas las de la especie humana, se debe a su menor estado de oxidación, al mantener mayor capacidad antioxidante. Esta mayor capacidad antioxidante de las hembras, apreciable a nivel mitocondrial, parece estar relacionada con los niveles de estrógenos circulantes. Además, en el sistema inmunitario, la capacidad funcional de sus células es mayor y los leucocitos de estas se encuentran menos oxidados que los de los machos.

En suma, los estudios en los últimos años en el ámbito de la biología del envejecimiento permiten concluir que, a pesar de no poder detener este proceso, ahora es probable retrasar o desacelerar la aparición de sus características, a través de mutaciones genéticas o de restricción calórica. En esa vía, grandes sorpresas nos esperarán en un futuro.

Salud del Anciano

Подняться наверх