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En la vanguardia de la Revolución
El Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR)

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Verónica Oikión

Prefacio

El objetivo es profundizar en el estudio del Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR), organización político militar surgida en 1966 en el contexto mexicano de cerrazón del sistema autoritario con los resabios de la Guerra Fría, y con cambios para la izquierda latinoamericana ante el impacto de la Revolución cubana. También los movimientos del 68 a nivel mundial influyeron en la izquierda a favor de la transformación revolucionaria.

Desentraño claves de la praxis del MAR mediante la perspectiva que tuvo la organización en términos de lucha armada como vanguardia revolucionaria. La revisión de las propuestas del MAR fue útil para entender sus objetivos como avanzada revolucionaria y para comprender el significado de su acción en la clandestinidad.1

Abordo el conflicto al interior de la guerrilla que abonó a los errores cometidos. Esa lucha interna me parece crucial para entender la atmósfera en la que actuaba la organización y que afloró a partir de su entrenamiento en Corea; esas desavenencias tuvieron relación con los zigzagueos teóricos acerca de qué tipo de revolución se pretendía realizar y la forma en que se llevaría a cabo.

Propongo como premisa que el MAR careció de congruencia en su plan de acción y, por tanto, realizó un análisis parcial de la realidad imperante entre los años sesenta y ochenta del siglo XX, menospreciando la fuerza del Estado, y que por encima de su decisión para enfrentarlo y de su conciencia revolucionaria privó el subjetivismo y la improvisación, dando al traste con su proyecto. Otro factor que repercutió negativamente fue la limitada difusión de sus objetivos entre la población, por el enérgico control de los medios de comunicación.

Me concentro en la fundación del MAR, en 1966, hasta la primera mitad de los años setenta, periodo de su mayor actividad; la inesperada detención de un crecido número de sus militantes en febrero de 1971, y su inestable funcionamiento durante esos primeros años. En la parte final explico la manera en que se modificó el MAR en la segunda mitad de la década de los setenta y a lo largo de los ochenta, a la luz de la Reforma Política de 1977.

El Olimpo de la Revolución

El MAR se fundó en la Universidad de la Amistad de los Pueblos “Patricio Lumumba” en Moscú2 con el fin de tomar las armas contra el Estado mexicano, y fue integrado por estudiantes mexicanos3 becados por el Instituto de Intercambio Cultural México-URSS. A través de lecturas en un círculo de estudios concluyeron que había llegado la hora de una nueva revolución armada en México. Esta proposición rompió con la línea revisionista soviética que postulaba la transición no violenta al socialismo,4 aunque se siguiese reconociendo a la Revolución bolchevique como una epopeya de la humanidad.

Con la certeza de la insurrección, el grupo (integrado por Fabricio Apolo Gómez Souza, Alejandro López Murillo, Camilo Estrada Luviano, Salvador Castañeda Álvarez, José Luis Guerrero, J. Candelario Pacheco, Leonardo Mendoza y Juan Raúl Ching Rodríguez) transitó por un periodo de conversión de sus integrantes, de estudiantes en guerrilleros.5 Ese cambio impactó en su mentalidad para asumirse como un destacamento insurgente con el fin de hacer la revolución en México desde la perspectiva del foco guerrillero y bajo la influencia del guevarismo revolucionario.6 Los fundadores fueron receptivos a las ideas del maoísmo y del marxismo vietnamita en contraposición al revisionismo soviético que rechazaban.7

Su objetivo fue afianzar el MAR “porque entendíamos que era político por el contenido y militar por la forma, y entendíamos que la principal propaganda que se puede hacer de manera revolucionaria, era la propia acción revolucionaria, ese era un principio o un postulado de inicio”,8 así como trazar su Declaración de Principios9 para ratificar que las condiciones en México estaban dadas para la toma del poder a través de la guerra de guerrillas10 y desembocar en una revolución socialista.11 El cambio se haría bajo la dirigencia obrera,12 proposición suplantada en los hechos, en donde la participación obrera fue nula, pues su discurso no logró convocar a los trabajadores para la revolución.

En ese proceso, “nos planteamos primero hacer una declaración de principios. Y llegamos a la conclusión de que era necesario tener esa preparación [militar], no sólo eso, sino venirnos para acá, no estar en Moscú, ése era el otro planteamiento, pero estaba condicionado a conseguir entrenamiento”.13

El núcleo fundador retornó a México en 1968. Se determinó una dirección colectiva de siete miembros, aunque fue sustituida en los hechos por un liderazgo protagónico apropiado por Fabricio Gómez Souza. El reclutamiento en numerosos casos se realizó sin seguir un protocolo de seguridad.14 No hubo análisis previos “de la situación operativa, carencia de preparación mínima, [… y] gran subjetivismo que dio lugar a indiscreciones, incorporaciones prematuras y deserciones posteriores”.15 Muchas de estas apresuradas afiliaciones al MAR estuvieron influidas por la represión al movimiento estudiantil, así como por la cancelación de vías de acceso al ejercicio de la política dentro del marco institucional.16

A pesar de las inconsistencias en la construcción de la organización armada, se planteó precipitadamente la instrucción militar, sin haber reforzado su estructura. Aun así se acudió al principio del internacionalismo proletario17 y se buscó y obtuvo la solidaridad de la República Democrática Popular de Corea. El razonamiento de la autoridad coreana fue apoyar a grupos que eventualmente tomarían el poder para extender la red solidaria intercontinental. Alejandro López Murillo aseguró que la decisión del gobierno coreano para darles soporte radicó en el contexto geopolítico de la época, haciendo suyas la tesis guevarista de “abrir varios Vietnam” para diluir la posibilidad de que el imperialismo estadounidense agrediera a Corea, y porque consideraba que un proceso revolucionario en México le complicaría la situación a Estados Unidos; no obstante, los norcoreanos reconocieron que en México no estaban dadas las condiciones para la insurrección armada.18

