Читать книгу Las teorías literarias y el análisis de textos - Adriana Azucena Rodríguez - Страница 16

Propuesta de actividades para el análisis

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1 Analizar el poema “Calle desconocida” en términos formalistas: ¿con qué medios se crea la “impresión máxima” de los objetos?

2 Señalar los “obstáculos” para la comprensión del texto.

3 No se trata de reconocer las figuras retóricas del poema, sino de describir cómo se logra la creación de una visión del objeto.

4 Tampoco se trata de interpretar al autor, sino de “ver” la realidad de una manera nueva, capaz de “desautomatizar” las acciones y objetos cotidianos.

Jorge Luis Borges publicó, en 1923, el libro Fervor de Buenos Aires, en el que se encuentra el poema “Calle desconocida”.1 La fecha del libro coincide con las corrientes vanguardistas y las reflexiones formalistas que se desarrollaban en Rusia. La coincidencia más relevante, sin embargo, es la del interés por revelar objetos cotidianos como si se vieran por primera vez. Esto ocurre con la experiencia de “Calle desconocida”: situaciones comunes son reveladas mediante diversos mecanismos que, si bien oscurecen la claridad del mensaje, revelan la magnificencia de la situación cotidiana planteada en el texto.

Desde los primeros versos, en vez de señalar que la experiencia referida ocurrió en los primeros momentos de la tarde, recurre a una alusión mística tomada de la tradición hebrea:

Penumbra de la paloma

llamaron los hebreos a la iniciación de la tarde

cuando la sombra no entorpece los pasos

en otras palabras, realiza la operación descrita por Shklovski de retirar los objetos de su contexto (1991: 68). Al mismo tiempo, obliga al lector a salir de su propio contexto para imaginar el tono de una paloma y llevarlo al “tono” de una tarde específica. Lo mismo sucede con las siguientes notas que profundizan en la imagen de la tarde, “cuando la sombra no entorpece los pasos”, en otros término, en un momento de luz regular en que aún se puede saber hacia dónde se dirigen los pasos. Nuevamente, la imagen de la tarde se desvía hacia un ámbito distinto al temporal o espacial:

la venida de la noche se advierte

como una música esperada y antigua.

Un procedimiento similar le permitirá recrear la intensidad de la luz del brevísimo instante recreado:

En esa hora en que la luz

tiene una finura de arena.

di con una calle ignorada,

abierta en noble anchura de terraza,

cuyas cornisas y paredes mostraban

colores tenues como el mismo cielo

que conmovía el fondo.

Con este procedimiento, el lector deberá imaginar diversas tonalidades de luz, ejercicio que no sería posible si el autor hubiera establecido una hora específica.

Así, mucho después de que el poeta ha logrado comunicar el espacio y el momento en que ocurrió la experiencia aludida, continuará con la revelación de una calle desconocida, experiencia que recuerda el asombro, casi siempre instantáneo, de descubrir una calle por primera vez.

1 Jorge Luis Borges, Fervor de Buenos Aires, Madrid, Alianza, 2008, pp. 22-23.

El estudio formalista de la poesía inicia la tendencia de considerar el texto poético como una instancia al margen de aspectos extratextuales. También se atribuye a este grupo de estudios la distinción entre lengua poética (extraña y oscura) y lengua cotidiana (clara y unívoca). Estos puntos representarán los aspectos más criticados del formalismo y sus continuadores; no obstante, cabe mencionar que los formalistas advirtieron las contradicciones de sus propios planteamientos, pero debieron partir de principios teóricos que pudieran considerarse estables. Gracias a esos principios, la línea de estudios literarios continuó su desarrollo, a tal grado que todos los planteamientos teóricos subsiguientes han debido dialogar con las pautas heredadas por el formalismo ruso. Así, una vez planteado, a grandes rasgos, el mecanismo del análisis poético, continuemos con el análisis del texto narrativo.

Las teorías literarias y el análisis de textos

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