Читать книгу Los conjurados - Alberto Guerra Naranjo - Страница 5

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El hombre nunca sabe para quién padece y espera. Padece y espera y trabaja para gentes que nunca conocerá, y que a su vez padecerán y esperarán y trabajarán para otros que tampoco serán felices, pues el hombre ansía siempre una felicidad situada más allá de la porción que le es otorgada. Pero la grandeza del hombre está precisamente en querer mejorar lo que es...

ALEJO CARPENTIER, El reino de este mundo

Los conjurados

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