El gobierno de Corea del Norte adiestró a 53 militantes trasladados en tres grupos a Pyongyang entre principios de 1969 y la primera mitad de 1970.19 También recibieron teoría, a partir de la experiencia norcoreana.20 Factor que repercutió en los sesgos en torno al carácter de la revolución, asumidos por la dirigencia del MAR a su regreso a México, debido al conocimiento del pensamiento norcoreano cuya máxima figura fue Kim Il Sung, su dirigente.

El sector afín a Gómez Souza reelaboró la concepción revolucionaria deslumbrado por su estancia en Corea del Norte; y bajo la influencia de los modelos norcoreano, vietnamita y chino reivindicó la revolución democrática popular. El grupo liderado por Salvador Castañeda, J. Candelario Pacheco y Alejandro López Murillo se inclinó por definir la revolución únicamente como socialista.21

En este entramado puede identificarse un primer punto de quiebre en el arranque de la guerrilla al aflorar las rivalidades durante su estancia en el país asiático, y al inhibirse el pensamiento crítico entre la base22 se añadieron las diferencias sobre el concepto de revolución, amén del intento fallido de integrar el partido revolucionario, por el peso excesivo del militarismo y por la falta de puentes establecidos con movimientos sociales.23

El regreso del grupo a México implicó una compulsión por la actividad guerrillera. En este tenor, “una parte del MAR sostenía la ‘subida’ en caliente, llegar a la montaña para operaciones armadas”.24 El apremio en esta etapa llevó a su dirigencia a plantear dos vías tácticas de operación con soporte poco viable. Por un lado, las expropiaciones para allegarse recursos económicos,25 cuya práctica prevaleció en las distintas etapas de la organización con resultados no siempre exitosos, muchos de ellos inclusive resultaron fatales con numerosas bajas en muertos y detenidos. Por el otro, el secuestro político, aunque nunca se llevó a cabo por carecer de planes que lo sustentaran como estrategia operacional.26

Esta actitud fue criticada por Jaime (Salvador Castañeda), quien en julio de 1970 elaboró un documento recomendando medidas para corregir la improvisación y mejorar el funcionamiento del grupo armado.27 Jaime señaló los criterios para establecer escuelas con conductores y adiestramiento de alto nivel. Por tanto, “la creación de las escuelas deberá de ser a su tiempo y no antes. Hacerlo en las actuales condiciones organizativas, equivale a despreciar al enemigo y de paso sobreestimar nuestra capacidad”. Y proponía que los centros de entrenamiento contabilizaran no más de tres miembros con un responsable; su puesta en marcha tendría una fachada para encubrirlos en condiciones de absoluta clandestinidad y con movilidad constante para evitar ser descubiertos.28

Estas propuestas no tuvieron eco en el funcionamiento del MAR. En enero de 1971 subsistían las fallas en su accionar clandestino y se habían profundizado por el incremento acelerado del contingente armado.29

Todo esto se constata al revisar el documento de la Comisión Coordinadora de Reclutamiento, de la que era integrante el propio Jaime, remitido “A los compañeros de la Dirección”, y resulta revelador de las condiciones en las que se encontraban: a esas alturas carecían de suficientes recursos materiales, dinero,30 armas, implementos militares, casas de seguridad y medios de transporte.

La versión de la dirigencia de Gómez Souza, a través del testimonio de Pineda Ochoa, es contradictoria, pues asegura que el grupo realizaba en forma periódica “balances donde todos teníamos derecho a externar nuestras opiniones, fomentando la crítica y la autocrítica como un ejercicio democrático”, y aunque se refiere a casos aislados de indisciplina, no aborda las críticas de la Comisión de Reclutamiento.31

El laberinto del caos

Acaso, como acota Castañeda,32 la plenaria —de haberse realizado en 1970— hubiese modificado el camino azaroso de la organización clandestina,33 cuyo desenlace fue la captura de 19 de sus militantes en febrero de 1971.34 Este golpe fue otro punto de quiebre,35 “y le dio al MAR un vuelco a sus objetivos inmediatos y un rumbo distinto a su trayectoria clandestina”.36

Tres meses después de su caída, los presos del MAR intentaron difundir el documento “Algunas verdades sobre el M.A.R. (Movimiento de Acción Revolucionaria)”, fechado en la prisión de Lecumberri en mayo de 1971,37 asentando su testimonio sobre la tortura a la que fueron sometidos para obtener información sobre su accionar clandestino. No consiguieron su divulgación debido a que la prensa, con un enfoque tergiversado, los acusó de terroristas, y esa imagen fue difundida en los medios de comunicación luego de ponerse en marcha una verdadera campaña anticomunista dirigida a estigmatizar al grupo armado.38

En medio de esta situación desoladora, los antagonismos dentro de la cárcel empeoraron a partir de los intentos del grupo integrado por Ramón Cardona Medel, Felipe Peñaloza y Fernando Pineda por erigirse en núcleo dirigente y seleccionar a aquellos presos que lo integrarían. También abonó a ese deterioro la propuesta de Gómez Souza de dividir a los miembros del MAR encarcelados en dos comandos bajo el supuesto de que podrían funcionar mejor de manera autónoma, aparentemente por la imposibilidad del trabajo unitario. Se constituyeron así el comando “Manuel Arreola Téllez”, liderado por el propio Gómez Souza, y el “Pablo Alvarado Barrera”, en donde quedaron los internos que reconocían el liderazgo de Castañeda y Pacheco.39

La división no hizo más que incrementar la tensión entre ambos grupos y puso en evidencia el fraccionalismo existente. Las dosis de desconfianza y dogmatismo atizaron la espiral de la violencia entre los presos políticos.

