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Segundo personaje: el generalizador

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El problema no es si es el vaso está medio lleno o medio vacío, para este personaje todos los vasos del mundo son iguales en tamaño, color, material y cantidad de agua, según la experiencia que él ha tenido con algún vaso en su pasado.

Siguiendo con las definiciones, según la RAE generalizar es «Abstraer lo que es común y esencial a muchas cosas, para formar un concepto general que las comprenda todas». Esto es, meter todo y a todos en una misma canasta. Su toxina mental preponderante es la ansiedad de que todo encaje en lo que él considera significativo.

El generalizador usa palabras como las siguientes: «todos», «siempre», «nosotros», «usualmente», «generalmente». Y está también muy asociado a dar recomendaciones como «ellos tienen que…», «deben…», «necesitan…». Se autoproclama como profeta o gurú del mundo y observa a los demás con una actitud incluso despectiva.

Según la Programación Neurolingüística, en su concepto de metamodelo, uno de los primeros aportes de John Grinder y Richard Bandler, existen tres categorías de limitantes que moldean las experiencias y que nos llevan a generalizar:

-Limitantes neurológicas: en donde se cree que la función del sistema nervioso, del cerebro y de los sentidos son eliminativos y no productivos. Por ejemplo, en el caso de una mujer embarazada que sufre un asalto y pierde a su bebé en ese momento, su cerebro recordará esa sensación de pérdida pero no necesariamente la cara del asaltante o lo que había a su alrededor. A manera de protección, el cerebro abstrae algunas cosas, pero bloquea todo lo que considera innecesario o, algunas veces, doloroso recordar.

-Limitantes sociales: tenemos filtros sociogenéticos y percibimos la realidad según el lugar donde nacimos, el lenguaje que aprendimos, la cultura que adoptamos. Un occidental en la India podría decir: «¡Qué rara es la gente acá!», y si un indio visita un país de América tendría una experiencia similar.

El negativo sufre porque si bien su forma de ver las cosas funciona como un escudo de realismo para no ilusionarse demasiado con algo o con alguien, la verdad es que pensar así no lo hace inmune a que viva situaciones que no quiere.


-Limitantes individuales: como su nombre lo indica, las experiencias son individuales y van creando un marco de referencia para observar todo lo que nos sucede. Creamos nuestros modelos del mundo a partir de nuestra historia personal. Si a un hombre se le incendió su casa por una vela que dejó prendida durante la noche, seguramente no solo dejará de usar velas, sino que incluso tendrá una referencia negativa cuando vea que alguien más lo hace.

Estas limitantes condicionan nuestra manera de ver al mundo, aunque no necesariamente sea la correcta para todos, y caemos en el personaje generalizador.

Un ejemplo típico es cuando una mujer tuvo una mala experiencia con su padre, quien era alcohólico y golpeaba a su madre. Si no se trabaja o se sana esa etapa de su vida, en cuanto se encuentre en la búsqueda de pareja será más propensa a generalizar que todos los hombres son iguales, y aun a creer, de manera consciente o inconsciente, que ella probablemente tendrá la misma suerte que su madre. No por nada vemos cómo se repiten los patrones de generación en generación.

O alguien que tuvo un jefe difícil en una importante corporación, en el futuro, si no lo hace consciente, «siempre» relacionará dificultad, estrés, tensión y angustia con trabajar en una gran empresa.

Además de esto, frases como: «Todos los millonarios son malos», «El ejercicio siempre cura la tristeza», «La educación es carísima», «La lluvia deprime», «El trabajo en mi país siempre es mal pagado»; «Al amar generalmente sufres», «Todos los brasileños son extraordinarios jugadores de futbol», «Los niños con infancias difíciles nunca podrán superarlas», «Todos tienen que leer este libro», son ejemplos del personaje generalizador.

La zanahoria es lo de menos

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