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Capítulo 4

Un pueblo que esparce la fe

Durante el largo período de la supremacía papal hubo testigos de Dios que conservaron la fe en Cristo como el único mediador entre Dios y los hombres. Consideraban la Biblia como la única regla de vida, y santificaban el verdadero día de reposo. Se los tildaba de herejes, sus escritos eran confiscados, adulterados o mutilados. Sin embargo, ellos permanecieron firmes.

Su historia ocupa un lugar escaso en los registros humanos, fuera de lo que se encuentra en las acusaciones de sus perseguidores. Roma trató de destruir todo lo “herético”, tanto personas como escritos. Se esforzó también por destruir todo registro de su crueldad hacia los que no estaban de acuerdo con ella. Antes de la invención de la imprenta, los libros eran escasos en número; por lo tanto, no era mucho lo que se podía hacer para impedir que los partidarios de Roma llevaran a cabo su propósito. Tan pronto como el papado obtuvo poder, la Iglesia Romana extendió sus brazos para aplastar a todo el que rehusara reconocer su dominio.

En Gran Bretaña, el cristianismo primitivo había echado raíces muy temprano, sin dejarse corromper por la apostasía romana. La persecución por parte de los emperadores paganos fue el único don que las primeras iglesias de Gran Bretaña recibieron de Roma. Muchos cristianos que huían de la persecución en Inglaterra hallaron refugio en Escocia; desde allí la verdad fue llevada a Irlanda, y en estos países fue recibida con alegría.

Cuando los sajones invadieron Gran Bretaña, el paganismo logró predominar, y los cristianos fueron obligados a refugiarse en las montañas. En Escocia, un siglo más tarde, la luz brilló hasta llegar a países muy distantes. Colombano y sus colaboradores llegaron desde Irlanda y convirtieron a la isla de Iona en el centro de sus labores misioneras. Entre estos evangelistas se hallaba un observador del sábado, y así la verdad fue introducida entre el pueblo. Se estableció una escuela en Iona, y de ella salieron misioneros para ir a Escocia, Inglaterra, Alemania, Suiza y aun a Italia.

Conflicto cósmico

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