En medio de esta terrible situación y en la clandestinidad, la reconfigurada dirección del MAR —integrada por Octavio Márquez, Horacio Arroyo Souza, Martha Maldonado, Paulino Peña, Guillermo Moreno Nolasco, José Luis Martínez y José González Carrillo—40 llevó a cabo su reunión de balance general, y ratificó su posición político militar. La evaluación se calificó de exitosa, asegurando haber rectificado “los errores y deformaciones que había sufrido en Corea”.41

Una nueva etapa se prefiguró con nuevos miembros reclutados,42 mediante una fusión con el Grupo 23 de Septiembre43 —heredero del Grupo Popular Guerrillero—, liderado por Manuel Gámez García Julio y Rodolfo Gómez García El Viejito y abrió paso a una nueva organización en el primer semestre de 1972: el Movimiento de Acción Revolucionaria-23 (MAR-23),44 con presencia en el territorio nacional y con una planeación más articulada,45 logrando establecer escuelas de entrenamiento y operando acciones de expropiación en varios puntos del país —Chihuahua, Coahuila, Sonora, Jalisco,46 Michoacán, Aguascalientes, Guanajuato‒, y refrendando su determinación insurgente47 en distintas ciudades.

Numerosos militantes fueron descubiertos en acciones expropiatorias a lo largo de ese año y durante 1973 a consecuencia de la delación48 y la infiltración49 de que fueron objeto, y a la falta de rigor en su sistema de seguridad, lo que trajo como consecuencia una represión tenaz por parte del aparato de control del Estado.50

Además, cuando se planteó la posibilidad de integrar una coordinación con el Partido de los Pobres de Lucio Cabañas en 1972,51 salieron a flote los problemas arrastrados por la organización desde el momento de su transformación en MAR-23, a tal punto que se produjo una crisis en su directorio nacional, y se hizo evidente la debilidad de su estructura y las contradicciones de su accionar revolucionario. Las posiciones se polarizaron en torno al liderazgo que debería operar el grupo armado.52

A partir de las diferencias entre ambos grupos, y con la fundación de la Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23S), en marzo de 1973, cuadros del MAR-2353 abandonaron su militancia, lo que trajo como consecuencia su desequilibrio.

En el transcurrir del bienio de 1974-1976 se puede ubicar otro punto de quiebre del MAR y su declinación. La falta de alianzas permanentes con movimientos sociales y con otras organizaciones armadas acarrearon el enfrentamiento y la suspicacia permanentes, amén de las limitaciones de su accionar encubierto y el sesgo dogmático de su postura político militar.54

A partir de 1977, con la Reforma Política del gobierno de José López Portillo, y la Ley de Amnistía derivada de ésta, el grupo armado se debilitó aún más porque permitió la excarcelación de varios de sus militantes,55 y abrió para todos sus cuadros la posibilidad de abandonar la clandestinidad y optar por la alternativa legal para incorporarse a partidos de oposición, alejándolos de la vía armada.56

La Reforma Política se debió en mucho a la presión ejercida por las agrupaciones armadas y, como tal, la guerrilla funcionó “como un catalizador”.57 El gobierno concibió la Reforma para vincular el desarrollo de la democracia con la desaparición de las causas que desencadenaron la vía armada.

Epílogo

Aunque el MAR se diluyó progresivamente, el proceso de precariedad se abrió a partir de 1976 y se cerró hasta los primeros años de la década de 1990.

Las modificaciones en su táctica revolucionaria fueron propuestas en agosto de 1976 por sus dirigentes José Luis Martínez Pérez y Elín Santiago Muñoz,58 quienes incorporaron a su análisis la necesidad de agrupar a las masas en torno al MAR, conservando su estatus de organización de vanguardia, inclusive hasta llegar a consolidar un frente popular mediante la combinación de la lucha de masas con la opción armada.59 A partir de este replanteamiento, el MAR estableció alianzas con organizaciones sociales legales, pero sin dejar sus intercambios con otros grupos armados establecidos desde su fundación.60 Estos factores son parte de la explicación de la larga sobrevivencia del MAR.61

Pero aquellos puentes de comunicación sufrieron un duro revés tres años después, cuando Martínez y Santiago fueron acribillados y varios militantes fueron apresados en abril de 1979 en Torreón, Coahuila.62 Este golpe obligó a recomponer su dirigencia. En el invierno de 1983 el MAR refrendó su decisión de permanecer en la clandestinidad y ratificó su compromiso de “constituir un frente nacional de masas que permita movilizarlas bajo una táctica revolucionaria”.63

A partir de febrero de 1987, luego de realizar su Conferencia Nacional Interna, el MAR se autodenominó Movimiento de Acción Revolucionaria 9 de Abril en recuerdo de sus dirigentes caídos. Pero estaba al borde de su extinción bajo el acoso de las fuerzas policiacas que lograron la caída de otros cuadros dirigentes en julio de ese año a consecuencia de un frustrado asalto bancario.64 Al ostentar el nombre original de la organización, el MAR 9 de Abril intentó mantener en su imaginario la herencia del MAR original para reivindicar su vínculo con el proyecto histórico del grupo armado.

