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Este libro se organiza en una introducción, cinco capítulos en los que se despliega el análisis, las conclusiones y una coda final.

Por claridad expositiva, la introducción se organiza en dos partes, que creemos que están integradas teórico-metodológicamente. La primera parte ofrece los aspectos conceptuales de la arquitectura teórico-metodológica. La segunda parte explora el lugar relativo de San Salvador de Jujuy en las específicas geografías del poder de las que participa a partir de una síntesis crítica de información, con el objetivo de ligar las posiciones relativas de la ciudad y sus habitantes con la circulación del audiovisual televisivo en procesos que son a un tiempo urbanos, provinciales, nacionales y globales. El ejercicio de síntesis crítica de este capítulo observa a la ciudad desde cierta distancia, ya que opera sobre la contrastación de indicadores sociodemográficos o económicos con el objetivo de describir aspectos generales de la historicidad espacializada de San Salvador de Jujuy para vincularlos al proceso de urbanización del capital (Harvey, 2005) y su relación con las dinámicas de circulación de las industrias culturales como parte de las geografías del poder y la desigualdad en la producción cultural contemporánea.

El capítulo 1 da inicio al análisis y especifica la pregunta “¿qué significa estar ubicados y ubicadas en lugares particulares?” para asociarla a la producción de la cultura y la cultura de la producción (televisiva local) a partir de entrevistas en profundidad con cinco realizadores y una realizadora. Este capítulo encuentra en la figura de la “ciudad mediatizada” acuñada por Raquel Paiva y Muniz Sodré (2004) –quienes retoman la ciudad letrada de Angel Rama (1998) para pensar las tramas sociotécnicas contemporáneas del ejercicio del poder simbólico– la principal clave interpretativa para abordar las diversas posiciones de enunciación desde las que San Salvador de Jujuy es audiovisualizada, y brinda un interesante contrapunto con las distancias de ese conjunto de posiciones respecto a las de quienes participan del proceso de circulación como audiencias. Ese conjunto de contrastes superpuestos que habilita observar la ciudad mediatizada muestra la desigual distribución del poder de definición de sentidos de ciudad que brinda la audiovisualización televisiva, desigualdad que se articula a través de y en relación con diversos ejes ordenadores de la diferencia –entre los cuales la consideración de las formaciones provinciales y nacionales de alteridad pero también la atención a las homologías (fundamentalmente, de clase, de género y de generación), resultan clave–.

El capítulo 2 especifica el vínculo entre formaciones nacionales de identidad y sentidos de ciudad para abordar los modos y significaciones de la nación y su relación con la experiencia de la estatalidad en las narrativas televisivas analizadas, a partir de las estrategias de audiovisualización de símbolos de representación oficiales argentinos, y especialmente de aquellos que se producen con la bandera nacional, como elemento vinculado a la ciudad en el conjunto de los programas del corpus. El capítulo surge como resultado de la recurrente presencia de este emblema en los programas analizados.

Esas formaciones nacionales de alteridad y esas experiencias de la estatalidad implican mapas paisajísticos compartidos y repertorios de características para la definición de lo urbano sintetizados en sentidos de ciudad que se construyen parcialmente a partir del contraste con otros sitios. Los sentidos de ciudad del material analizado señalan “los otros espaciales de la ciudad” y esa otredad se superpone (en coincidencia o contraste) con las producidas para imaginar los espacios de la nación.

El capítulo 3 explora los ejercicios de pareo (Lindón, 2008) en el material analizado, e indica que San Salvador de Jujuy se recorta contra los Andes (como un otro “natural” que la define como ciudad) y contra otras ciudades (que se presumen modélicamente “argentinas”) para participar de esas formas visuales y experienciales de la imaginación nacional y provincial relacionando paisaje y naturaleza al interior de mapas sedimentados.

