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ANTICIPACIÓN, INNOVACIÓN, EXCELENCIA
Cuentan que dos acorazados asignados a una escuadra de entrenamiento habían estado de maniobras en el mar tempestuoso durante varios días. Yo servía en el buque insignia y estaba de guardia en el puente cuando caía la noche. La visibilidad era pobre, había niebla, de modo que el capitán permanecía sobre el puente supervisando todas las actividades.
Poco después de que oscureciera, el vigía que estaba en el extremo del puente informó: “Luz a estribor”.
“¿Rumbo directo o se desvía hacia popa?”, gritó el capitán.
El vigía respondió: “Directo, capitán”, lo que significaba que nuestro propio curso nos estaba conduciendo a una colisión con aquel buque.
El capitán llamó al encargado de emitir señales.
“Envía este mensaje: Estamos a punto de chocar, aconsejamos cambiar 20º su rumbo”.
Llegó otra señal de respuesta: “Aconsejamos que ustedes cambien 20º su rumbo”.
El capitán dijo: “Soy capitán, cambie su rumbo 20º”.
“Soy marinero de segunda clase -nos respondieron-. Mejor cambie su rumbo 20º”.
El capitán ya estaba hecho una furia. Gritó: “Conteste ya: Soy un acorazado. Cambie su rumbo 20º”. La linterna del interlocutor envió su último mensaje: “Yo soy un faro”. Cambiamos nuestro rumbo.
Cuántas veces nos habremos encontrado con una situación similar en la conducción de nuestra empresa. Estamos convencidos de algo y vamos hacia adelante muchas veces sin tomar los recaudos necesarios o sin contar con todos los datos para tomar la decisión. Hasta que nos chocamos con la realidad y recién ahí tomamos conciencia. Generalmente después del golpe, sufriendo ya los daños que este ocasionó.
La organización que tendrá éxito en los próximos años se caracterizará por manejar con éxito tres variables: Anticipación, Innovación y Excelencia.
La Excelencia es el tercer vértice del triángulo del éxito, porque es el fundamento de este nuevo siglo. Hasta hoy, las empresas que manejan la Excelencia habían centrado en ella su ventaja competitiva. De ahora en adelante éste será solamente el precio que tendrán que pagar para poder ofrecer (con posibilidades de competir) sus productos y servicios. Sin importar el tamaño de la organización, el resultado tiene que ser excelente. Si no buscamos la Excelencia, la calidad, el aprendizaje continuo, el mejoramiento constante de los procesos, quedaremos “fuera del juego” rápidamente.
La Innovación es la manera en que buscamos la ventaja competitiva. Lo que nos va a diferenciar del resto. El Japón, desde hace ya décadas, con las enseñanzas del Dr. Deming, logró unir la Innovación con la Excelencia. Los resultados están a la vista.
Debemos convencernos de que la supervivencia y el crecimiento de nuestra empresa será proporcional a nuestro desempeño, dirigiendo en medio del constante movimiento, del constante cambio. Sin embargo, la Excelencia y la Innovación solas no serán suficientes para competir con éxito.
La Anticipación nos permitirá estar en el lugar correcto, en el momento oportuno, y gracias a tener un producto o servicio Excelente e Innovador, podremos competir con buenas chances de ganar a la vez que posicionamos nuestra empresa (la llave para ganar en el mediano plazo). Con la Anticipación podremos predecir las necesidades de nuestros clientes, innovar con los productos o servicios, adaptándolos a sus requerimientos y entonces: VENDER MÁS.
El ejemplo citado al comienzo, una anécdota real contada por Frank Koch, un marino americano, muestra una situación similar a la obstinación y a la poca flexibilidad que nos ha llevado tantas veces a equivocarnos y a sufrir duros golpes. Pensemos en ello.