Con críticas de sus escasos militantes a consecuencia de la acción malograda de julio de 1987, y arrastrando una serie de problemas de organización,65 la dirigencia del MAR 9 de Abril fue cuestionada, hasta el punto que terminó por aislarse y desaparecer. Paradójicamente su núcleo dirigente traslapó su efímera lucha guerrillera por su militancia en el Partido de la Revolución Democrática (PRD), dando la espalda a la decisión original del MAR de convertirse en la vanguardia de la revolución.

Fuentes documentales

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1 Salvador Castañeda –miembro fundador del MAR– puntualiza que la clandestinidad no significaba el aislamiento de sus militantes ni remontarse a la montaña sin contacto alguno con la población, sino un proceso estratégico para construir cabalmente la red clandestina que sustentara al entorno del foco guerrillero. Comunicación personal de Salvador Castañeda del 5 de febrero de 2011.

2 Fernando Pineda Ochoa, En las profundidades del MAR (El oro no llegó de Moscú), prefacio de Carlos Montemayor, México, Plaza y Valdés Editores, 2003, y Salvador Castañeda, La negación del número (La guerrilla en México, 1965-1996: una aproximación crítica), México, Conaculta/Ediciones Sin Nombre, 2006.

3 La mayoría de estos jóvenes tenía previas experiencias de militancia a través de la Juventud Comunista (JC), así como activismo estudiantil en la Universidad de Sonora, la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, las Escuelas Normales Rurales y en la defensa de su entorno colectivo a través de las Casas del Estudiante. La radicalización de estos jóvenes y de muchos otros que se incorporaron posteriormente al MAR, supuso que el Partido Comunista Mexicano (PCM) ya no cubría sus expectativas de acción revolucionaria.

4 La línea soviética que postuló la transición no violenta al socialismo en un marco mundial de coexistencia pacífica, así como la posibilidad de acceder al socialismo por diferentes vías según las condiciones de cada país, fue impuesta a partir de la celebración en febrero de 1956 del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), dirigido por Nikita Kruschov, su secretario general. Esta política tuvo como justificación la posibilidad real de una guerra nuclear a nivel planetario. Por ende, impuso a los partidos comunistas bajo su férula proceder a la búsqueda de la vía revolucionaria sin el apoyo o vínculos con gobiernos revolucionarios o de otros partidos “hermanos”. Bajo este esquema, la Unión Soviética no alentó ni auspició a grupos armados en América Latina.

5 Carta de Salvador Castañeda, Jaime, y J. Candelario Pacheco G., Víctor, por el comando de presos políticos “Pablo Alvarado Barrera” del MAR a Nuestras compañeras de Santa Marta [Acatitla], s.f., en Mandeville Special Collections Library. University of California, San Diego, Armed Revolutionary Organizations of Mexico. Documents and Publications MSS 0523, series 17 Movimiento de Acción Revolucionaria, reel 8, folder 3.

6 Ernesto Guevara edificó un programa con conceptos marxistas a partir de su experiencia revolucionaria, cuyo objetivo era la lucha armada a favor del cambio social y de las estructuras del Estado a partir del accionar de una vanguardia que tendría la misión de prender la revolución.

7 Carta de Castañeda y Pacheco, ya citada.

8 Entrevista a Fabricio Gómez Souza por Alejandro Peñaloza Torres, en “La lucha de la esperanza. Historia del MAR (1965-1971)”, tesis de licenciatura en Historia, México, ENAH, 2004, p. 70.

9 En la Carta de Castañeda y Pacheco se menciona que “la Declaración de principios del MAR” fue el único documento que quedó por escrito. Aunque al momento de la detención masiva en febrero de 1971 los presos reconocieron que cayeron en manos de la policía el organigrama del grupo armado, su proyecto de organización clandestina, el proyecto de trabajo para la futura sección de información, así como “un balance crítico de nuestras actividades, apuntes sobre explosivos y demolición, táctica guerrillera y antiguerrillera, filosofía y economía marxistas; la teoría de la revolución socialista en México, elaborada y sostenida por nuestra organización”, en “Algunas verdades sobre el MAR (Movimiento de Acción Revolucionaria)”, documento suscrito por “Los presos políticos del Movimiento de Acción Revolucionaria, Lecumberri, mayo de 1971, México, D.F. Reprodujo: Grupo ‘Arturo Gámiz’”, en Archivo General de la Nación (en adelante AGN), Fondo Dirección Federal de Seguridad (en adelante FDFS), exp. 11-207-71/H-257-259-/L-5.

10 El método fue tomado por el MAR a través de Guerra de guerrillas, publicado en 1960, y Guerra de guerrillas: un método, editado en 1963. El propio grupo armado elaboró un manual escrito a máquina para el aprendizaje de la técnica, titulado “Estrategia y táctica guerrillera”.

11 Pineda, op. cit., pp. 43-44. Mecánicamente aplicaron la estrategia definida por Vladimir Ilich Lenin en su teoría de la organización a la realidad mexicana a través del planteamiento de Guevara, quien aseguraba que al darse las condiciones objetivas para desencadenar la revolución, el foco guerrillero tendría la capacidad de instaurar las condiciones subjetivas para el alzamiento de la población.

