Читать книгу Lenguaje, conocimiento y educación superior - Carlos Julio Restrepo Velásquez - Страница 13

El lenguaje como objeto de estudio

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En 1975 se estrenó la película alemana Jeder für sich und Gott gegen alle, dirigida por Werner Herzog, conocida en Occidente como El enigma de Kaspar Hauser. A partir del hallazgo en Nuremberg en 1828, la película plantea la posibilidad de que un ser humano viva su infancia y adolescencia en el absoluto aislamiento, sin contacto alguno con alguien. El protagonista es un niño que, desde bebé, permanece en una caverna atado por un pie, y mientras duerme, alguien deja comida a su alcance.

La discusión que suscita la situación planteada en la película se puede contextualizar en dos ámbitos: uno respecto al sujeto, otro sobre la función de la educación. Para intentar una aproximación al primer ámbito, servirá preguntarse si alguien en tal condición de aislamiento, sin afectividad ni socialización alguna, podría desarrollar lenguaje como capacidad intelectual y de pensamiento, sentir y expresar emociones, controlar sus impulsos, tomar decisiones, comprender la realidad, resolver problemas, crear o pensar. También sería útil cuestionarse cómo sería su incorporación a la vida social en condiciones apropiadas. En el otro caso, el del ámbito referido a la función de la educación, es preciso reflexionar acerca de la relación entre lenguaje, conocimiento y educación. Esta no siempre es evidente o, al menos, clara en la mayoría de los modelos educativos aplicados.

El caso real del niño de Núremberg fue abordado precariamente por la ciencia del siglo xix, y no se lograron avances significativos porque Kaspar fue asesinado cinco años después de ser hallado. Nunca se conocieron las causas de su aislamiento ni de su asesinato. Aunque había alcanzado un desarrollo psicológico, intelectual y emocional altamente significativo, no había logrado comprender los límites y el autodominio de sus instintos.

En las últimas décadas, investigadores de diferentes disciplinas, como psicología, biología, lingüística, neurología, pedagogía, antropología y otras, abordan el lenguaje con perspectivas igualmente contrastantes. Algunos científicos lo investigan en cuanto capacidad exclusiva del sujeto; otros, como una construcción intersubjetiva y social. Pero, paradójicamente, el investigador Noam Chomsky afirma que el lenguaje como objeto de estudio científico no existe, y que hallar la manera de investigarlo apropiadamente es un desafío para los métodos convencionales: “Mi propia suposición es que el lenguaje existe como un módulo de la mente y el cuerpo, principalmente el cerebro” (Chomsky, 2011). Uno de los argumentos para negarlo es que confundimos las evidencias de su funcionamiento —por ejemplo, la comunicación y el pensamiento— con el propio conocimiento. Entre los desafíos que se presentan está saber cuándo se está investigando en un ámbito específico, ya sea social, psíquico o biológico; esto es clave en la investigación de las dinámicas del conocimiento.

Ahora bien, independientemente de cómo existe el lenguaje, para las instituciones educativas, en general, y para las universidades, en particular, abordar el conocimiento y sus dinámicas es fundamental, y está vinculado a comprender esas relaciones y subordinaciones, así como sus estructuras, factores, tensiones, variables. En este panorama, es esencial aproximarse a la comprensión de las relaciones entre lenguaje y conocimiento en el contexto de la educación superior, para avanzar en la comprensión de esta en la geopolítica mundial. Para comenzar, revisemos lo esencial.

Lenguaje, conocimiento y educación superior

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