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VII. Biodisponibilidad de los aceites esenciales por VÍA DERMAL

Absorción cutánea

La piel es el mayor órgano del cuerpo humano o animal (2 m²), con un espesor que varía entre los 0,5 mm (en los párpados) y los 4 mm (en el talón) y con un peso aproximado de 5 kg. Actúa como barrera protectora y al mismo tiempo como vía de comunicación con el exterior. La piel es relativamente permeable a las sustancias liposolubles y relativamente impermeable a las sustancias solubles en agua. Es capaz de absorber las pequeñas moléculas de los aceites esenciales a través de la ruta de permeación transcelular (espacios intracelulares) a través de los corneocitos del estrato córneo; después, hasta un 10 % de los componentes de los aceites esenciales acceden a nuestro torrente sanguíneo y se difunden por todo el organismo mediante los masajes terapéuticos, hidratando y nutriendo la piel, así como regenerando y estimulando las células. Sus componentes se metabolizan y se excretan también rápidamente, lo que sugiere que pueden usarse con éxito como potenciadores percutáneos. La absorción transdérmica es aún más rápida con una «barrera alterada/rota» de la piel; un punto a tener en cuenta, ya que algunos de los componentes de los aceites esenciales son alérgenos potenciales. Los factores que pueden alterar el estado de la piel y, por tanto, la función barrera van desde el estrés al clima muy seco y al estado del microbioma de la piel. La rapidez de la penetración en sangre dependerá sobre todo de la densidad o fluidez del aceite esencial utilizado, de la composición de ácidos grasos del aceite vegetal donde lo diluimos y de si se cubre o no la piel una vez aplicada la sinergia, así como del estado de salud de la epidermis.

Como es evidente, queremos y buscamos la máxima eficacia y potencia en nuestros resultados de aplicación de los aceites esenciales, pero es evidente que cuando los diluimos en un excipiente oleoso, la potencia se verá mermada. Este procedimiento nos obliga a replantearnos la dosificación de los aceites esenciales, que, si se pudieran administrar puros sobre la piel sin ningún peligro ni riesgo, serían por si solos mucho más enérgicos y efectivos. Además, hemos de tener en cuenta otros factores que afectan a la absorción cutánea:

la reacción en la piel, que viene determinada por la concentración de la sinergia y su composición que puede derivar en:

– dermatitis de contacto irritante (irritación);

– hipersensibilidad inmediata (urticaria de contacto);

– hipersensibilidad retardada;

• el grado de penetración de la sinergia a través de la piel;

• la rapidez de absorción al interior del cuerpo, que se verá modificada por varios factores: – una dilución siempre será mucho más lenta que un aceite esencial puro;

– las propiedades fisioquímicas —unas más potente que otras— del aceite esencial; – el tipo de aceite vehicular escogido puede modificar la absorción;

– la zona anatómica donde se aplique la dilución y el constituyente químico aplicado; – el tipo y el pretratamiento de la piel;

la respuesta del sistema inmune ante la sinergia, en la que tiene mucho que ver el paso posterior o permeabilidad de sustancias al interior del organismo;

los sistemas de administración empleados;

los factores ambientales;

• y las manipulaciones de masaje: las fricciones y los amasamientos provocan una hiperemia, un aumento de la circulación sanguínea, y una vasodilatación, favoreciendo el transporte de la sustancia empleada a todo el organismo y más rápido aún al órgano más cercano.

Aceites esenciales: potenciadores de permeación y los fármacos

Los aceites esenciales y sus constituyentes se están empezando a utilizar, antes que los materiales sintéticos, como potenciadores de la permeación seguros y adecuados para promover la absorción percutánea de fármacos hidrófilos y lipófilos desde la formulación tópica a las capas inferiores de la piel. A este respecto, y según un estudio realizado por la Academia de Cosmética y Salud y el Instituto Kielanowski de Fisiología y Nutrición Animal, la Academia de Ciencias de Polonia, Varsovia(3), tenemos, por ejemplo:

• los aceites de eucalipto y chenopodium son capaces de potenciar hasta treinta veces la permeabilidad del medicamento 5-fluorouracilo, antimetabolito muy potente utilizado en tratamiento contra el cáncer; seguidos del ylang-ylang y el anís, con ocho y tres veces más en el coeficiente de permeabilidad del fármaco, respectivamente;

• y los aceites de romero, ylang-ylang y hierbabuena mejoraron la permeación de la aminofilina, una xantina empleada en patologías del sistema respiratorio como el asma, la bronquitis crónica, el enfisema y enfermedades de otro tipo que afectan al pulmón.

Este mismo estudio nos indica que ciertos compuestos naturales de los aceites esenciales como los terpenos (monoterpenos, sesquiterpenos, diterpenos, triterpenos) son promisorios potenciadores de la penetración transdérmica, no tóxicos y no irritantes para los fármacos lipófilos e hidrofílicos entre los que se incluyen: hidrocloruro de nicardipina, 5-fluorouracilo, cafeína, hidrocortisona, acetónido de triamcinolona, diclofenaco sódico, hidrocloruro de propranolol, sulfadiazina de plata, curcumina, haloperidol, dihidrotestosterona, succinato de sumatriptán, azidotimidina, hidrocloruro de imipramina y tamoxifeno.