Ver las declaraciones de Andrés González Mancilla en el Informe del director de la DFS del 29 de julio de 1972, en AGN/Fondo Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales (en adelante FDGIPS), vol. 2539, exp. único.

12 Entrevista a Gómez Souza por Peñaloza Torres, en “La lucha de la esperanza…”, op. cit., pp. 71 y 86.

13 Entrevista a Salvador Castañeda por Peñaloza Torres, en “La lucha de la esperanza…”, op. cit. p. 68.

14 En las declaraciones de militantes del MAR detenidos se repite el esquema de cómo sus integrantes invitaban a unirse a la organización a hermanos, parientes, amigos y compañeros de estudios mediante charlas informales, a lo que respondían aceptando sin tardanza y sin reflexión de por medio.

15 Carta de Castañeda y Pacheco, ya citada.

16 La desmesura represiva del gobierno obedeció al pavor del sistema por la mella que la movilización estudiantil y social podría causar al principio de autoridad, al statu quo y a la imagen presidencial.

17 Según los testimonios de Alejandro López Murillo y Martha Maldonado, se asegura que los cubanos no aceptaron financiar ni entrenar al MAR por las relaciones entre ambos gobiernos. López Murillo –en una estancia realizada en Cuba– preguntó a Sergio del Valle, viceministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, si era factible que su gobierno los recomendase con los norcoreanos, a lo que respondió comprometiéndose a ello, estableciéndose el contacto con el gobierno de Corea del Norte. Ver los testimonios en Enrique Condés Lara, Represión y rebelión en México (1959-1985): “Corea del Norte y México”, “El maoísmo en México”, “La Revolución cubana y México”, “La cara desconocida del Partido Comunista Mexicano”, México, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla/Miguel Ángel Porrúa Editor, 2009, tomo III, pp. 33-34.

18 Adela Cedillo, El fuego y el silencio. Historia de las Fuerzas de Liberación Nacional, México, Edición del Comité del 68, 2008, p. 110, y Condés Lara, op. cit., t. III, pp. 34-35.

19 Las declaraciones de los militantes presos expresan las prácticas corruptas en la burocracia mexicana que les permitieron con facilidad obtener la documentación para su salida al extranjero, así como el entendimiento coyuntural al que llegaron los funcionarios norcoreanos con los agentes de migración soviéticos para permitir la entrada y salida de los mexicanos con pasaportes norcoreanos.

20 Verónica Oikión Solano, “El Movimiento de Acción Revolucionaria. Una historia de radicalización política”, en Verónica Oikión Solano y Marta Eugenia García Ugarte, Movimientos armados en México, siglo XX, 3 v., Zamora, El Colegio de Michoacán y CIESAS, 2006, tomo II, pp. 433-436. Cuando fue detenido Raymundo Ibarra Valenzuela, declaró que a la llegada al campamento el representante del Comité Central del Partido de los Trabajadores de Corea “los exhortó para que aprovecharan la instrucción que recibirían que les sería útil para la lucha que deberían emprender a su regreso a México para la implantación de un sistema socialista que sustituyera al régimen actual”, en AGN/FDGIPS, caja 2750, exp. 2. La estancia en Corea del Norte les proporcionó conocimientos sobre historia de la revolución norcoreana, así como aprendizaje de la táctica militar. Ver las declaraciones de Camilo Estrada Luviano, México, D.F., 17 de marzo de 1971, en AGN/FDGIPS, caja 1144-B. El entrenamiento también incluyó conocimientos de topografía y de zapa, y fabricación de artefactos explosivos, así como el estudio del “enemigo”.

21 Oikión, “El Movimiento de Acción Revolucionaria…”, en op. cit., tomo II, p. 437, y Entrevista a Rogelio Raya Morales en Peñaloza Torres, en “La lucha de la esperanza…”, op. cit., p. 133. Castañeda puntualiza que el MAR no se erigió pro soviético, pues, “En aquel tiempo de profundas divergencias de los soviéticos con los coreanos del norte, no era posible ser prosoviético y al mismo tiempo recibir entrenamiento militar en Corea del Norte. Las contradicciones entre ambos partidos comunistas divergían en relación con la propuesta de la vía armada para hacer la revolución”, en Castañeda, La negación del número..., op. cit., p. 49.

22 Carta de Castañeda y Pacheco, ya citada.

23 Raymundo Ibarra Valenzuela confirma que el MAR “es un movimiento aislado totalmente de la población”, y Martha Elba Cisneros Zavala explica que no se realizó trabajo político para acercar al MAR con la población. Ambos testimonios en entrevistas concedidas a Peñaloza Torres, en “La lucha de la esperanza…”, op. cit., pp. 105-106.

24 Castañeda, La negación del número..., op. cit., pp. 51-52.

25 El MAR reconoció desde un principio que la labor de su comando de expropiación era fundamental debido a que “La revolución cuesta cara y el pueblo no tiene con que sostenerla, porque lo han despojado, ahora serán despojados los acaparadores de dinero (los banqueros) para poder sufragar los gastos de la revolución”, en “Algunas verdades sobre el M.A.R. (Movimiento de Acción Revolucionaria)”, ya citado.

26 Condés Lara, op. cit., t. III, pp. 54-55. Salvador Castañeda acota que el secuestro no se estableció como práctica rutinaria para obtener recursos económicos. Comunicación personal de Salvador Castañeda el 5 de febrero de 2011.

27 Hubo la pretensión, del todo fallida, de construir una red urbana, según el testimonio de Rogelio Raya Morales en Entrevista de Rogelio Raya Morales realizada por Peñaloza Torres, en “La lucha de la esperanza…”, op. cit., p. 86.

