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CAPÍTULO XIX
ОглавлениеCÓMO VENIMOS OTRA VEZ CON OTRA ARMADA Á LAS TIERRAS NUEVAMENTE DESCUBIERTAS, Y POR CAPITAN DE LA ARMADA HERNANDO CORTÉS, QUE DESPUES FUÉ MARQUÉS DEL VALLE, Y TUVO OTROS DITADOS, Y DE LAS CONTRARIEDADES QUE HUBO PARA LE ESTORBAR QUE NO FUESE CAPITAN.
En 15 dias del mes de Noviembre de 1518 años, vuelto el capitan Juan de Grijalva de descubrir las tierras nuevas (como dicho habemos), el gobernador Diego Velazquez ordenaba de enviar otra armada muy mayor que las de ántes, y para ello tenia ya diez navíos en el puerto de Santiago de Cuba; los cuatro dellos eran en los que volvimos cuando lo de Juan de Grijalva, porque luego les hizo dar carena y adobar, y los otros seis recogieron de toda la isla, y los hizo proveer de bastimento, que era pan cazabe y tocino, porque en aquella sazon no habia en la isla de Cuba ganado vacuno ni carneros, y este bastimento no era para más de hasta llegar á la Habana, porque allí habiamos de hacer todo el matalotaje, como se hizo.
Y dejemos de hablar en esto, y volvamos á decir las diferencias que se hubo en elegir capitan para aquel viaje. Habia muchos debates y contrariedades, porque ciertos caballeros decian que viniese un capitan muy de calidad, que se decia Vasco Porcallo, pariente cercano del conde de Feria, y temióse el Diego Velazquez que se alzaria con la armada, porque era atrevido; otros decian que viniese un Agustin Bermudez ó un Antonio Velazquez Borrego, ó un Bernardino Velazquez, parientes del gobernador Diego Velazquez; y todos los más soldados que allí nos hallamos deciamos que volviese el Juan de Grijalva, pues era buen capitan y no habia falta en su persona y en saber mandar.
Andando las cosas y conciertos desta manera que aquí he dicho, dos grandes privados del Diego Velazquez, que se decian Andrés de Duero, secretario del mismo gobernador, y un Amador de Larez, contador de su majestad, hicieron secretamente compañía con un buen hidalgo, que se decia Hernando Cortés, natural de Medellin, el cual fué hijo de Martin Cortés de Monroy y de Catalina Pizarro Altamirano, é ámbos hijosdalgo, aunque pobres; é así era por la parte de su padre Cortés y Monroy, y la de su madre Pizarro é Altamirano: fué de los buenos linajes de Extremadura, é tenia indios de encomienda en aquella isla, é poco tiempo habia que se habia casado por amores con una señora que se decia doña Catalina Suarez Pacheco, y esta señora era hija de Diego Suarez Pacheco, ya difunto, natural de la ciudad de Ávila, y de María de Mercaida, vizcaina y hermana de Juan Suarez Pacheco; y este, despues que se ganó la Nueva-España, fué vecino y encomendado en Méjico; y sobre este casamiento de Cortés le sucedieron muchas pesadumbres y prisiones, porque Diego Velazquez favoreció las partes della, como más largo contarán otros; y así pasaré adelante y diré acerca de la compañía, y fué desta manera: que concertaron estos dos grandes privados del Diego Velazquez que le hiciesen dar á Hernando Cortés la capitanía general de toda la armada, y que partirian entre todos tres la ganancia del oro y plata y joyas de la parte que le cupiese á Cortés; porque secretamente el Diego Velazquez enviaba á rescatar, y no á poblar.
Pues hecho este concierto, tienen tales modos el Duero y el contador con el Diego Velazquez, y le dicen tan buenas y melosas palabras, loando mucho á Cortés, que es persona en quien cabe aquel cargo, y para capitan muy esforzado y que le seria muy fiel, pues era su ahijado, porque fué su padrino cuando Cortés se veló con doña Catalina Suarez Pacheco; por manera que le persuadieron á ello y luego se eligió por capitan general; y el Andrés de Duero, como era secretario del gobernador, no tardó en hacer las provisiones, como dice en el refran, de muy buena tinta, y como Cortés las quiso bastantes, y se las trujo firmadas.
Ya publicada su eleccion, á unas personas les placia y á otras les pesaba. Y un domingo, yendo á Misa el Diego Velazquez, como era gobernador, íbanle acompañando las más nobles personas y vecinos que habia en aquella villa, y llevaba á Hernando Cortés á su lado derecho por le honrar; é iba delante del Diego Velazquez un truhan que se decia Cervantes el Loco, haciendo gestos y chocarrerías:
—«Á la gala de mi amo; Diego, Diego, ¿qué capitan has elegido? Que es de Medellin de Extremadura, capitan de gran ventura. Mas temo, Diego, no se te alce con la armada; que le juzgo por muy gran varon en sus cosas.»
Y decia otras locuras, que todas iban inclinadas á malicia. Y porque lo iba diciendo de aquella manera le dió de pescozazos el Andrés de Duero, que iba allí junto con Cortés, y le dijo:
—«Calla, borracho, loco, no seas más bellaco; que bien entendido tenemos que esas malicias, so color de gracias no salen de tí.»
Y todavía el loco iba diciendo:
—«Viva, viva la gala de mi amo Diego y del su venturoso capitan Cortés. É juro á tal, mi amo Diego, que por no te ver llorar tu mal recaudo que ahora has hecho yo me quiero ir con Cortés á aquellas ricas tierras.»
Túvose por cierto que dieron los Velazquez parientes del gobernador ciertos pesos de oro á aquel chocarrero porque dijese aquellas malicias, so color de gracias.
Y todo salió verdad como lo dijo. Dicen que los locos muchas veces aciertan en lo que hablan; y fué elegido Hernando Cortés, por la gracia de Dios, para ensalzar nuestra santa fe y servir á su majestad, como adelante se dirá.