Читать книгу El por venir del homo tecno - Diego Carlos Romero - Страница 18
VIII. Humanidad más humanidad
Оглавление—.Intentar escribir sobre la crucifixión del significado de las cosas en nuestra realidad, no resulta fácil. Es que vivimos una realidad en relación con lo representado, terriblemente real, porque a partir de él, podemos hacer eficaz la representación. No obstante, no estamos aquí haciendo referencia a un cuadro de un artista en particular, sino a un hecho concreto:”Encontraron crucificado a un joven con un cartel que decía, no robarás”.
Es decir, lo “representado” es el hecho, que nos lleva a analizar indefectiblemente sobre la “alteridad” o el “otro”, y la “representación” en las consecuencias, nos interpela a cerca de la “Equidad” o la “Justicia”. Con respecto a la primera, ya advirtió el pensador técnico actual Michel Foucault, cuando aseguró que “allí se perfila el gran peligro evocado por Fichte (1762-1814 idealismo alemán), el de la división del sujeto en dos formas de la subjetividad que ya no pueden comunicar la una con la otra sino en el desequilibrio de la relación sujeto-objeto”. Redondeando, muchos de los hechos que suceden a diario reflejan esta idea latente del desequilibrio monstruoso que se manifiesta en la relación de las personas a las cosas, hacia sí mismos o hacia otras personas (como en este hecho particular).En este caso, lo representado, toca casi el límite o un cierto grado de locura lindando lo obsceno, en la relación hacia las personas.
Ello, se ve reflejado en los diversos comportamientos de la sociedad actual hacia la relación con el “otro” el que está a mi lado, en donde movido por una cierta susceptibilidad emotiva interna, busco ignorarlo o descalificarlo. La otra, en donde impera la ausencia de toda lógica racional, casi como animalitos que siguen los instintos del furor del momento eliminando al otro externamente, al que tengo a mi lado y con el cual ya no se qué hacer para que no robe. El ser actual al no encontrar una forma adecuada de llegar a encontrar una salida por las vías de la “alteridad”, se vale de lo representado o signo, como una forma de intimidar, ya que con sangre toda letra entra. El signo de la crucifixión es el símbolo del desprecio, intolerancia, barbarie, tortura, humillación, muerte, venganza, odio, linchamiento y justicia por mano propia ¿No es acaso la representación o signo de la maquinización humana? El ser de las promesas vacías actúa como si dependiera de ello para disfrutar de algo en la vida.
En este caso, la representación nos lleva al segundo punto, o sea al de la “Justicia” con sus resultados. La justica dice Nietzsche surge de entre hombres que tiene un poder casi igual, como bien entendió Tucídides (460 a.C 396 a.C aproximadamente en la antigua Grecia) en el terrible diálogo entre los enviados atenienses y los melinos. Es decir: “Cuando no hay un poder que se destaca con claridad y una guerra sólo proporcionan daños recíprocos sin consecuencias prácticas, nace la idea de conciliar ambas partes: la justicia tiene así, inicialmente un carácter de intercambio”. El problema surge cuando el hombre al encontrarse dividido en su interior, solo, vacío, arrasado por malestares o crisis existenciales, ignora la idea de “intercambio”, porque al no haber proyectos que lo eleven de este estado, se desconoce a sí mismo. Se hace lo que se siente. Y, ello, le imposibilita aún más, experimentar el encuentro en la “alteridad” o al “otro”, aquel que convive a mi lado. No se trata de ser permisivos, pero tampoco intolerantes. Al respecto, la sociedad actual demuestra mucha intolerancia cuando alguien roba una gallina, pero es terriblemente tolerante, si alguien temido roba una empresa. Aquí, la representación: “No robarás”, manifiesta una profunda hipocresía, con un gran desconocimiento que tiene el hombre de si mismo, para poder experimentar la equidad originaria, desde el respeto.
En relación a las “cosas”, lo representado se mimetiza con la representación, en el día a día. Es decir, la crucifixión de las cosas es algo cada vez más patente y palpable en la modernidad que promete mucho y cumple poco. Cuando no se sabe que hacer con los sucesos, porque no encuentro un significado, un sentido, o un signo profundo que me ayude a salir del embotamiento, como lo intentaron superar con el pensamiento de las acciones las civilizaciones pasadas, sólo se intenta crucificarlas, ignorarlas:
-Así el hombre crucificó su destino: Como no encuentra una salida ante los hechos, se deja llevar fácilmente por lo pasajero. Relativiza todo.
