Читать книгу La voz sola - Ana María Martínez Sagi - Страница 66

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LA ARDILLA

Dime tú: volandera

trapecista del cielo.

Ovillo inquieto. Suave

penacho en movimiento.

Interrogante ansioso.

Despabilado fuego.

Arabesco del aire.

Fuego rubio sin freno.

¿Qué radiogramas captas

en los hilos del viento?

¿Vislumbras el dintel

de la puerta del cielo

el arpa de la lluvia

los nudos del silencio?

Ya sé.

Con el invierno

te irás ¡oh dulce esquiva!

¿Desde qué tronco hueco

desde qué alta atalaya

me observarás sufriendo?

No habrá calles ni casas

ni vida sin tus juegos.

Nos tumbaremos rígidos

bajo losas de tedio

desmadejados lívidos

comidos de bostezos.

Le dirás a la nube

a la raíz del pétalo

a los gallos del alba

al pulso de los ecos

¿con qué ternura te amo?

¿de qué nostalgia muero?

La voz sola

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