Читать книгу Los fantasmas de Armero, o el quinto elemento: crónicas desde el cuerpo - Adriana Leonor López Vela - Страница 16

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El cuerpo

el tuyo, que es el mío

y el de ellos.

La casa que habitaron los muertos cuando vivos estaban.

Son la tierra.

Liviana como el viento que mi cuerpo exhala

es la tierra.

Los dinteles y las jambas, los vanos,

los espejos que no están

son la tierra.

Una cruz que habla desde el cóncavo de un alma

en el frontis de una casa,

lo convexo en la mirada

que extraña el polvo de los huesos

de los hombres que partieron,

son la tierra.

Las tapias y los troncos que sirven de refugio.

Las aves, los rastreros, las vacas,

la libélula verdeazul

son la tierra.

Es la tierra una brizna blanca

que se hizo de alba en alba.

Todo es solo una, no más que ella: la tierra.

La piel del mundo.

Y el mundo es un puntito en el cosmos.

Mi piel que agua —r— da es la tierra.

La —r— el silencio

en mi garganta.

Quininí —la diosa luna—

me murmuró una noche allí, en medio del todo

que “todos somos cosmos”:

los vivos, los muertos,

sus almas.

Los fantasmas de Armero, o el quinto elemento: crónicas desde el cuerpo

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