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CAPÍTULO 3

EVOLUCIÓN DE LA PREPARACIÓN FÍSICA CON LA EDAD

Siguiendo a Meinel y Schnabel (1988) podemos dividir el desarrollo evolutivo del ser humano en una serie de etapas, con unos límites cronológicos determinados, pero que individualmente (edad biológica) pueden modificarse ligeramente.

Desde su entrada en los niveles educativos, consideramos las siguientes con su denominación correspondiente:

– Edad preescolar;

– edad escolar inicial;

– edad escolar avanzada o etapa prepuberal;

– pubertad, o etapa puberal;

– adolescencia o segunda fase de la maduración sexual; y

– edad adulta.

Hasta el comienzo de la edad escolar inicial no podemos considerar la existencia y necesidad de un verdadero trabajo de preparación física. Se exceptúan aquellos deportes en los cuales la edad de logro de altos rendimientos se alcanza antes (gimnasias artística y rítmica, natación, saltos acuáticos, patinaje artístico, por ejemplo), y como consecuencia, el proceso de iniciación y especialización deportiva va más adelantado.

EDAD ESCOLAR INICIAL

La edad escolar inicial abarca del 7o al 10° año de vida, y se caracteriza básicamente por el rápido aumento de la capacidad de aprendizaje motor, como consecuencia de la alta maduración del sistema nervioso.

A nivel de capacidades condicionales, la fuerza se desarrolla de forma relativamente lenta, sin apenas diferencias entre ambos sexos. Por el contrario, la velocidad se desarrolla en forma increíblemente rápida durante esta etapa. Especialmente son notables la reducción del tiempo de latencia (es decir, el aumento de la velocidad de reacción) y el progreso de la frecuencia de movimientos. Tampoco existen diferencias específicamente sexuales, siempre que se trate de exigencias puras de velocidad, no combinadas con componentes de fuerza.

La flexibilidad, al ser una capacidad que involuciona a lo largo de la vida del ser humano, debido a esta tendencia decreciente, hace necesario realizar ejercicios destinados a una menor pérdida, preferentemente, de flexibilidad estática. Dada la gran elasticidad de las estructuras motrices (tanto activas como pasivas), es posible realizar un trabajo de flexibilidad destinado a detener de forma acentuada la regresión de esta capacidad.

También la agilidad, fuertemente influenciada por las capacidades coordinativas (o incluida dentro de ellas), se desarrolla con incrementos anuales elevados.

Velocidad de reacción, frecuencia de movimientos, agilidad y flexibilidad dinámica son, por lo tanto, los principales contenidos de la preparación física a realizar en esta etapa.

EDAD ESCOLAR AVANZADA O PREPUBERAL

Abarca del 10o al 13o año de vida, aunque dentro de estos límites pueden producirse diferencias considerables en base a la maduración sexual, siempre adelantada en las chicas con respecto a los varones.

Durante esta etapa, el desarrollo de la fuerza veloz y máxima muestran aumentos anuales medianamente altos; con valores apenas más bajos en las niñas e incluso, en algunos casos, una tendencia de igualación a los valores de los hombres. En base al incremento de la fuerza por el crecimiento antropométrico, y a la maduración del sistema nervioso, es adecuado un trabajo de este tipo de fuerza empleando los contenidos medios de entrenamiento que permiten gestos de fuerza ejecutados rápidamente: la capacidad de salto y los multilanzamientos.

Respecto al desarrollo de la fuerza resistencia, si los componentes de fuerza son menores (bajas sobrecargas, poca dificultad de los ejercicios), los niveles de incremento anual son mayores, con reducidas diferencias intersexos. Con una ejercitación sistemática en este tipo de trabajo, empleando las formas menos intensivas (autocargas y trabajo en parejas), se pueden lograr aumentos extraordinarios.

En cuanto al desarrollo de la velocidad, la velocidad de movimientos aislados (gestual acíclica o amplítyd de movimientos) con un componente reducido de fuerza, también aumenta rápida y constantemente. Esto permite una orientación del entrenamiento hacia la capacidad de aceleración, además de la velocidad de reacción y la frecuencia de movimientos (velocidad cíclica), continuación de la etapa anterior.

En la flexibilidad continúa la tendencia involutiva, comprobándose reducciones en la amplitud de movimientos en los que no existe una exigencia suficiente. Por ello es preciso el empleo de medios que provoquen mayores ganancias y mantenimiento, como son los incluidos dentro del método de la flexibilidad dinámica. El trabajo principal de la flexibilidad debe realizarse en esta fase, puesto que más tarde las posibilidades de mejora son muy difíciles y sólo se podrá mantener el nivel adquirido.

El perfeccionamiento de la condición física implica especialmente, por consiguiente, la formación de las capacidades de velocidad (en su componente de amplitud del gesto), un desarrollo multilateral de la fuerza rápida o veloz y una expresión apropiada de la fuerza resistencia. El trabajo de la flexibilidad, en su faceta dinámica, también necesita de una gran atención en esta etapa escolar avanzada o prepuberal.

