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1.11

ALGUIEN NOS HA PATEADO LA VACA

Dicen que una vez un maestro de la sabiduría paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vio a lo lejos un paraje de apariencia pobre y decidió hacer una breve visita al lugar.

Durante la caminata, le comentó al aprendiz sobre la importancia de las visitas, el conocer nuevas personas y las oportunidades de aprendizaje que surgen a través de estas experiencias.

Cuando llegó al lugar, constató la pobreza del sitio: los habitantes, (un matrimonio y sus tres hijos) vestían con ropas sucias y rasgadas, carecían de calzado y vivían en una vieja choza de madera.

Entonces el maestro se aproximó al señor, (aparentemente el padre de familia) y y le dijo lo siguiente:

- En este lugar no existen posibilidades de trabajo ni centros comerciales, ¿cómo hace usted y su familia para sobrevivir aquí?

El señor, calmadamente, respondió a continuación:

- Amigo mío, nosotros tenemos una vaquita que nos da varios litros de leche todos los días. Una parte de este producto lo vendemos o lo cambiamos por otros alimentos en la ciudad vecina, y con la otra parte producimos queso y mantequilla para

nuestro consumo. Y es así... como vamos sobreviviendo.

El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, luego se despidió y se marchó.

En medio del camino, volteó hacia su fiel discípulo y le ordenó:

- Busque la vaca, llévela al precipicio de allí enfrente y empújela al barranco.

El joven miró al maestro con espanto y le cuestionó la orden. Sobre todo porque la vaquita era el único medio de subsistencia de esa familia. Pero percibiendo el silencio absoluto del maestro, cumplió temeroso la orden y empujó a la vaca por el precipicio, viéndola despeñarse y morir. Aquella escena quedó grabada en la memoria del joven durante mucho tiempo.

Años después, el discípulo resolvió dejar a su maestro y regresar a aquel lugar para contarle todo a la familia, pedir perdón y ayudarlos.

Así lo hizo y, a medida que se aproximaba al lugar vio todo muy bonito, con árboles floridos, un auto nuevo en el garaje de una gran casa recién construida, y varios niños jugando en el hermoso jardín.

El joven se sintió triste y desesperado, imaginando que aquella humilde familia hubiese tenido que vender el terreno para sobrevivir. Aceleró el paso y cuando llegó a la casa fue recibido por un señor muy simpático. El joven preguntó por la familia que vivía ahí hace unos cuatro años, el señor respondió que seguían viviendo ahí.

Consternado, el joven entró corriendo a la casa y confirmó que era la misma familia que visitara años atrás, con el maestro. Elogió el lugar y le preguntó al señor:

- ¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar radicalmente su vida y la de su familia?

El señor le respondió entusiasmado:

- Nosotros teníamos una vaquita, pero un día, no sabemos

cómo, se cayó por el precipicio, de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de movernos, de hacer nuevas cosas y desarrollar otras habilidades que ni siquiera sabíamos que teníamos.

Así es que, de esa manera, alcanzamos la prosperidad que sus ojos vislumbran ahora.

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