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ОглавлениеTRES CAPITALES EN BUSCA DE SU PERFIL
Miquel Alberola1
El sociólogo José Miguel Iribas, autor de las directrices de varias comunidades autónomas y de diversos planes territoriales parciales, en los que ha desarrollado diagnósticos, programas y propuestas de usos, insiste en que el principal reto de cada ciudad es definir cuál es su perfil para encajarse en el futuro. Los intrumentos que se han tenido hasta ahora para trabajar con los perfiles han sido los planes estratégicos, y según Iribas «se han revelado como instrumentos inadecuados porque hacen apreciaciones de la realidad con base sectorial, y propuestas tienen que responder a los déficit». Por tanto, se trata de «planes remedialistas» que aceptan la realidad y no se anticipan.
Desde su punto de vista, Valencia, aparte de contar con suculentas condiciones para el turismo, tiene grandes posibilidades para ser uno de los grandes centros de software en Europa, «pero se ha cableado mal, incluso en zonas céntricas»: «Valencia perdió la oportunidad histórica de la torre de comunicaciones y ha preferido hacer un [parque] oceanográfico». En su análisis, Valencia tiene un perfil de centro terciario asociado a los procesos industriales de la Comunidad Valenciana, donde el diseño tiene un papel importante.
Además, Valencia es un territorio con una clara vocación logística, tiene tráfico y distribución de mercancías y manufacturas, pero no tiene todavía una ciudad del transporte. Con todo, reúne muchas cualidades de cara a los nuevos retos, según Iribas: «La capacidad de Valencia de integrar territorios desarticulados es muy potente: es la puerta de entrada de la península desde Baleares, el eje de conexión de Barcelona con el sur, conecta con Madrid y puede conectar con Zaragoza sin problemas, con lo que resuelve de un plumazo su conexión con el área de Navarra, La Rioja y el País Vasco».
Alicante vive una «absoluta perplejidad», de acuerdo con el razonamiento de Iribas: «Nunca se sabe bien lo que quiere ser». «No puede ser centro logístico, como algunos reclaman, porque si se trata de conectar con Madrid, Valencia conecta 62 kilómetros mejor, y con mejor instalación portuaria. Y si se trata de aeropuerto, el de L’Altet sólo es mejor en charter, pero no en conexiones con Europa», advierte. En ese sentido, Alicante «sólo se salva» por su entorno industrial: Elx, Elda, Petrer y Alcoi, incluyendo el turismo de Benidorm. «Alicante ha crecido un 9 % en los últimos años, pero eso significa que en términos brutos ha crecido sólo un 2 % en 14 años, porque el crecimiento vegetativo de la población española ha sido del 7 %», interpreta, y añade: «Pero ese crecimiento todavía es más ridículo si consideramos que Alicante es el corazón de un triángulo, el de Elx, Elda-Petrer, Benidorm, que es el que más crecimiento está realizando en la península». El problema de Alicante es que no ha encontrado el perfil y «desarticula toda la provincia como tal». «Su mayor problema es que no tiene empresariado», sentencia.
Castellón no existe como capital, dictamina Iribas. «Existe el triángulo azulejero». Castellón es una zona de acumulación de capital con bastantes comportamientos agroindustriales, con un capitalismo agrario de primera fase, de acumulación de dineros y con inversiones en inmobiliaria. «Castellón disimula muy bien la falta de empresariado con el triángulo azulejero, y eso encubre su declive», asegura. Además, la gravitación de Valencia ha determinado su futuro: «Está demasiado cerca de Valencia. Si se aplica la teoría de la gravitación comercial, Valencia se come a Castellón. Tiene muy poca diversidad en servicios: es una ciudad administrativa, que no tiene empresariado propio, que ha perdido la agricultura y que no se ha desarrollado turísticamente, por lo que lo tiene muy complicado», diagnostica.
1 Miquel Alberola es periodista.