Читать книгу El laberinto de la vida - Agustin Delgado - Страница 43

Cada mañana

Recuerdo tu cara

Tu dulce rostro

Me hipnotizaba.

Un simple niño

Que recién amaba

Dejo su corazón

En bandeja de plata.

Una flor

Y un beso

Esos fueron

Mis obsequios.

Tus ojos

Y tu mirada

Me devolvieron

Aquellas mañanas.

Esa alegría

Provocaba

Una sensación

Tan humana.

Mi padre

Me había ayudado

Me dio consejos

Para sujetar tu mano.

Ese día

Fuimos al patio

Me sujetaste

Y me llevaste volando.

No me importaba

Si el resto miraba

Allá con ellos

Que no conocen lo bello.

Nos detuvimos

Y nos miramos

Por varios minutos

No hablamos.

Aún recuerdo

Ese momento

Cuando el tiempo

No fue necio.

El reloj se detuvo

Y todos mis miedos

Se hicieron uno.

Un beso

Uno tierno

Tan fuerte

Que mato al tiempo.

Por pocos segundos

Fue perfecto

Aun lo recuerdo.

Pero sonó la campana

Y tú te marchabas

No me salieron palabras

Mientras tú escapabas.

Te cambiaste de escuela

Y me abundo la pena

Me llene de tristeza

Eras la perfecta.

Mis sueños

Me demuestran

Que mal hice

En dejar que corrieras.

Daría todo

Por volver a esa época

Cuando nuestro amor

Era una fortaleza.

Hice mal

En soltarte la mano

Y sacrificaría todo

Para volver a intentarlo.