Читать книгу La zanahoria es lo de menos - David Montalvo - Страница 27

«El pasado cobra importancia cuando el presente la empieza a perder».

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Y ahí es donde está el conflicto: cuando se deja de vivir y de disfrutar por estar ciclado con lo que ya fue o ya no será.

La correcta o incorrecta gestión de las experiencias del pasado y de las emociones es lo que determina el futuro de las personas. La visión del historiador se distorsiona y la percepción del mundo se altera por los fantasmas del pasado que todavía circulan en su vida.

Eckhart Tolle, autor del libro El poder del ahora, dice claramente: «Ya sabes cómo funciona la mente. Reinterpreta gradualmente el pasado, de modo que lo que consideras cosas que realmente pasaron, tal vez no sucedieron. O tal vez ocurrieron; pero cuando pasaron era en el ahora, el único momento en que pueden suceder las cosas».

La mente edita el pasado a nuestra conveniencia para elevarnos o hundirnos.

El historiador se siente víctima de un pasado que no merecía. La nostalgia es su toxina mental preponderante.


Hace poco llegó conmigo un emprendedor que había sufrido un ataque de ansiedad a causa de sus malos hábitos y de la fuerte carga de estrés a la que se hallaba expuesto.

Estaba bloqueado en todos sus proyectos, según me platicaba. Sin embargo, mientras conversábamos pude darme cuenta que lo que más le inquietaba, cual piedra en el zapato, no era lo que actualmente hacía, sino que se sentía comprometido con su padre para seguir sus pasos y dirigir en un futuro el negocio familiar.

Su papá se la pasaba hablándole de la época dorada de la compañía y de todo lo que esperaba de él. El emprendedor no sabía cómo decirle que no, y eso lo estaba matando por dentro.

El padre del joven seguía muy anclado al pasado, tanto, que quería que su descendencia continuara manteniendo ese recuerdo vigente. Pero cuando pudieron hablar, honesta y asertivamente, el señor entendió que su hijo estaba llamado a construir su propia historia en el presente, por más diferente que fuera a la que él tuvo en su momento.

Un caso similar era el de una señora que había sufrido violencia de adolescente, y que a sus cincuenta y tantos años seguía como acuciosa historiadora de sí misma, recordando el lamentable suceso y platicándoselo a quien se topara enfrente, pero desde el miedo y el rencor, en lugar de hacer algo para cerrar esa cicatriz.

Definitivamente, usar al pasado como principal referencia puede convertirse en la principal distracción para estar en totalidad aquí y ahora, y es algo que el historiador generalmente aplica en su vida.

La zanahoria es lo de menos

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