28 El documento suscrito por Jaime en julio de 1970 se localiza en AGN/FDFS, exp. 11-207-71/H-57-75/L-2.

29 Gómez Souza calcula entre 90 y 120 el número de militantes, en Peñaloza Torres, “La lucha de la esperanza...”, op. cit., p. 102. En noviembre de 1970, Ana María Parra de Tecla y Armando González Carrillo realizaron reuniones en la Ciudad de México alentando a jóvenes a integrarse. Ver declaraciones de Roberto Antonio Gallangos Cruz, Informe del director de la DFS, “Liga Comunista 23 de Septiembre. Brigada Roja”, 19 de junio de 1975, en AGN/FDGIPS, caja 2779, exp. único.

30 El único golpe para allegarse fondos en este periodo se produjo al asaltar a los encargados del Banco de Comercio de Morelia en la terminal de los autobuses Tres Estrellas de Oro en la Ciudad de México el 19 de diciembre de 1970.

31 Pineda, op. cit., pp. 51-54. Gómez Souza descartó divisiones de gran magnitud, en Peñaloza Torres, “La lucha de la esperanza...”, op. cit., p. 137.

32 Castañeda, La negación del número..., p. 55.

33 Había “concentración del trabajo en unos cuantos, ausencia de compartimentación, subjetivismo de­sorbitado, subestimación del enemigo y sobreestimación de nuestras fuerzas, infracción de medidas de seguridad, concepciones erróneas en el método y estilo de trabajo”, en la Carta de Castañeda y Pacheco, ya citada.

34 AGN/FDFS, exp. 11-207-71/H-257-259-/L-5 Hasta mayo de 1971 los militantes presos pudieron ofrecer su versión de los hechos por escrito en “Algunas verdades sobre el M.A.R. (Movimiento de Acción Revolucionaria)”.

35 “En resumen, nos inclinamos a pensar que fueron nuestros errores e ineficaces medidas de seguridad, junto a una gran dosis de brutalidad de la policía y algo de astucia de su parte, lo que nos condujo a prisión y al descubrimiento de importantes secretos organizativos”, en “Algunas verdades sobre el M.A.R. (Movimiento de Acción Revolucionaria)”.

36 “Boletín de Prensa”, Procuraduría General de la República, México, D.F., 15 de marzo de 1971, y la versión por escrito de la conferencia de prensa ofrecida por el procurador, David Franco Rodríguez, en AGN/FDIPS, caja 1144-A. Oikión, “El Movimiento de Acción Revolucionaria...”, en op. cit., tomo II, p. 445.

37 “Algunas verdades sobre el M.A.R. (Movimiento de Acción Revolucionaria)”, ya citado.

38 Muestra de esta campaña contra la ultraizquierda radical fue el libelo de José G. Cruz, “Traición a la Patria”, que circuló profusamente manipulando la información y calificando a los miembros del MAR recién detenidos de criminales y traidores, y haciéndose eco de la supuesta “conjura roja internacional”. Ver la glosa de la conferencia de prensa ofrecida en la Ciudad de México por John Barron, quien publicó en Selecciones del Reader’s Digest el artículo “Complot contra México”. A pregunta de la periodista Bertha Becerra, quien cuestionó “si con la detención de los miembros del MAR se debe dar por terminado el complot en México”, Barron señaló: “es imposible decir que el complot ha terminado. En efecto se conoce que por lo menos hay 100 elementos debidamente entrenados en Rusia [sic] y si de éstos sólo han sido detenidos 30, entonces resulta que aunque se han capturado líderes, no podemos hablar de que en lo futuro el Gobierno de México no tenga problemas. De todas maneras doy mi opinión de que con la aprehensión de estos elementos, se ha logrado contener lo que a la fecha sería de grandes consecuencias para la tranquilidad del País”, “Conferencia de Prensa del Sr. John Barron”, en AGN/FDFS, exp. 11-207-71/H-258-262/L-6

39 Carta de Castañeda y Pacheco, ya citada.

40 J. Candelario Pacheco se integró a la dirección del movimiento en un primer momento, pero meses después fue apresado en Puerto Vallarta. Rafael Ramírez Duarte fungió como el enlace de la dirección del MAR con sus presos en Lecumberri, en Pineda Ochoa, op. cit., p. 81.

41 Carta de Castañeda y Pacheco, ya citada.

42 Alma Gómez, dirigente del MAR, se aprestó a reclutar elementos en el seno de las normales rurales de Oaxaca, Sonora, Sinaloa y Nayarit.

43 Estatutos y Reglamento de la organización en AGN/FDGIPS, vol. 2953, y “Plan Estatal de Organización del Movimiento Revolucionario 23 de Septiembre”, que en realidad es un organigrama del grupo guerrillero, en AGN/FDGIPS, caja 2955, exp. único. Las discusiones a propósito de ese proceso de fusión en “Cuadernos Manuscritos”, en AGN/FDGIPS, vol. 1913-A, exp. 2. El contacto con el Grupo 23 de Septiembre se hizo a través de Óscar Javier Gaytán Saldívar, miembro del MAR, quien en agosto de 1970 acercó a Gómez Souza con Salvador Gaytán, quien era militante del 23 de Septiembre, en Pineda, op. cit., pp. 135-136.

