Читать книгу Verdadera Historia de los Sucesos de la Conquista de la Nueva-España (Tomos 1-3) - Bernal Diaz del Castillo - Страница 22
CAPÍTULO XVIII
ОглавлениеDE ALGUNAS ADVERTENCIAS ACERCA DE LO QUE ESCRIBE FRANCISCO LOPEZ DE GÓMORA, MAL INFORMADO, EN SU HISTORIA.
Estando escribiendo esta relacion, acaso vi una historia de buen estilo, la cual se nombra de un Francisco Lopez de Gómora, que habla de las conquistas de Méjico y Nueva-España, y cuando leí su gran retórica, y como mi obra es tan grosera, dejé de escribir en ella, y aun tuve vergüenza que pareciese entre personas notables; y estando tan perplejo como digo, torné á leer y á mirar las razones y pláticas que el Gómora en sus libros escribió, é vi que desde el principio y medio hasta el cabo no llevaba buena relacion, y va muy contrario de lo que fué é pasó en la Nueva-España; y cuando entró á decir de las grandes ciudades, y tantos números que dice que habia de vecinos en ellas, que tanto se le dió poner ocho como ocho mil.
Pues de aquellas grandes matanzas que dice que haciamos, siendo nosotros obra de cuatrocientos soldados los que andábamos en la guerra, que harto teniamos de defendernos que no nos matasen ó llevasen de vencida; que aunque estuvieran los indios atados, no hiciéramos tantas muertes y crueldades como dice que hicimos; que juro amen que cada dia estábamos rogando á Dios y Nuestra Señora no nos desbaratasen.
Volviendo á nuestro cuento, Atalarico, muy bravísimo Rey, é Atila, muy soberbio guerrero, en los campos catalanes no hicieron tantas muestras de hombres como dice que haciamos.
Tambien dice que derrotamos y abrasamos muchas ciudades y templos, que son sus cues, donde tienen sus ídolos, y en aquello le parece á Gómora que aplace mucho á los oyentes que leen su historia, y no quiso ver ni entender cuando lo escribia que los verdaderos conquistadores y curiosos letores que saben lo que pasó, claramente le dirán que en su historia en todo lo que escribe se engañó, y si en las demás historias que escribe de otras cosas va del arte del de la Nueva-España, tambien irá todo errado; y es lo bueno que ensalza á unos capitanes y abaja á otros; y los que no se hallaron en las conquistas dice que fueron capitanes, y que un Pedro Dircio fué por capitan cuando el desbarate que hubo en un pueblo que le pusieron nombre Almería; porque el que fué por capitan en aquella entrada fué un Juan de Escalante, que murió en el desbarate con otros siete soldados; é dice que un Juan Velazquez de Leon fué á poblar á Guacacualco; mas la verdad es así: que un Gonzalo de Sandoval, natural de Ávila, lo fué á poblar.
Tambien dice cómo Cortés mandó quemar un indio que se decia Quezal-Popoca, capitan de Montezuma, sobre la poblacion que se quemó. El Gómora no acierta tambien lo que dice de la entrada que fuimos á un pueblo é fortaleza: Anga Panga escríbelo, mas no como pasó. Y de cuando en los arenales alzamos á Cortés por capitan general y justicia mayor, en todo le engañaron. Pues en la toma de un pueblo que se dice Chamula, en la provincia de Chiapa, tampoco acierta en lo que escribe.
Pues otra cosa peor dice, que Cortés mandó secretamente barrenar los once navíos en que habiamos venido; ántes fué público, porque claramente por consejo de todos los demás soldados mandó dar con ellos al través á ojos vistas, porque nos ayudase la gente de la mar que en ellos estaba, á velar y guerrear.
Pues en lo de Juan de Grijalva, siendo buen capitan, le deshace é disminuye. Pues en lo de Francisco Fernandez de Córdoba, habiendo él descubierto lo de Yucatan, lo pasa por alto. Y en lo de Francisco de Garay dice que vino él primero con cuatro navíos de lo de Pánuco ántes que viniese con la armada postrera; en lo cual no acierta, como en lo demás.
Pues en todo lo que escribe de cuándo vino el capitan Narvaez y de cómo le desbaratamos, escribe segun é como las relaciones. Pues en las batallas de Taxcala hasta que hicimos las paces, en todo escribe muy léjos de lo que pasó.