Nos indica también que las moléculas más adecuadas para potenciar la absorción son aquellas inferiores en peso molecular a 500/600 Da, entre otras:

• carvona, 1,8-cineol y timol para la absorción del 5-fluorouracilo;

• α-bisabolol para el 5-fluorouracilo acetónido de triamcinolona;

• geraniol, (+) carvona, (+) neomenthol, (+) terpinen-4-ol, α-terpineol, p-cymene, (+) limoneno, (-) mentona, 1,8-cineol, (-) fenchone y (-) verbenone para la absorción de cafeína, hidrocortisona y acetónido de triamcinolona;

• y mentol, limoneno, carvona, nerolidol y farnesol para el diclofenaco sódico, siendo el nerolidol, componente del niaulí (75,7 %), el más potente (198 veces).

El tiempo de absorción de los aceites esenciales a través de la piel es de 20 a 40 min aprox. y depende tanto del peso de la molécula —cuanto mayor sea, más difícil es que penetre por el poro de la piel— como a las propiedades fisicoquímicas del aceite esencial. La esencia de limón (85-95 % de monoterpenos) suele formar parte de las sinergias enfocadas a la piel como un potenciador de penetración. Si, además, la aplicación es cubierta y la temperatura corporal aumenta, el poro se abre con más facilidad permitiendo una absorción más rápida, en mayor proporción, hasta un 4 % más; y evita la evaporación.

Esta interfaz es beneficiosa para aquellas personas que no toleren la olfacción directa, niños y embarazadas, y para tratar problemas osteomusculares —masajes para inflamaciones, nudos musculares, tendinitis, calambres…—. También, y según donde se aplique, puede influir sobre zonas energéticas, chakras, y órganos congestionados como el hígado, los pulmones… Las zonas más apropiadas y con mejores resultados en su aplicación son:

• la columna vertebral y la espalda (descontracturante y sedante nervioso);

• las cervicales y la nuca (rigidez muscular y emocional);

• las sienes (migrañas y pesadez mental, falta de concentración y objetivos);

• el tórax y el plexo solar (problemas respiratorios, ansiedad, angustia);

• el abdomen (problemas intestinales y digestivos, drenaje, problemas relacionados con el aparato reproductor);

• y los pies y sus plantas (reflexología podal).

Los diferentes vehículos para la aplicación de los aceites esenciales por vía cutánea son:

• los baños, mezclando los aceites esenciales previamente con un solubilizante como el solubol para evitar que estos queden flotando en el agua;

• los baños de asiento para problemas genitourinarios;

• las saunas para los vahos de eucalipto o pino, que limpiarán las vías respiratorias;

• las compresas y cataplasmas para problemas articulares, inflamaciones, urticarias y problemas digestivos; aunque con tratamientos en clínicas, bajo control facultativo, para las episiotomías (incisión quirúrgica en la zona del perineo femenino);

• y los gargarismos para afonías y desinfecciones bucales.

Precauciones básicas para el uso de los aceites esenciales en la interfaz cutánea

No utilizar en estado puro los aceites ricos en fenoles o aldehído cinámico como Cinnamomum verum (canela, corteza de Ceilán) y la Cinnamomum cassia (canela china).

• Averiguar si la persona que va a recibir un tratamiento con aceites esenciales es alérgica a ellos, a usar cubriendo una pequeña porción de piel en una zona visible, pero no expuesta —cara interna del brazo, por ejemplo, con dichos aceites diluidos en aceite vegetal.

• No echar aceite esencial puro en las mucosas.

• No inyectarse aceites esenciales.

• No utilizar aceites minerales para la preparación diluida de los aceites esenciales. Usar siempre aceites vegetales de primer prensada en frío y con garantía del proveedor. Los aceites minerales son derivados líquidos del petróleo, son nocivos para la salud:

– no son absorbidos por la piel;

– ensucian nuestros poros al quedar fijos sobre la piel como una película, lo cual impide la propia sudoración y, por tanto, la expulsión de toxinas a través de la piel;

– ciertos componentes pueden provocar alergias y dermatitis, urticarias, inflamaciones y, según la zona de aplicación, hasta problemas respiratorios;

– lógicamente, si no son absorbidos por la piel, cualquier aceite esencial que diluyamos en ellos tampoco será absorbido.

Dosis recomendadas por vía tópica

• Baños: de 4 gotas (de asiento) a 6/10 gotas por bañera, previamente diluidos en un excipiente oleoso o solubilizante (solubol).

Jacuzzis e hidroterapia: 6/10 gotas.

• Saunas: 2 gotas.

• Compresas: 2/8 gotas (dependiendo de la superficie a tratar).

• Gargarismos en un colutorio: 2/3 gotas.

• Masaje corporal completo: para 30 ml de aceite vegetal, 8/10 gotas.

Aceites esenciales en sinergia

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