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3. LA HISTORIA DEL SISTEMA BANCARIO a) El Antiguo Egipto y Grecia

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Hay que remontarse al antiguo Egipto, hace más de 5000 años, para encontrar la génesis del sistema bancario. Las cosechas se centralizaban en almacenes estatales donde los lotes de grano se retiraban a cambio de órdenes escritas del depositante, que luego se usaban para pagar deudas o impuestos. Un poco más tarde, 2000 años antes de Cristo, también aparece la génesis del sistema bancario en la antigua Mesopotamia. Estas instituciones predecesoras del sistema bancario hacían préstamos de granos a agricultores y mercaderes de las ciudades de Babilonia, Fenicia y Asiria. Las mercancías se guardaban en templos y palacios, que eran los lugares más seguros, ya que eran respetados por la religiosidad. Las operaciones se anotaban en tablillas de barro y los depósitos eran solo custodiados; es decir, no había intermediación financiera.

Siguiendo el hilo cronológico, el siguiente mojón temporal es la banca helenística en la antigua Grecia. Los templos también eran los lugares que actuaban como banca, ya que por razones filosóficas eran los lugares que inspiraban más confianza. De acuerdo con las investigaciones históricas, parece que la banca de la antigua Grecia era también en origen y filosóficamente, al igual que los bancos de Egipto y la Mesopotamia, una banca más de guarda que de intermediación financiera. Es decir, los banqueros griegos debían mantener un coeficiente de encaje del 100% en relación con los depósitos a la vista recibidos. En otras palabras, los bancos helénicos antiguos no se dedicaban a la intermediación financiera, no eran agentes de crédito. Solo se dedicaban a la guarda y custodia y ofrecían el servicio de caja y pagos a terceros con documentos.

Ahora bien, el hecho de que los principios de la antigua banca griega fuera el negocio de custodia y guarda y encaje del 100% no implica que todos los banqueros hayan honrado siempre el contrato. Justamente, en el antiguo mundo helenístico aparecen los primeros registros documentados de actividades ilícitas de los banqueros. En Grecia los banqueros se dan cuenta de que, generando y manteniendo confianza, para asegurarse que la gente no fuera a buscar su dinero depositado en guarda, podían no respetar el encaje del 100% y lucrar prestando dinero ajeno en forma irregular, generando un boom artificial de crédito y dinero bancario artificial sin respaldo de ahorro genuino detrás.

En definitiva, en Grecia por primera vez aparece la asociación inmoral y la complicidad solidaria entre burócratas del Estado y banqueros que genera el boom & bust, es decir, el auge artificial del nivel de actividad con inflación que finalmente se revierte en forma de recesión y crisis, llevando a la quiebra a banqueros y bancos. En este sentido afirma Huerta de Soto: “Así Raymond Bogaert se ha referido a las crisis periódicas que afectaban a la banca en la Grecia clásica y en concreto a las recesiones económicas y financieras que se produjeron en los años 377-376 A.C. y poco después en el 371 A.C., en las que quebraron los banqueros Timodemo, Sosínomo y Aristolocos, entre otros, y que aunque tuvieron como detonantes el ataque de Esparta primero y la victoria de Tebas después, surgieron tras un claro proceso de expansión inflacionista en el que los bancos fraudulentos jugaron un papel protagonista. También está documentada la grave crisis bancaria que se produjo en Éfeso tras la revuelta contra Mitrídates, y que motivó que las autoridades concedieran el primer privilegio expreso a la banca que consta históricamente, en virtud del cual se estableció una moratoria de diez años para la devolución de los depósitos” (16).

De hecho, hay un discurso de Isócrates, (17) “Sobre un asunto bancario”, del año 393 antes de Cristo, en el cual, defendiendo los intereses de un depositante, acusa a Pasión, banquero de Atenas, de haberse apropiado indebidamente de un depósito confiado en guarda. En el discurso se relata como Pasión se apoderó de los depósitos que no eran suyos, engañando y falsificando contratos. También pone en evidencia cómo los banqueros utilizan todas sus influencias, sus relaciones con el poder y su posición social para mantener y expandir su actividad fraudulenta basada en privilegios de casta. O sea, en su discurso Isócrates no solo documenta la estafa, sino que pone sobre la mesa la asociación inmoral entre burócratas del Estado y banqueros cuando dice que “los tratos con gentes de banca se celebran sin testigos, y tienen por fuerza que arriesgarse los perjudicados ante tales gentes, que tienen muchos amigos, manejan mucho dinero, y parecen de confianza por razón de su oficio”.