Si bien los sentidos de ciudad se oponen a la naturaleza y a otras ciudades, también establecen relaciones con ellas en términos de geografías culturales amplias que permiten pensarlas como partes coexistentes, escalas o puntos de caminos, ya no por oposición sino por continuidad. En el material analizado, los Andes y varias ciudades argentinas alimentan los ejercicios de pareo imprescindibles para definir sentidos de ciudad para San Salvador de Jujuy, pero esos mismos lugares son, además, espacios coexistentes en relaciones mutuas y continuas que los definen. La segunda parte del capítulo 5 aborda las maneras en las que la capital jujeña es parte de ciertos mapas mayores con los que se articula o a los que articula: es “puerta”, “escala”, “periferia”, “punto de partida” o “punto de llegada”. Es decir, los sentidos de ciudad apelan a figuras que definen a San Salvador de Jujuy vinculándola a espacios mayores que la contienen. La ciudad es parte de conjuntos estructurados en relaciones simétricas o complementarias, de paridad o de centralidad/marginalidad pero de completa coexistencia.

Definidos contra otras experiencias espaciales y como parte de geografías amplias, los sentidos de ciudad permiten observar que, en tanto lugar, San Salvador de Jujuy es un momento en la intersección de relaciones sociales (Massey, 1995). Esas relaciones incluyen las formas de la imaginación social productivas de un reparto diferencial de actores vinculados a tiempos y espacios tanto en las homologías o contrastes entre la ciudad y otros sitios como en su distribución al “interior” de aquellos límites que la definen. De esa manera, los sentidos de ciudad construyen una verdadera topología social urbana al definir actores, espacializarlos y vincular ese conjunto de espacios precisos, habitados o transitados por actores igualmente precisos, con temporalidades diversas (y, lógicamente, también precisas).

Los capítulos 4 y 5 se detienen en esa capacidad constructiva de topologías sociales que tienen los sentidos de ciudad de narrativas televisivas, abordando las específicas maneras de condensación de los polos del eje metafórico centro/periferia (Silva, 2000; Segura, 2015) en el material analizado: para el primero, el centro del centro (la plaza Belgrano) y el territorio físico y simbólico que se constituye a su alrededor, y para la segunda, el área de los trajines callejeros de la antigua terminal de ómnibus (en pleno funcionamiento al momento de la realización de los programas y del trabajo de campo).1 Cada uno de esos capítulos observa esos lugares de referencia principal y continua para la espacialización diferencial de actores, actividad productiva de dos formas que son complementarias en la percepción hegemónica del espacio de San Salvador de Jujuy. Es así que el capítulo 4 trabaja sobre un sentido de ciudad “con raíz”, relevando las maneras en las que el espacio central de la ciudad se produce audiovisualmente en relación principal (aunque no exclusiva) con el ejercicio de una tradición selectiva que la liga a la colonia y a las guerras de la independencia, en una operación que presenta metonímicamente a una específica “porción” de la ciudad como si fuera la ciudad en su conjunto, como parte del ejercicio de dominación hegemónica que propone la propia cultura que ese recorte presenta como centro del mundo y que postula al territorio al que la asocia como “el centro de un grupo que se vuelve mundo para todos los integrantes” (Silva, 2000, p. 128).

El capítulo 5, por su parte, explora los “márgenes” de este “centro” en las prácticas y relaciones abigarradas que se concentran espacialmente en las áreas de los trajines callejeros y que completan de ese modo la trama de interpretación necesaria para la definición de un sentido de ciudad hegemónico (Antezana, 2009; Kingman Garcés, 2016). Sin embargo, tanto centro como márgenes conllevan y potencian posibilidades de contestación y disputa que se inscriben (en este caso, audiovisualmente) sobre esos sentidos preferentes, o que proponen otros espacios para desestabilizarlos.

El conjunto de capítulos culmina en las conclusiones, donde se sintetizan las acciones producidas por los sentidos de ciudad asociados a narrativas televisivas locales como parte del proceso de urbanización de la conciencia (Harvey, 1989): cartografiar, urbanizar, edificar y ubicar son ejercicios de la imaginación social que participan de los conflictos culturales asociados al establecimiento de un sentido común (audio)visual sobre la ciudad otorgando poder de manera sistemáticamente asimétrica a quienes la habitan.

La coda final se propone como ejercicio de apertura de líneas de fuga vinculadas al cambio de políticas audiovisuales asociadas al gobierno de la Alianza Cambiemos, a la luz del recorrido realizado.

Sentidos de ciudad

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