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Dieta contra la hipertensión arterial, la arteriosclerosis y los trastornos de la vejez

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Hay una diferencia fundamental si el aumento de la presión arterial se debe a un padecimiento renal o a una pérdida de elasticidad de los vasos sanguíneos. Cuando no existe un padecimiento renal, sino que la hipertensión arterial se debe a un problema vascular, la dieta a base de arroz constituye una dieta terapéutica con excelentes y sorprendentes resultados, como sucede cuando se aplica también ante casi todas las manifestaciones del envejecimiento, teniendo siempre en cuenta que el arroz integral es mucho más efectivo que el arroz blanco usual. Una solución intermedia la constituyen los arroces de Avorio o también el arroz vaporizado, ya que ambos tipos de arroz conservan una buena parte de los componentes minerales que posee el arroz integral.

Hay que tener en cuenta que seguir una dieta de arroz no es fácil ni evidente para todo el mundo y que algunas personas la abandonan pronto, ya que los europeos estamos más acostumbrados al consumo de patatas y a los cereales autóctonos, al contrario de lo que sucede en los países orientales, que solo conocen su arroz. Ello representa una gran ventaja para dicha población, ya que quienes permanecen fieles a la dieta sencilla a base de arroz no tendrán que luchar contra la hipertensión arterial.

Como sucede que, por regla general, los pacientes hipertensos consumen cantidades excesivas de proteínas, resulta lógico limitar el consumo de alimentos ricos en proteínas, es decir, carne, huevos y queso. Si alguien cree que no va a poder renunciar a estos alimentos, por lo menos deberá tomarlos en cantidades más bien modestas. La base de la alimentación en personas hipertensas debería ser fundamentalmente la constituida por la tríada arroz-requesón-ensalada.

El arroz desempeña un papel preponderante en la recuperación de la elasticidad vascular. En cuanto al requesón, es una beneficiosa clase de alimento proteico con buen sabor que combina bien con verduras y ensaladas. Además, se puede enriquecer con diversos componentes, mejorando tanto su aporte dietético como el gustativo o el culinario. Entre ellos, resultan idóneos especialmente el rábano rusticano, además del curri y todo tipo de plantas condimenticias y zumos de verduras. En cuanto a las ensaladas, estas proporcionan las vitaminas y elementos minerales necesarios o imprescindibles.

Hace un tiempo, en América, hubo un médico que con una dieta de este tipo ayudó a muchos pacientes hipertensos. Estos enfermos no hubieran seguido en su casa una cura de este tipo, pues el riesgo de recaer en los antiguos hábitos o costumbres adquiridos en el propio hogar es demasiado grande. A través de esta cura iba desapareciendo la presión elevada, a la vez que una bonita suma de dinero, ya que en Estados Unidos las curas no resultan precisamente baratas, ni para aquellos que cobran su trabajo en dólares.

Por regla general, el éxito de una cura de este tipo se alcanza al cabo de tres o cuatro meses. De todos modos, quienes solo puedan disponer de cuatro semanas de tiempo no deberían renunciar a una larga cura de este tipo, ya que la experiencia adquirida en ella durante este tiempo les va a permitir seguirla en casa de la misma manera. Solo se necesita algo de voluntad para ser consecuente con ella. Si, además, se cuenta con la ayuda o la necesaria comprensión del cónyuge y otros miembros de la familia, será más fácil alcanzar el éxito deseado. Los consejos expuestos a continuación van a servir para establecer y esclarecer las cuestiones principales de la dieta que recomendamos.

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