Es más, la asociación entre burócratas y banqueros fue tan sólida y floreciente para los banqueros de la antigua Grecia que en el Egipto de los Ptolomeos apareció por primera vez en la historia un banco estatal. Los burócratas se dieron cuenta de que los banqueros privados, a partir de las prebendas estatales, ganaban mucho dinero, con lo cual decidieron dejar de ser asociados y pasar a ser socios plenos, creando el primer banco estatal para ampliar el negocio. De acuerdo con Huerta de Soto, basado en Rostovtzeff, “los banqueros aceptaban depósitos de distinta clase, ya fueran a la vista, o ya fueran a plazo y sujetos al pago de un interés. Estos últimos se invertían, en teoría, en operaciones de crédito de distintos tipos: préstamos con garantía colateral, hipotecas, y un tipo muy especial y popular de préstamo a la gruesa. Los bancos privados guardaban en depósito el dinero de sus clientes y a su vez depositaban su propio dinero en el banco del Estado” (18).

La banca pública estatal al servicio del enriquecimiento de los burócratas a cargo del gobierno es descrita por Huerta de Soto: “La principal novedad de la banca en Egipto fue, por tanto, su centralización, es decir, la creación de un Banco Central del Estado en Alejandría, con sucursales en las capitales de provincia y en los pueblos más importantes, de manera que los bancos particulares, cuando existían, jugaban un papel secundario en la vida económica del país. De acuerdo con Rostovtzeff, este banco custodiaba el dinero recaudado en forma de impuestos y también aceptaba fondos privados y depósitos de clientes particulares, invirtiendo en beneficio del Estado los fondos que no se gastaban. Es, por tanto, casi seguro que se mantuvo un coeficiente de reserva fraccionaria y que los grandes beneficios que se obtenían se los apropiaban los reyes ptolomeicos.” (19)

El sistema bancario de los Ptolomeos perduró, con pequeñas modificaciones, en Egipto, prolongándose en tiempos de la administración del Imperio Romano. El derecho romano es clave para entender, por un lado, cómo debería funcionar la banca, y por el otro para comprender las irregularidades y vicios de la actividad bancaria. Entender el tratamiento que el derecho romano le da a los depósitos nos permite visualizar las malas prácticas bancarias y sus peores consecuencias. Nos permite visualizar que el sistema de encaje fraccionario para depósitos a la vista no se atiene a derecho y es una violación a la propiedad privada. Nos permite comprender que la intermediación financiera con prestamista de última instancia es un fraude social.

En el derecho romano los banqueros no disponían de los depósitos de dinero recibidos, que solo debían custodiar y guardar con la máxima diligencia. Por este motivo los depósitos de dinero no devengaban intereses, ni en teoría debían utilizarse para ser prestados, aunque el depositante podía ordenar a los banqueros que hicieran pagos por su cuenta. No obstante, los banqueros aceptaban «depósitos» a plazo, que no eran sino préstamos al banco o contratos de mutuo, que sí devengaban intereses y daban derecho a que el banco los usara a su total conveniencia mientras durase el plazo prefijado. O sea, en el derecho romano estaba bien diferenciado el contrato de depósito en guarda por un lado, y el depósito en préstamo, por el otro. El primero debe guardar encaje del 100%, mientras que el segundo tiene encaje fraccionario. En el primer tipo de contrato está prohibida la intermediación financiera. Por el contrario, el segundo tipo de contrato está hecho y pensado para la actividad crediticia. Los depósitos en guarda son lo que actualmente llamamos depósitos a la vista. Los contratos de préstamo son los plazos fijos. Son dos contratos muy diferentes, ergo, no pueden funcionar con la misma operatoria y marco legal similar. Por el contrario, si lo hacen, hay un avance contra la propiedad privada, por ende una inmoralidad a partir de la cual ganan unos a expensas de otro.

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