Pues las guerras de Méjico de cuando nos desbarataron y echaron de la ciudad, é nos mataron é sacrificaron sobre ochocientos y sesenta soldados; digo otra vez sobre ochocientos y sesenta soldados, porque de mil trecientos que entramos al socorro de Pedro de Albarado, é íbamos en aquel socorro los de Narvaez é los de Cortés, que eran los mil y trecientos que he dicho, no escapamos sino cuatrocientos y cuarenta, é todos heridos, y dícelo de manera como si no fuera nada.
Pues desque tornamos á conquistar la gran ciudad de Méjico é la ganamos, tampoco dice los soldados que nos mataron é hirieron en las conquistas, sino que todo lo hallábamos como quien va á bodas y regocijos.
¿Para qué meto yo aquí tanto la pluma en contar cada cosa por sí, que es gastar papel y tinta? Porque si en todo lo que escribe va de aquesta arte, es gran lástima; y puesto que él lleve buen estilo, habia de ver que para que diese fe á lo demás que dice, que en esto se habia de esmerar.
Dejemos esta plática, é volveré á mi materia; que despues de bien mirado todo lo que he dicho que escribe Gómora, que por ser tan léjos de lo que pasó es en perjuicio de tantos, torno á proseguir en mi relacion é historia; porque dicen sábios varones que la buena política y agraciado componer es decir verdad en lo que escribieren, y la mera verdad resiste á mi rudeza; y mirando en esto que he dicho, acordé de seguir mi intento con el ornato y pláticas que adelante se verán, para que salga á luz y se vean las conquistas de la Nueva-España claramente y como se han de ver, y su majestad sea servido conocer los grandes é notables servicios que le hicimos los verdaderos conquistadores, pues tan pocos soldados como venimos á estas tierras con el venturoso y buen capitan Hernando Cortés, nos pusimos á tan grandes peligros y le ganamos esta tierra, que es una buena parte de las del Nuevo-Mundo, puesto que su majestad, como cristiano Rey y señor nuestro, nos lo ha mandado muchas veces gratificar; y dejaré de hablar acerca de esto, porque hay mucho que decir.
Y quiero volver con la pluma en la mano, como el buen piloto lleva la sonda por la mar, descubriendo los bajos cuando siente que los hay, así haré yo encaminar á la verdad de lo que pasó la historia del coronista Gómora, y no será todo en lo que escribe; porque si parte por parte se hubiese de escribir, seria más la costa en coger la rebusca que en las verdaderas vendimias.
Digo que sobre esta mi relacion pueden los coronistas sublimar é dar loas cuantas quisieren, así al capitan Cortés como á los fuertes conquistadores, pues tan grande y santa empresa salió de nuestras manos, pues ello mismo da fe muy verdadera; y no son cuentos de naciones extrañas, ni sueños ni porfias, que ayer pasó á manera de decir, sino vean toda la Nueva-España qué cosa es, y lo que sobre ello escriben.
Diremos lo que en aquellos tiempos nos hallamos ser verdad, como testigos de vista, é no estaremos hablando las contrariedades y falsas relaciones (como decimos) de los que escribieron de oidas, pues sabemos que la verdad es cosa sagrada, y quiero dejar de más hablar en esta materia; y aunque habia bien que decir della é lo que sé, sospecho del coronista que le dieron falsas relaciones cuando hacia aquella historia; porque toda la honra y prez della la dió sólo al marqués D. Hernando Cortés, é no hizo memoria de ninguno de nuestros valerosos capitanes y fuertes soldados; y bien se parece en todo lo que el Gómora escribe en su historia serle muy aficionado, pues á su hijo, el marqués que agora es, le eligió su corónica é obra, é la dejó de elegir á nuestro Rey y señor; y no solamente el Francisco Lopez de Gómora escribió tantos borrones é cosas que no son verdaderas, de que ha hecho mucho daño á muchos escritores é coronistas que despues del Gómora han escrito en las cosas de la Nueva-España, como es el doctor Illescas y Pablo Iovio, que se van por sus mismas palabras y escriben ni más ni ménos que el Gómora.
Por manera que lo que sobre esta materia escribieron es porque les ha hecho errar el Gómora.