Читать книгу Ver más allá de la coyuntura - Alfredo Falero - Страница 13
7. El desafío de la geopolítica para pensar contextos de producción de conocimiento
Оглавление¿Es posible generar saltos cualitativos en teoría social desde el sur, específicamente desde América Latina? En los capítulos 3 y 4 se verá que sí. ¿Es posible dinamitar la actual geopolítica del conocimiento? Esto es más complicado, pues se trata de los mismos problemas que hacen al lugar de la región en el sistema-mundo. La relevancia de captar esto se verá más adelante; por el momento, corresponde centrarse en algunos problemas vinculados con la geopolítica del conocimiento.
Hace algunos años se viene hablando de ello (por ejemplo, Mignolo, 2001) y mucho se podría ahondar en torno a lo que implica; pero solo dígase aquí retomando elementos volcados en otro lugar (Falero, 2019) que las formas de conocimiento también son constitutivas de estrategias simbólicas que operan a nivel global. El conocimiento social no es abstracto y deslocalizado. Por lo tanto, no asumir los intereses que rodean su construcción en los centros hegemónicos y trasladar sus componentes y parámetros de construcción como intrínsecamente superiores a los que se puede producir en la región revela, por decir lo menos, una enorme miopía sobre agentes, intereses y producción de poder a escala global.
Esto tiene un conjunto de efectos. Uno de ellos es la generación y expansión de sistemas de representación de la realidad controlados desde los centros de acumulación y que solo el tiempo revela en sus alcances para la investigación. No reflexionar mínimamente sobre esta condición y cómo se expresa en la adopción de teorías ya refleja problemas de fondo en la construcción del conocimiento de lo social. En el caso de América Latina, en cuanto fue –y en algunos sentidos es– construida aún como desplazada de la modernidad, se expresan patrones eurocéntricos de conocimiento construidos “naturalmente” como superiores que las ciencias sociales y el campo de las humanidades pueden contribuir con sus herramientas a hacer evidentes.
Dentro de lo que se trata de focalizar aquí, queda claro que lo eurocéntrico también puede funcionar como un “sentido común” del investigador en el que bien se puede caer trabajando desde América Latina. En la perspectiva de las llamadas “epistemologías del sur”, Boaventura de Sousa Santos ha establecido que en verdad esto ha significado un empobrecimiento epistemológico no solo para el sur, sino para el norte, aunque con consecuencias diferentes para uno y otro (Santos y Meneses, 2014).
A grandes rasgos, existe una división de trabajo sociológico global por la cual la construcción de teoría y de metodología se realiza en los países centrales y los países periféricos tienden a asumir, de hecho, su lugar acotado de generar “sociología aplicada” a partir de repetir parámetros de análisis (Zavala Pelayo, 2011). Por lo antes establecido en términos de relación entre agentes, procesos sociales y especificidad latinoamericana, queda claro que al reproducir esta división se generaliza una percepción y producción de la teoría pensada en función de objetivos y requerimientos alejados de las preocupaciones y especificidades regionales.
Por ejemplo, las teorizaciones sobre cambio social, si bien requieren contemplar experiencias a nivel global, deben advertir las potencialidades que encierra la propia región. Por ejemplo, en las décadas de 1960 y 1970 puede identificarse una tensión entre teorizaciones de ruptura a partir de analogías de experiencias históricas (la Rusia zarista y la revolución de 1917, por dar un caso) y teorizaciones de orden regional que, a través de la ruptura con la dependencia, visualizaban otro orden de bases y posibilidades.
Considerando la historia del siglo XX de la región, una de las transformaciones más brutales en términos sociales y teóricos es la que se generó en la zona andina en los últimos años a partir de movimientos campesinos e indígenas y la invención y reinvención de luchas prácticas y simbólicas que disputaron sentidos de sociedad anteriores con relación al “mundo indígena”. De ello se desprende, a los efectos de este trabajo, que la producción de teoría no es solamente una cuestión de elaboración y articulación de conceptos, sino ello en relación con el resultado de las experiencias de sujetos –en avances y también en bloqueos o en la incapacidad de proyectarse– que lleva a la crítica teórica de lo heredado y la apertura a lo nuevo, y cómo todo esto puede alimentar la configuración de otras relaciones sociales.
Los contextos institucionales –las universidades de América Latina y las superestructuras institucionales de premios y castigos a investigadores, que también son una suerte de control de las anteriores– deberían contemplar esas especificidades y mediaciones que exige la elaboración teórica. Pero este nivel de análisis ya excede los objetivos de este trabajo, y corresponde pasar al siguiente capítulo.
1. El diagnóstico sobre rutinización teórica se mostró respecto de la producción sobre movimientos sociales en Falero, Sanz y Viera (2015). En cuanto al concepto de gobernanza –y para decirlo rápidamente–, simplifica todo la temática sociológica del conflicto a una gestión de este.
2. Según el libro de Thomas Dye Who’s Running America?, también citado por Kahlenberg, más de la mitad de los grandes patrones y en torno al 40% de los responsables gubernamentales cursaron sus estudios en alguna de las doce universidades más codiciadas.
3. Estos tres puntos, más los que se hablará en cuanto a la importancia del lenguaje o lo que significa la geopolítica del conocimiento para la teoría social, se presentaron en forma resumida en Falero (2019).
4. La Comisión Gulbenkian para la reestructuración de las ciencias sociales se creó en julio de 1993 con Wallerstein como presidente. El informe en castellano y en formato libro de los integrantes del grupo intelectual se conoció a mediados de la década de 1990 (Wallerstein, 1996b). Las preocupaciones y propuestas específicas de Wallerstein también se encuentran en otras compilaciones de sus trabajos en el tema (Wallerstein, 2001) y como presidente de la Asociación Internacional de Sociología (Wallerstein, Briceño León y Sonntag, 1999).
5. La experiencia mencionada del núcleo interdisciplinario “Pensamiento crítico en América Latina y sujetos colectivos”, que funcionó en forma regular aproximadamente entre 2009 y 2015, permitió advertir de primera mano esas dificultades (Acosta et al., 2011, 2014). Una dificultad concreta ocurre cuando un concepto sugiere elementos diferentes de acuerdo con la disciplina que lo invoque. Por ejemplo, esto puede ocurrir con “subjetividad”.