-El hombre crucificó el trabajo: Ignora el esfuerzo de brindarse a los demás, sometiendo a las personas en la injusticia de la indignidad. Aquella, que alimenta la cárcel y al delito cada vez más perfectible. Y, el ser tecno, el hambre.
-El hombre crucificó las palabras: A la cultura y a la educación las sometió a la descalificación y liviandad irónica. No hay futuro sin rumbo.
-El hombre con ello se crucificó a sí mismo: Al ver al otro como alguien a quien eliminar construyó la “Nada”, maquinizándose con ello, cada vez más. O, bien Nietzsche, tuvo razón cuando dijo: “No querer mortificar o herir a nadie, lo mismo puede ser una prueba de justicia como de timidez”. La importancia de Nietzsche en la actualidad que recalca Foucault, es el de buscar apartarse del existencialismo, quien ha puesto el poder como objeto esencial del discurso filosófico. Para Marx es la relación de producción. En efecto, el estilo de Foucault no es el de la cita documentada, sino de la apropiación: “Yo trato de realizar un diagnostico del presente, decir lo que nosotros somos hoy y lo que significa hoy decir lo que somos. Este trabajo de excavación es lo que caracteriza al pensamiento contemporáneo desde Nietzsche. En este sentido me puedo declarar “filosofo”. Pero también subraya el aspecto inacabado de la interpretación moderna. El ser de hoy es la de aquel que se tiene que volver a replantarse al yo y la circunstancias para construir un por venir”.
“El hombre resulta el lobo del hombre”, según Hobbes (1588-1679). Crucifica las cosas siendo el ser de las promesas vacías. El ser siendo lo que el mismo quiso ser. Ahora sólo diagnosticamos, pero en la tercera parte de este libro, veremos una salida posible a ello.
Sin embargo, Foucault desplegó en “las palabras y las cosas”, la idea de que la historia muestra que todo lo que se ha pensado será pensado de nuevo por un pensamiento que todavía no ha salido a la luz”. El ser tecno necesita de un pensar de fondo de lo que está por venir. Aunque no tanto de cómo crear un celular nuevo, o una nueva tecla de una computadora, sino la de ir a las mismas estructuras del pensar. Derrida (1930-2004 posestructuralismo moderno), con el concepto de deconstrucción de las ideas que estaban naturalizadas, construidas, proyectará en la continuidad de la historia, algo de fondo para reescribir las grandes oposiciones metafísicas. Deconstruir en un discrepar, que a veces termina en lo que no se dice nada. Es el de un deseo de emancipación de futuro en los dogmas de neoconservadurismo vigente. El ser tecno necesita emanciparse para construir un por venir que lo saque del embotamiento alienante, del caer en las crisis de las crisis, que el mismo construye desde su hacer.
Los pensadores posmodernos como Foucault y Derrida (1930-2004), pensaban el por venir trastocando o reescribiendo en las palabras, lo que ya estaba dicho, para darle un nuevo significado. El sistema era importante para Foucault, porque estudiando lo que había de fondo, las palabras, más allá de la ideas, veía que todo se reducía a una sistematización de las cosas, que eran naturalizadas o impuestas por el poder.
Ahora, el por venir del ser tecno es como lo expresaba Foucault en el sentido de redescubrir lo que subyace en los acontecimientos de nuestras vidas actuales, para poder encontrar una salida emancipadora de fondo, frente a todo lo que nos daña o nos explota. En una entrevista hecha a Foucault en 1966 afirmaba. El sistema era el heredado del existencialismo, pero que no iba a fondo, sino se necesitaba de algo más para cambiar.
Y, nuestro sistema, deberíamos estudiarlo, nos deberíamos apasionar para motivarnos, encontrarnos, reflejarnos en un porvenir de construcción, que realmente sea de inclusión. Hoy la base pasa por la de una ética, pero no de ilusos, sino una ética en la que los valores, las leyes sean claras, y en la que todos se sientan identificados en un común acuerdo. La construcción del ser social y político, no pasa por ir a votar en las urnas solamente. El ser tecno necesita de una construcción más estructural, de fondo, de un sentimiento común, más que de un razonamiento elevado, para sentirse concretamente interpelado. Necesita lograr humanidad más humanidad para no maquinizase, animalizarse ante las situaciones que lo desbordan, y no sabe cómo resolver eficientemente ¿El ser tecno está al tanto de tal magnitud?