Читать книгу Soy Jesús, vida y esperanza - Daniel Oscar Plenc - Страница 13
El pan de vida
ОглавлениеDijo Jesús: “Yo soy el pan de vida” (Juan 6:41, 48). Esta declaración se encuentra en el capítulo seis del Evangelio de Juan, uno de los textos más importantes del Nuevo Testamento. Acerca de él escribió Elena de White: “La Palabra del Dios viviente debe ser nuestra guía. Cada uno debe comprender que depende de Aquel a quien pertenece por creación y por redención. Lean y estudien las declaraciones registradas en el capítulo seis de Juan. Oren para lograr una comprensión de estas verdades. Me alarma ver la debilidad espiritual de quienes han tenido una luz tan grande. Si hubieran caminado en esta luz, serían fuertes en el Señor”.12
“Y estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos” (Juan 6:4). Se trataba posiblemente de la Pascua del año 30. Grandes contingentes viajaban entonces a Jerusalén para la festividad que conmemoraba el éxodo de Israel. La peregrinación al Templo era amenizada con la entonación de alegres alabanzas (los Salmos 120 al 134 eran conocidos como cánticos ascensionales, llamados también graduales o de las subidas). En realidad, los siete “Yo Soy” se pronunciaron entre la Pascua del año 30 y la pascua del 31. En la primera Jesús habló del pan; en la última de la vid; ambos elementos relacionados con la Pascua y con la Cena del Señor.
De las cuatro pascuas ocurridas durante el ministerio de Jesús, esta fue la única en que estuvo ausente de Jerusalén (Juan 2:13; 5:1; 12:1, 12). Ya no le era fácil volver, pues los dirigentes lo habían rechazado. Regresaría en la siguiente Pascua, para ofrecer el sacrificio de su propia vida como cordero de Dios. Jesús habría de morir el día de la Pascua y en la hora del sacrificio. Aunque se mantuvo alejado del gran Templo, no dejó de hablar del pan, elemento siempre presente en la fiesta de Pascua.
La alimentación de los cinco mil en Galilea preparó el escenario. ¡Qué día fue aquel! La multitud entusiasmada había querido hacerlo rey (Juan 6:1-15). Todo parecía indicar el amanecer de un nuevo día, después de tantos años de opresión extranjera. A duras penas logró Jesús convencerlos de su error acerca de la naturaleza de su obra y de su Reino.
Cuando Jesús se marchó, la muchedumbre lo siguió a Capernaúm, en la otra orilla del Mar de Galilea (Juan 6:22-24). En la sinagoga de aquella comunidad cercana al lago, Jesús les habló de un pan diferente, que pocos lograron comprender (Juan 6:25-59). Cinco veces Jesús se identificó como el pan de vida (Juan 6:35, 41, 48, 51, 58).
Teniendo delante de nosotros estas escenas y prestando oídos a las palabras incomparables del Señor, vamos a plantearnos un par de preguntas sencillas, para nuestra edificación espiritual. Encontrar respuestas adecuadas a estos interrogantes puede significar un hallazgo perdurable de sentido y esperanza.