44 Informe “Estado de Sonora. Información de Hermosillo”, con declaraciones de Estanislao Hernández García que corroboran que hubo un primer encuentro entre el MAR y el Grupo 23 de Septiembre desde el regreso de su entrenamiento en Corea, cuando Gómez Souza envió a Hernández García a Parral, Chihuahua, para “tomar contacto con obreros y campesinos y hacer labor de agitación”, México, 26 de marzo de 1974, en AGN/FDGIPS, caja 1920; Informe del director de la DFS “Liga Comunista 23 de Septiembre”, con más declaraciones de Hernández García, México, 28 de marzo de 1974, en AGN/FDGIPS, v. 2689, exp. único. Pineda, op. cit., pp. 135-136. Edilberto Castellanos confirma en sus declaraciones haber sido enviado a Parral en octubre de 1970, junto con otros militantes de la sección de exploración, para ubicar en la sierra de Chihuahua “un lugar adecuado para instalar una guerrilla rural”, en Informe del director de la DFS, 14 de febrero de 1972, en AGN/FDGIPS, caja 2750, exp. 2.

45 Según Pineda, op. cit., p. 164, el MAR, “a raíz de la fusión con el Grupo 23 de Septiembre, dividió la República en tres grandes franjas y venía extendiendo sus células clandestinas a lo largo y ancho del país”. El MAR se abastecía de armamento en Chihuahua en la frontera con Estados Unidos. “Estado de Chihuahua. Información de Chihuahua. El asalto perpetrado a la camioneta bancaria lo realizaron elementos del MAR, dos de los cuales se encuentran detenidos en la policía del Estado”, México, 28 de julio de 1972, en AGN/FDGIPS, vol. 943, exp. 1.

46 Hernández García aseguró que ya fusionado el MAR-23 le fueron presentados “Manuel Gámez García, una tal Lupita, que es esposa de otro miembro de nombre Eleazar Gámez García (a) ‘Andrés’, una que le dicen ‘La Chata’ que es esposa del que llaman ‘El Viejito’ y que todos éstos eran miembros del Grupo 23 de Septiembre”, y le asignaron “la comisión de establecer la escuela de guerra de guerrillas en Guadalajara, Jalisco, donde impartiría clases a miembros del M.A.R. y miembros del Grupo 23 de Septiembre”. Ver Informe del director de la DFS, 28 de marzo de 1974, ya citado.

47 El MAR-23 refrendó el objetivo de la toma del poder y la instauración de la dictadura del proletariado mediante la táctica de consolidación de “la dirección proletaria político-militar para el conjunto del movimiento en el actual frente guerrillero” para llevar la guerra al campo y a la ciudad. Ver “Cuaderno Manuscrito número 12”, en AGN/FDGIPS, vol. 1913-A, exp. 2.

48 En relación con la delación, desde la caída del primer grupo en febrero-marzo de 1971, hubo desconcierto y hasta cierta paranoia entre los integrantes del MAR.

49 Por lo que toca a la infiltración, hay datos más precisos. La policía envió a una agente a la cárcel de mujeres para congraciarse con Ana María Parra de Tecla y conseguir información. También Sergio Romero Ramírez, alias El Fish, golpeador y paramilitar, fue utilizado para “labores de espionaje y control de los presos del MAR”. en Condés Lara, op. cit., t. III, pp. 55-56. Luis Antonio Alvarado menciona que únicamente un exmilitante del MAR le aseguró que “el MAR pudo haber sido infiltrado por espías, ya que durante el periodo en la cárcel y después de salir de la misma, hubo compañeros que recibieron beneficios y tratos especiales”. Los demás exmilitantes entrevistados por Alvarado “dudan que las fuerzas federales hayan infiltrado al movimiento”. Luis Antonio Alvarado Lecuona, “El Movimiento de Acción Revolucionaria y su influencia en la Reforma Política mexicana en 1977”, tesis de licenciatura en Ciencia Política, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, México, UNAM, 2008, p. 73.

50 Informe del director de la DFS “Movimiento de Acción Revolucionaria”, México, 10 de febrero de 1972, en AGN/FDGIPS, v. 2494, exp. único. Informe del director de la DFS “Estado de Michoacán”, México, 29 de septiembre de 1972, en AGN/FDFS, exp. 100-14-1-72/H-104-105/L-22. Informe del director de la DFS del 25 de octubre de 1973, en AGN/FDGIPS, vol. 2654. Informe del director de la DFS del 25 de noviembre de 1973, en AGN/FDGIPS, v. 2654. Informe del Director de la DFS con las declaraciones de Hernández García, México, 28 de marzo de 1974, en AGN/FDGIPS, v. 2689, exp. único. Pineda, op. cit., p. 164.

51 Simón Hipólito, Guerrero, amnistía y represión, México, Grijalbo, 1982, y Pineda, op. cit., pp. 161-165. El enlace entre el Partido de los Pobres y el MAR fue Wenceslao José García de la dirección del MAR, quien tenía vínculos con Vicente Estrada Vega de la Liga Comunista Espartaco y muy cercano a Lucio Cabañas. Ver el Informe “Liga Comunista Espartaco” del director de la DFS, México, 10 de noviembre de 1974, en AGN/FDGIPS, caja 2738, exp. único. Estanislao Hernández García reitera las relaciones establecidas con el dirigente del Partido de los Pobres en el Informe del director de la DFS del 28 de marzo de 1974, ya citado.

52 Ver el testimonio de Hernández García en el Informe del director de la DFS, México, 28 de marzo de 1974, en AGN/FDGIPS, v. 2689, exp. único, y Pineda, op. cit., pp. 168-169.