EDAD PUBERAL O PUBERTAD

La pubertad supone la presencia de diferencias sexuales específicas muy marcadas entre ambos sexos. La primera fase de esta maduración sexual (hasta la aparición de la menstruación en las chicas y de la primera eyaculación en los chicos) abarca límites comprendidos entre los 11 y 12 años en las personas de sexo femenino, y entre 12/13 hasta los 14/15 en las de sexo masculino. Durante ella pueden llegar a observarse diferencias de hasta 2 y 3 años, al encontrarnos con niños/as que presentan un desarrollo temprano, normal o tardío.

En el área de las capacidades de la condición física, se produce un aumento acentuado de la fuerza máxima, especialmente en los varones y en menor medida en las chicas, por la acción de la hormona del crecimiento y de las sexuales de efecto anabolizante.

Dicha acción hormonal, particularmente el aumento de la tasa de testosterona en los chicos, influye también poderosamente en el desarrollo de la resistencia anaeróbica de componente láctico.

Respecto a Sa resistencia aeróbica, el gran crecimiento de los órganos internos del sistema cardio-pulmonar permite calificar a esta etapa como muy favorable para el desarrollo de esta capacidad.

Su trabajo viene realizado mediante actividades de tipo cíclico (carrera, natación, ciclismo, remo, etc.) en las cuales se repite un patrón de movimiento o ejercicio físico mediante métodos continuos o fraccionados. Una forma de trabajo muy adecuada, que permite el desarrollo simultáneo de la resistencia y la fuerza son los circuitos, donde es posible una mayor diversificación en los ejercicios empleados, con la posibilidad de estimular a la mayoría de grupos musculares.

Se debe prestar atención, por lo tanto, al entrenamiento de la fuerza con medios más intensos (como son las halteras o pesas), pero en forma acentuadamente multilateral para garantizar un desarrollo muscular armónico y formativo. La mejora de la resistencia aeróbica debe estar en primer plano, mientras que las exigencias de la anaeróbica deben dosificarse cuidadosamente, respetando un principio de progresión suave y continuo.

EDAD POSPUBERAL

Una segunda fase de maduración sexual o pospuberal o adolescencia continúa la anterior hasta alcanzar la completa maduración corporal. Abarca, por término medio como siempre, de los 13 a los 17 años en las chicas y de los 14 a los 19 en los hombres.

En ella se continúan las características de la etapa precedente: un desarrollo evidente de la fuerza máxima y veloz, especialmente en los varones. La velocidad se desarrolla alcanzando valores cercanos a los de los adultos al final de esta etapa. Los valores fisiológicos relevantes del sistema cardiopulmonar también muestran un ascenso durante la adolescencia, lo cual continúa favoreciendo el desarrollo de la resistencia aeróbica. Y en notable correspondencia con la edad biológica se produce una mayor tolerancia a cargas de tipo anaeróbico láctico.

EDAD ADULTA

La edad adulta, desde los 18/20 años en adelante, supone la culminación del desarrollo a todos los niveles del ser humano. Dada su larga duración, unos 50 años por término medio, suele subdivi-dirse en una serie de etapas más cortas.

Durante ella es posible buscar como objetivo de la preparación física el desarrollo de cualquier capacidad condicional en sus diferentes variantes. Por ello, todos los objetivos y contenidos del entrenamiento antes citados y desarrollados pueden ser empleados en esta etapa.

Únicamente añadiremos como propios de la misma a dos contenidos de entrenamiento que permiten un acentuado desarrollo de la fuerza; como son la pliometría para la explosiva o de tipo reactivo, y la isometría para la manifestación estática máxima de dicha capacidad condicional. Otro contenido de esta etapa para realizar un trabajo más acentuado de la flexibilidad, con el propósito de disminuir su tendencia fuertemente involutiva, lo constituye el empleo de la facilitación propioceptiva neuromuscular (P.F.N.).

A medida que avanza la edad, el nivel de las capacidades involu-ciona en función del grado de actividad que se realice. Tras una etapa de altos rendimientos en todos los aspectos (entre los 20 y los 40 años, generalmente), el proceso de envejecimiento supone un deterioro de las capacidades de realización de esfuerzos físicos. Principalmente esto afecta a los aspectos intensivos del rendimiento (velocidad, resistencia anaeróbica, fuerza rápida y máxima); mientras que por el contrario, los aspectos extensivos (resistencia aeróbica y fuerza resistencia) y junto a ellas la flexibilidad, pueden y deben ser objeto de un trabajo de preparación física “adaptada” durante las etapas adulta media (30-50 años) y avanzada (desde los 50 años en adelante).

1000 ejercicios de preparación física. (2 Vol.)

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