Читать книгу Sermones actuales sobre el discipulado cristiano - Daniel Tomasini - Страница 10
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Muchas veces los cristianos corremos el riesgo de ver nuestro contexto como algo ajeno, hasta como el enemigo a combatir. En el presente libro, una de las cosas que más llama mi atención es la presentación que hace el autor de las relaciones que Jesús establece con su contexto.
Jesús no se aísla del contexto en el que su ministerio transcurre. Los creyentes tenemos hoy el desafío de mirar el contexto como algo de lo que somos parte, y ver como nuestro clima de época también nos influye.
Para definirlo, en los últimos años hemos oído hablar mucho sobre la noción de posmodernidad. Un término que describió la época posterior a la década del 70, y que planteó la pérdida de la confianza en las verdades absolutas, en el progreso indefinido, en la bondad de la tecnología… Esa época fue marcada por el cuestionamiento a los valores considerados tradicionales y produjo una ruptura muy profunda en el sistema de explicaciones de la vida que se aceptaba en tiempos anteriores.
En los últimos años surge otro nombre: “Modernidad reflexiva”. Me parece muy apropiada. Los teóricos que la definen describen ciertas marcas epocales de nuestros días, pero no se trata de cosas nuevas. Son problemáticas sociales que ya han existido y que son formas de destrucción tan antiguas como la sociedad misma. Son cosas que también Jesús tuvo que enfrentar en sus días. Lo que varía es cómo se conjugan, la forma que toman. Pero sus efectos en las vidas de las personas son los mismos. Destruyen. Aíslan. Impiden el crecimiento.
Hay algunas marcas de este tiempo que nos interpelan especialmente cuando miramos el ejemplo del Señor.
Destrucción de las comunidades y familias: en estos días se desintegran muchas de las formas que daban un soporte colectivo, comunitario a los individuos. No se da la pertenencia fuerte a la comunidad local, muchas familias se desvinculan, se rompen los lazos de solidaridad.
Vivimos procesos de desfamiliarización derivados de diversas formas de ruptura: migraciones forzadas por las crisis, pobreza, sentidos diferentes del deber ser…
Soledad: Las personas quedan solas frente a sus infortunios, sus crisis, sus necesidades. Cada uno debe encontrar los modos y maneras de hacer frente a los problemas recurriendo a sus propias capacidades y habilidades. Es “su” problema. No hay apoyos comunitarios. No es “nuestro” problema. Es “suyo”, que se arregle. Es una vuelta de rosca más a la idea de “no te metas”. Es “no te corresponde meterte”. Cada sujeto es responsable de ver qué hará con su propia vida. Esta “cultura del riesgo” como llaman algunos autores a la modernidad se basa en la responsabilización del individuo de gestionar sus propios riesgos.
Pérdida de la salud mental: la identidad de los sujetos está siendo cuestionada. Algunos autores la definen como “identidad bajo borradura”. La pérdida de pertenencias y la inestabilidad en todos los órdenes hace que las personas no logren saber quiénes son, para qué están, hacia dónde van. Esto desata dos enfermedades fuertes. Por un lado, el narcisismo, una exageración del individualismo. Por otro lado, la depresión. La sensación profunda de falta de sentido, de propósito y la angustia. Y también esto se relaciona con las enfermedades por estrés por la sobrecarga de trabajo y el temor al futuro. Hay cada vez más trastornos del sueño, enfermedades de raíz en el sufrimiento cotidiano.
Incertidumbre sobre el futuro: la modernidad reflexiva implica convivir constantemente con situaciones de cambio, bajo un clima general de riesgo, inseguridad e incertidumbre. Esto es fuente de angustias, afectando el núcleo mismo de la identidad.
Sin lugar a dudas vivimos en un tiempo muy complejo. En nuestro caminar como discípulos de Jesús, prestar atención a sus acciones y enseñanzas es un ejercicio que nos enriquece de muchas maneras.
El texto que nos presenta el autor, con quien he tenido la alegría de compartir años de servicio en el SITB, nos presenta a Jesús desde el evangelio según San Marcos. Nos propone una interpretación del texto bíblico enriquecida con herramientas propias de la psicología y un trabajo exegético profundo.
Daniel Tomasini, en su doble rol de pastor y de psicoanalista, nos invita a detener nuestra mirada en distintas dimensiones del llamado de Jesús a seguirle. Nos plantea el hecho de que: “Jesús no solo nos recibe con nuestras carencias, nos enseña y nos guía, nos provee para nuestras necesidades físicas y materiales… sino que hace algo mucho más grande por nosotros”.
La manera en la que el Señor se relaciona con el clima de su época, su modelo (tanto en sus palabras como en sus acciones), se proyecta hasta nosotros hoy y nos da ideas, preguntas y enseñanzas para aprender a mirar a nuestros contemporáneos con los ojos del Maestro.
El modo de caminar de Jesús nos muestra como acercarnos, nos invita a ir a buscar, nos desafía para mostrar compasión hacia aquellos que la cultura religiosa descarta. En una época tan marcada por dejar al otro librado a su suerte, los pies del maestro van hacia la necesidad, y toda su vida es un mensaje de entrega y sacrificio por salvarnos.
El perdón que ofrece el Maestro no tiene nada de la contaminación propia del contexto en el que es ofrecido. Es puro. Es expresión del inconmensurable amor del Padre mostrado en el Hijo. Nadie puede ganarlo, ni merecerlo. No hay nada de esfuerzo personal que hacer. No demanda grandes inversiones. Es gracia.
Mirar a Jesús puede permitirnos poner en perspectiva muchas cosas: el lugar de la ley y los religiosos de nuestros días, la relevancia de la Palabra, la presencia de la comunidad, el amor hacia nuestra sociedad. Y al volver sobre el texto bíblico encontramos como quienes resisten al ministerio de Jesús presentan las posiciones que podemos encontrar hoy mismo entre los detractores del Reino de Dios.
La invitación del presente libro es mirar con detenimiento el ministerio de Jesús. Eso requiere del lector un corazón dispuesto a aprender y recibir un mensaje multidimensional, contracultural y poderoso: “el Reino de Dios se ha acercado” (Mr. 1.15) y sus buenas nuevas siguen siendo para nosotros hoy motivo de gozo. Actualicemos la lectura, con las ideas que el autor nos comparte para que nuestra vida, como la de Jesús sea un canal de buenas noticias para nuestra sociedad fragmentada y sufriente.
Dra. Elsa Viviana Barrón de Olivares
Rectora del Seminario Internacional Teológico Bautista
de Buenos Aires (SITB).