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Principios neuromusculares

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Es fascinante cómo controla el sistema nervioso los músculos en diferentes situaciones. No todo está directamente relacionado con el yoga, pero el principio de los músculos opuestos es algo que merece la pena conocer. Este principio neuromuscular dice que cuando un músculo encuentra resistencia que no puede vencer, su músculo opuesto se relaja. Esto es algo que se utiliza todo el tiempo en terapia física y que entra en la categoría de las técnicas de facilitación neuromuscular propioceptiva (o FNP). Al utilizar la FNP, el terapeuta aprovecha los principios neuromusculares para activar o desactivar ciertos músculos en función de la situación.

Podemos ver el principio de los músculos opuestos en cualquier parte del cuerpo. Utilizaremos bíceps y tríceps braquial como ejemplo de cómo funciona. El bíceps es un flexor y, como tal, dobla el codo. Se encuentra en la superficie delantera (o anterior) de la parte superior del brazo. El tríceps braquial está al otro lado del brazo superior (superficie posterior). Realiza la acción opuesta: extiende o endereza el codo. Dobla el codo e intenta ponerlo recto contra resistencia; inténtalo usando el suelo o cualquier superficie que tengas cerca en este momento. Presiona contra la resistencia al intentar enderezar el codo. Si te tocas el bíceps con la otra mano, verás que está blando, como si no estuviera para nada activo. Si pones la mano en el tríceps braquial, sentirás que está activo.


Figura 1.10: El tríceps se contrae mientras presiona contra el punto de resistencia.

Dado que el tríceps braquial está encontrando una resistencia que no puede vencer, el cuerpo reconoce que no quiere unirse a esa resistencia. Para completar esta tarea, desconecta las señales que el sistema nervioso envía al bíceps y, en esencia, le pide que se relaje más. Piensa un poco; si el bíceps estuviera activo, eso añadiría todavía más resistencia al intentar poner recto el codo.

Apliquemos esto al yoga. Ya hemos hablado de los isquiotibiales y Uttanasana. Los cuádriceps (en la parte delantera del muslo) son el grupo de músculos opuesto a los isquiotibiales en rodilla y cadera. Cuando me inclino hacia delante, los cuádriceps y otros flexores de la cadera intentan tirar de mí hacia delante contra la resistencia de los isquiotibiales.

Cuando esto sucede, si los isquiotibiales se activaran o mantuvieran una tensión contráctil, aumentaría la cantidad de resistencia a la inclinación hacia delante y esto haría que el sistema nervioso le dijera a los isquiotibiales que se relajaran o que dejaran de tirar. Este es el mejor momento para estirar y alargar los tejidos, cuando no se les está pidiendo que se contraigan. Por lo tanto, en este caso, estamos utilizando la resistencia de la articulación de la rodilla para desconectar los isquiotibiales en vez de para intentar estirarlos durante una contracción excéntrica.

Al igual que hacen los fisioterapeutas, podemos aprovecharnos conscientemente de este principio activando los cuádriceps y otros flexores de la cadera mientras nos inclinamos hacia delante. Al hacerlo, el sistema nervioso reduce la estimulación a los isquiotibiales para que se relajen más, permitiendo así una inclinación hacia delante más profunda. De hecho, de esta forma conseguimos un estiramiento más profundo que sobrecargando los brazos. Ten presente que he dicho «sobrecargar». No estoy diciendo que no se deban usar en absoluto. Sin embargo, es más eficaz usarlos una vez que ya hemos activado la totalidad de la parte delantera del cuerpo para llevarnos hacia abajo y hacia delante.

Anatomía funcional del Yoga

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