Читать книгу 1000 ejercicios de preparación física. (2 Vol.) - Alfonso Blanco Nespereira - Страница 11
ОглавлениеCAPÍTULO 5
LAS FASES SENSIBLES
Otro factor de influencia en la determinación de los objetivos y contenidos de la preparación física, según la edad y el nivel de entrenamiento, es la existencia de las denominadas “fases sensibles”.
Aunque el cuerpo humano está preparado para ser entrenado física o técnicamente a cualquier edad, la eficacia del mismo es diferente. No es posible entrenar las capacidades condicionales y coordinativas con la misma rentabilidad en todas las edades.
Existen fases o períodos cronológicos en los cuales hay una sensibilidad particular hacia los estímulos del entrenamiento, éstas duran 3-5 años y son particularmente propicias para aumentar la eficacia de la preparación.
Se basan en una ley de embriología que señala que el período de mayor cambio en una capacidad funcional coincide con el de mejor desarrollo de la misma; que es más fácil influenciar una capacidad al estar madurando, que cuando ya ha madurado. “Una estimulación eficaz y apropiada sobre un tejido, aparato, sistema o capacidad en vías de desarrollo produce siempre mayor efecto que cuando está desarrollada”.
Por fase sensible entendemos “un período ontogenético con una predisposición (o entrenabilidad) muy favorable para el desarrollo de una determinada capacidad motriz”.
Representan, por lo tanto, períodos muy favorables al entrenamiento, donde aplicando cargas apropiadas, eficaces y específicas se obtienen mayores incrementos de la prestación que en otras edades con las mismas cargas (figura 3). Pero el trabajo será de acentuación y no de unilateralidad exclusiva.
Descuidar el entrenamiento adecuado y acentuado en las fases sensibles supone privar de estímulos idóneos y determina un déficit en el desarrollo de la capacidad de prestación física, técnica y táctica en general, que queda a menor nivel del máximo potencial genéticamente posible.
Se necesita la presencia de determinados estímulos para incrementar el nivel de estas capacidades por encima de lo previsto biológicamente, y si no aparecen aquí, ya no serán tan favorables en otro momento. Sí faltan los estímulos, la función puede demostrarse insuficiente y la fase sensible de una determinada capacidad funcional no ha sido desarrollada, difícilmente podrá ser compensada en el futuro proceso de entrenamiento.
Figura 3: Fases de mayor sensibilidad de las diversas capacidades motrices y componentes psíquicas entre los 6 y 15 años (Martín, 1980).
Baur (1988) diferencia entre fase sensible y crítica: sensible, es un período de tiempo donde hay una reacción más intensa a los estímulos externos; crítica, incluida dentro de la sensible, es el período donde deben ser aplicados los estímulos externos.
VALORES MEDIOS DE LAS FASES SENSIBLES
Fuerza
La fuerza veloz y la fuerza-resistencia presentan su fase sensible desde los 8 a 12-13 años (siempre en valores medios) para trabajos de bajas sobrecargas y alta velocidad o alto número de repeticiones.
Figura 4: Patrones de crecimiento para cada tejido, según Scamonn (en Weineck, 1992).
La fuerza máxima durante la pubertad: de 11 a 13-14 años en las chicas y de 12 a 13 en varones por la acción de las hormonas anabolizantes y la maduración sexual es muy entrenable (Figura 4).
La experiencia de la educación física y el entrenamiento demuestran que los ejercicios de fuerza en la infancia provocan una adaptación basada en una mejor coordinación inter e intramuscular y no en la hipertrofia, así como por la rápida maduración del sistema nervioso central.
Velocidad
La velocidad de reacción y ia frecuencia de movimientos son sensibles desde la edad pre-escolar por la presencia de factores coordinativos y nerviosos idóneos que maduran pronto (de 6-7 a 11-12 años sin diferencias de sexos) (Figura 4). En particular, por la interacción entre los procesos de excitación e inhibición y del control central y por la influencia en el desarrollo de la musculatura esquelética (cambio de fibras lie a lib).
Después de la maduración sexual, el sistema nervioso se adapta lenta y limitadamente a los ejercicios y cargas de entrenamiento de velocidad.
La velocidad gestual acíclica, la capacidad de aceleración, la velocidad de desplazamiento máxima por requerir niveles de coordinación y fuerza apropiados (sobretodo de fuerza veloz) tienen su fase sensible de los 8 a 11-12 en chicas y de 8 a 14-15 en chicos. Posteriormente, tras la pubertad, se progresará por incremento de la fuerza y el control de la técnica.
Resistencia
La aeróbica es una capacidad relativamente neutra, se debe trabajar desde la edad pre-escolar y durante todo el tiempo de desarrollo (de 5 a 18 años). La pubertad favorece su mejora por el incremento de los órganos responsables: capacidad vital, volumen sistó-lico y volumen minuto. Su final es un período muy eficaz para el incremento de la resistencia aeróbica por la estabilización del crecimiento (según Astrand y Rodahl (1985) el consumo máximo de oxígeno en valores absolutos se alcanza entre los 15 y 18 años; mientras que en valores relativos se logra a los 11-13 años), como lo demuestran los resultados de jóvenes nadadores con gran capacidad de prestación deportiva (Platonov, 1990).
Para la resistencia anaeróbica láctica es necesario esperar a durante y después de la pubertad (desde 13-14 a 18 años), por necesitarse una suficiente base aeróbica, la maduración hormonal y enzimática glicolítica y la aplicación de cargas por encima del umbral anaeróbico.
Flexibilidad
La flexibilidad estática es una capacidad precoz a desarrollar desde los primeros años de vida hasta la pubertad, dada la escasa masa muscular y la elasticidad y extensibilidad de tendones y ligamentos, así como el alto grado cartilaginoso de los huesos.
La de tipo dinámico tiene la fase sensible entre los 8 y 11-12 años en mujeres y de 8 a 12-13 en hombres, al necesitarse un cierto nivel de desarrollo de fuerza y coordinación.