53 Wenceslao José García fue representante del MAR en las conversaciones de integración con la Liga. Estanislao Hernández García, Marisol Orozco Vega, Arnulfo Ariza, Paulino Peña y Wenceslao José, entre otros, pasaron a militar en la LC23S. En cambio, los que permanecieron en el MAR-23 diferían de la postura de la Liga, que pretendía que aquél funcionara únicamente como “brazo armado operativo de la nueva organización”; también los distintos enfoques sobre la revolución los separaron, pues los miembros del MAR insistían en realizar un proceso revolucionario democrático-popular, a diferencia de la Liga, que buscaba realizar una revolución de carácter socialista. Ver testimonios en Condés Lara, op. cit., t. III, p. 64.

54 Se sabe que a mediados de agosto de 1975 algunos elementos del MAR pretendieron fusionarse con la LC23S, aunque hubo reticencia por parte de esta última organización alegando que podrían intentar quitarles la dirección del movimiento debido a su tendencia “programática burguesa”. Ver “Informe General”, México, 13 de agosto de 1975, en AGN/FDFS, exp. 11-235-75/H-221-224/L-32.

55 Desde enero de 1975 salieron libres bajo caución Raymundo Ibarra Valenzuela, Cándido Toledo Espinosa y José Antonio Castillo Viloria. Informe del director de la DFS, “Movimiento de Acción Revolucionaria”, 13 de enero de 1975, en AGN/FDGIPS, vol. 2785, exp. único. El 10 de agosto de 1977, ya en el marco de la Reforma Política, fueron puestos en libertad otros siete miembros del MAR: Carlos González Navarro, Fernando Pineda Ochoa, Ramón Cardona Medel, Ana María Parra de Tecla, Agustín Hernández Rosales, José Francisco Paredes Ruiz y Pedro Leyva Pérez, en AGN/FDFS, exp. 11-207-77/H-66-67/L-13.

56 Verónica Oikión Solano, “El impacto de la oposición armada en la Reforma Política del Estado. Las decisiones de 1977”, en Víctor Gayol, coordinador, Formas de gobierno en México. Poder político y actores sociales a través del tiempo, 2 v., Zamora, El Colegio de Michoacán, 2012, tomo II Poder político en el México moderno y contemporáneo, pp. 501-523.

57 Alvarado Lecuona, op. cit., p. 21.

58 Alberto Guillermo López Limón, “Semblanza de José Luis Martínez Pérez”, manuscrito, abril de 2007, p. 5.

59 “Puntos estratégicos” y “Puntos tácticos”. “Presentación a los trabajos de estrategia y táctica”, agosto de 1976, donde aparecen nuevas consignas: “¡Con el pueblo a la lucha!” y “¡Con el pueblo a la victoria!”, en Mandeville Special Collections Library, University of California, San Diego, Armed Revolutionary Organizations of Mexico. Documents and Publications MSS 0523, series 17 Movimiento de Acción Revolucionaria, reel 8, folder 12. Dichas consignas respondían a sus principios fundamentales: “Nuestra táctica, nuestra estrategia y nuestro objetivo principal”.

60 Pineda, op. cit., pp. 217-218, y Condés Lara, op. cit., t. III, pp. 69-70. Entabló relaciones con movimientos sociales en Chihuahua, Sonora, la Comarca Lagunera, el Valle de México, Morelos, Puebla, Veracruz, Guerrero y Michoacán. Alberto Guillermo López Limón, “Semblanza de José Luis Martínez Pérez”, manuscrito, abril de 2007, 5 p. Además, el MAR se integró en el “proceso de unidad” con la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria, el Partido de los Pobres y la Unión de Pueblo, a través de la llamada “Cuadrilátera”, o simplemente “Cuadri”, es decir, una “coordinadora nacional guerrillera”. Ver Alberto López Limón, “A los que no conocimos por su nombre”, manuscrito, abril de 2004, 12 p. Ver “Línea Política”, en Mandeville Special Collections Library, University of California, San Diego, Armed Revolutionary Organizations of Mexico. Documets and Publications MSS 0523, series 17 Movimiento de Acción Revolucionaria, reel 8, folder 5.

61 La sobrevivencia del grupo estuvo en función del reclutamiento de nuevos militantes, con el fin de contar con renovados cuadros para la organización. El reclutamiento resulta un indicador para entender de qué manera el MAR logró reconstituirse repetidamente en su núcleo básico a pesar de los fuertes descalabros que sufrió. Desde la perspectiva de Castañeda, la motivación que tuvieron los simpatizantes para incorporarse al MAR fue la experiencia norcoreana, es decir, le reconocían un estatus internacional por su preparación político militar, y esta conceptualización alentaba el reclutamiento. Comunicación personal de Salvador Castañeda del 5 de febrero de 2011.

62 Pineda, op. cit., pp. 211-218; Condés Lara, op. cit., t. III, pp. 70-71, y Alberto Guillermo López Limón, “Semblanza de José Luis Martínez Pérez”, manuscrito, abril de 2007, p.5.

63 “Planteamientos básicos”, invierno de 1983, en Mandeville Special Collections Library, University of California, San Diego, Armed Revolutionary Organizations of Mexico. Documents and Publications MSS 0523, series 17 Movimiento de Acción Revolucionaria, reel 8, folder 13.

64 Alberto López Limón, “A los que no conocimos por su nombre”, manuscrito, abril de 2004, p. 12.

65 Idem.

La izquierda mexicana del siglo XX. Libro 3

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